Aranda de Duero
“Encontrar temporeros para la vendimia va a ser un problema”
Parte del problema se debe a la falta de alojamiento pero no es el único factor. Según los viticultores, el régimen del campo "es un desastre"
Ocurrió el año pasado y todo parece indicar que encontrar temporeros para recoger la próxima cosecha va a ser una tarea más que difícil. “Nos tememos que vamos a tener el mismo problema”, advierte el director técnico de Bodegas Martín Berdugo y miembro de la junta directiva de la asociación de bodegas, Asebor, y del Consejo Regulador Ribera del Duero, Antonio Díez Martín.
En su opinión, parte del problema se debe a la falta de alojamiento. “Tendríamos que ir buscando opciones”, advierte con la mirada puesta en instalaciones como por ejemplo el albergue municipal de Aranda de Duero, cerrado incomprensiblemente ya que, tras doce años clausurado al público, ha finalizado las obras de reforma hace tiempo. “Desde luego no sería la solución total pero ayudaría”, sostiene consciente de que la solución definitiva podría pasar por la cesión de un terreno municipal o de la Junta para llevar a cabo una construcción a largo plazo.
La falta de mano de obra se ha notado ya con la poda en verde; una práctica que se lleva a cabo desde finales de mayo y prácticamente hasta finales de junio.
El siguiente momento de trabajo en el viñedo comenzará a mediados de agosto y luego ya en vendimia. “El problema esencialmente es que tenemos un régimen del campo que es un desastre. Se paga mucho en la Seguridad Social pero al trabajador no le llega un sueldo en condiciones”.
Sequía pronunciada
A la falta de trabajadores se unen otras preocupaciones que quitan el sueño a los viticultores como los efectos de una pronunciada sequía y una primavera que se parece demasiado al verano.
En estos momentos, la actividad se centra en el aclarado de brotes, con la ‘espergura’ que llaman. Según detalla, en las plantaciones en ‘vaso’ la vegetación queda suelta, pero en los viñedos en espaldera, se recoge para proteger los pámpanos (los brotes verdes tiernos, antes de que se conviertan en sarmientos). “Esto se hace para protegerlos por si vienen vientos fuertes”.
“Regar de 3 a 6 litros por día y planta, si es posible”
Ante unas previsiones que apuntan temperaturas por encima de los 30ºC, Antonio Díez Martín aconseja regar “si es posible”, de 3 a 6 litros por planta y día. “Como ha llovido muy poco hay pocas reservas de agua en el suelo. Eso puede hacer que en la floración, el polen se deshidrate y cuando llegue la fecundación y el cuajado, la planta tire los frutos que no puede mantener”, explica convencido de que si esta situación llega, la merma puede ser del 30% por planta, si tenemos en cuenta que una planta suele tener unos 150 frutos. “Eso repercutiría en el rendimiento y por su puesto en el volumen de la cosecha”.
La situación, sin embargo, no es tan mala como la que se está viviendo con el cereal, donde se esperan mermas importantes (sobre todo en Ribera y Arlanza). “La viña tiene un sistema radicular mucho más potente que el cereal y es capaz de explorar más volumen de tierra más profunda en el suelo. El cereal es mucho más superficial por lo que no es capaz de aprovechar la humedad del subsuelo y se estresa mucho más”, señala al recordar que la fortaleza del viñedo es tal que se elige para terrenos donde otros cultivos no son viables como zonas altas, pobres, arenosas “o de cantos rodado como el nuestro”.
Superada las heladas, ahora hay dos riesgos
Superado el riesgo de heladas (que suelen darse desde mediados de abril a mediados de mayo) ahora hay dos riesgos: el pedrisco, que puede llegar en un momento dado con una tormenta fuerte, y la falta de agua, que puede afectar a la floración, cuajado y pérdida de frutos por falta de humedad. “Si llegan vientos cálidos fuertes, también puede ser un problema para las viñas que no hayan recogido la vegetación porque puede partir pámpanos”, señala consciente de que la falta de personal ha complicado esta tarea preventiva.
El calor prolongado puede adelantar además la vendimia. “Todavía es pronto para decirlo pero si seguimos así, podría pasar”.
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La Bodega Martín Berdugo se encuentra en Aranda de Duero en el camino de la Colina. Con 87 hectáreas de Tempranillo que comenzaron a plantar en 1999 y una bodega que se construyó en el año 2000 vivieron en 2013 una tragedia cuando un rayo calcinó el 5 de septiembre la nave de depósitos. Decididos a continuar, la familia inició una nueva etapa rehabilitando la bodega y actualizando una estética que fruto del vanguardismo hoy invita al enoturismo y el disfrute. “Ahora estamos viendo los frutos del nuevo etiquetado y la verdad es que estamos muy contentos”, concluye.
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