Ribera
Los importadores canadienses alaban la calidad y la modernidad de la DO Ribera
La asociación de bodegas ASEBOR invita a ocho importadores canadienses que nunca antes habían estado en la DO
Con el fin de descubrir la esencia Ribera del Duero al consumidor canadiense, la Asociación de bodegas Asebor, ha organizado una nueva Misión Inversa que ha contado con ocho de los importadores más influyentes de Canadá, que nunca habían estado. Durante cuatro días, los representantes de Juice Imports; Amphora Imports, Dark Horse, Innovative Beverages, Dieu du Vin, Les 2 Raisins, Monvino y Tanium, han disfrutado la experiencia Ribera de la mano de las bodegas: Pascual, S.Arroyo, Balbás, Viña Solorca, Severino Sanz, Montebaco, Valduero, Señorío de Bocos, Pago de Carraovejas y Vega Real.Pero, ¿cómo percibe el mercado canadiense los vinos de Ribera del Duero? Para Travis Sexmith, de Dark Horse (Manitoba y Saskatchewan), aunque La Rioja abrió las puertas al vino español, los vinos de Ribera del Duero tienen una imagen más moderna y al estar posicionada en gama alta, el consumidor está dispuesto a pagar un precio más elevado. “El consumidor canadiense busca sobre todo el terroir y la expresividad de la viña”, destaca Travis Sexmith.Una calidad que se aprecia y se pagaCanadá es el tercer mercado más importante de norteamérica para los vinos de la D.O. Ribera del Duero y uno de los menos afectados por la pandemia de COVID -19, al tener una de las mayores tasas de vacunación a nivel mundial. Actualmente, los viajes de negocios entre Canadá y la UE están permitidos y los viajeros procedentes del país de la hoja de arce no necesitan hacer cuarentena.Las conclusiones de su visita dejan recomendaciones como apostar por los vinos ecológicos y biodinámicos y seguir defendiendo una calidad que se aprecia. “Sabemos que es muy complicado lograr la certificación pero el consumidor canadiense valora el esfuerzo de lo ecológico, incluso está dispuesto a pagar el doble que por uno que no lo es”, señala Can Turkmenoglu, de Dieu du Vin (Quebec).En cuanto a la certificación, Turkmenoglu hace una puntualización de interés. “En Canadá no es preciso tener la certificación de ecológico de la Unión Europea. Allí entendemos que para los productores pequeños es muy costoso lograrla y aunque el 20% sí lo tiene, el 80% no y basan la venta en una cuestión de confianza. Por eso creo que sería interesante que un mayor número de productores se decantasen por lo ecológico y lo biodinámico, aunque no tengan certificado tienen aquí muy buena respuesta”.Todos coinciden: el consumidor canadiense valora la autenticidad. “Si con un Rioja pagan 20 dólares canadienses, por un Ribera están dispuestos a pagar 40”, asegura, convencido eso sí, de que si los vinos de Ribera bajasen a 20 dólares, la gente podría probarlos por copa y descubrirlos más fácilmente. “Por ahora el mercado del vino de Ribera se mueve en un nicho muy concreto de vinotecas especializadas”, subraya consciente de que allí van los consumidores más curiosos. “A esos no les importa pagar más por tener una mejor experiencia”.El marketing hace muchoAl no tener opción de degustar la botella por copa, muchos se guían por la etiqueta o el diseño de la botella. “Es sorprendente pero las modas son cíclicas y ahora gusta mucho las que juegan con lo antiguo y lo tradicional”.En un país marcado por monopolios, la tendencia da preferencia a botellas más ligeras, para reducir la huella de carbono, por lo que “pide que se mande el peso de las botellas vacías y llenas”, pero “no es algo que demande el consumidor como algo prioritario”.
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LORETO VELÁZQUEZ