Ribera
Peñaranda urge a la Junta a abrir la parte cerrada del Palacio de Avellaneda
El alcalde se reúne el viernes con el secretario general de Cultura y la semana que viene con el consejero de Cultura
A sabiendas de que el turismo juega un papel principal contra la despoblación en el medio rural, Peñaranda hace un llamamiento al nuevo consejero de Turismo para que la Junta de Castilla y León, como propietaria, reactive la parte cerrada del Palacio de Avellaneda, donde palidecen una sala de exposiciones, un salón de actos y una residencia con 32 habitaciones. “Sería un revulsivo para Peñaranda y para la comarca de la Ribera”, defiende el alcalde, Fernando Rioja, sin olvidar la piscina que al pertenecer a la misma zona tampoco podrán disfrutar los vecinos este verano. “Ahora nos acabamos de enterar que la Junta descarta abrirla a corto plazo y es una pena”, lamenta a sabiendas que la administración se había comprometido a ponerla operativa este verano.
Aunque la administración realiza arreglos cada año, la falta de uso exige una rehabilitación más integral tanto en la parte clausurada como en la zona monumental. “La fachada necesita una actuación urgente tanto en muros como en ventanas y una puerta principal que lleva tiempo sin abrir del todo”, enumera con pena porque aunque “desde aquí promovemos muchísimas iniciativas como la película ‘Resplandor y tinieblas’ de José Luis Moreno, que trajo a muchísima gente y medios; o cuando vino Leo Harlem; necesitamos que el patrimonio esté en condiciones y no lo está”, apremia a sabiendas de que aunque este año se han invertido 50.000 euros en la muralla, queda mucho por hacer. “A día de hoy no da el retorno a nivel social y económico que debería si tenemos en cuenta el potencial que tiene este edificio”.
Cuando se abrió tras una importantísima rehabilitación, en 2011 dio cobijo a cursos de funcionarios. Hoy, tras años vacío, se deteriora sin remedio, fruto del abandono. “Para nosotros este edificio es nuestra historia, nuestro pasado y también una oportunidad de futuro pero lamentablemente la Junta no siente lo mismo”, lamenta el concejal de Cultura, Iván de la Vega.
Decididos a revertir la situación, el Ayuntamiento mantendrá el viernes una reunión con el director general de Cultura y la próxima semana con el nuevo consejero de Cultura, Javier Ortega. “Confío en que podamos tener buenas noticias y se pueda reabrir antes de que termine la legislatura”, asegura el alcalde, esperanzado y convencido de que la importante inversión que la administración llevó a cabo en 1993 no puede quedar en agua de borrajas. “Entiendo que en estos años de pandemia, la Junta, como los ayuntamientos y los ciudadanos, ha vivido años muy complicados en los que ha habido por fuerza otras prioridades, pero ahora que todo parece que va mejor, confiamos en que Peñaranda esté en la lista de prioridades porque es fundamental para la comarca”.
Las obras de la depuradora comenzarán este año
En el Ayuntamiento, asegura, ha pasado una situación muy parecida. Aunque cuando llegaron al equipo de gobierno para dirigir la gestión tenían grandes expectativas, la realidad se ha impuesto limitando muchos de los proyectos. “Cuando llegamos nuestras prioridades eran la cultura y el patrimonio pero había muchas necesidades que tuvimos que hacer frente como rehacer el equipo ya que primero se fue el Secretario –con la parálisis que ello conlleva- y luego tuvimos que renovar el servicio de limpieza, mantenimiento, turismo y asesoramiento urbanístico. Pese a todas las dificultades que encontramos hemos desarrollado un trabajo que no se ve pero que era fundamental como el arreglo de tuberías o el proyecto de la depuradora, cuyas obras comenzarán este año”, advierte al recordar que es un proyecto muy importante porque hasta ahora se verte al río con el daño medioambiental y la consiguiente penalización de Confederación.
De cara a este año, el equipo de gobierno continuará con las inversiones para mejorar el abastecimiento de aguas y también en patrimonio “porque hace mucha falta”. Además adoquinará la calle junto al Ayuntamiento. “Han sido años complicados en los que hemos trabajado como dicen en la fontanería pero esperamos obtener resultados pronto”.
Sin saber aún si se presentará a las próximas elecciones, el alcalde confía en el equipo técnico que deja. “Hemos trabajado para que el próximo que venga, sea del color que sea, tenga las cosas mejor de lo que las encontramos”.
Sin asignación directa para proteger las cinco declaraciones de Bien de Interés Cultural que atesora Peñaranda, el municipio depende de las subvenciones.
El equipo de gobierno no pierde la oportunidad de hacer un llamamiento a los procuradores por Burgos en las Cortes de Castilla y León para que defiendan a los pueblos “de verdad”, independientemente de que compartan o no color político. “Peñaranda merece una oportunidad porque puede servir de motor para el resto de pueblos”.
“Si se abriese la parte del Palacio habría más empleo y más opciones”
Según explica su compañera y concejala de Turismo, Paloma Plaza, faltan instalaciones deportivas y concretamente un frontón cerrado, como tiene por ejemplo Baños de Valdearados, a pesar de que cuenta con la mitad de la población. Mientras el municipio confía en atraer turistas pero también nuevos vecinos, la realidad se impone. “Hay carencia de viviendas por un lado pero por otro tenemos muchas en ruinas de las que nadie se hace cargo. Si se abriese la parte del palacio habría más empleo, más opciones y a lo mejor despertaríamos el interés de alguna constructora”, insiste el primer edil.
Decididos a seguir promocionando el turismo del municipio, Peñaranda ha puesto en marcha tres iniciativas culturales este verano: visitas teatralizadas al Palacio y el Castillo, los sábados (a las 18.00 y 19.30 horas); el I Curso Nacional de Artes Escénicas, que tendrá lugar desde el 20 de junio y hasta el 1 de julio, y el I Festival de Folk que llenará las calles de buena música los días 15, 16 y 17 de julio.
No repetirán
Mientras el alcalde duda si volverá a presentarse, sus compañeros de filas, Paloma e Iván lo tienen muy claro: no seguirán. “Son muchas horas de esfuerzo y desvelos, y no merece la pena porque luego la gente va a lo suyo”, asegura Iván. Aunque ella prefiere “quedarse con lo bueno”, coincide en el desgaste. “No repetiré”, zanja.
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