Aranda de Duero
Michelin Aranda para en fiestas por el precio de la energía
Las expectativas de cierre del año en el aire por la crisis mundial actual
Aunque según las previsiones marcadas en Michelin Aranda, en marzo de este año, la expectativa era cerrar un 2022 “histórico”, el panorama se complica. Con el fin de ajustarse al contexto macroeconómico derivado del conflicto de Ucrania, la fábrica arandina ha decidido suspender la actividad durante seis días de septiembre, que coincidirán para los trabajadores con la celebración de las fiestas patronales de Aranda.
En concreto, la desactivación se producirá los días 10, 11, 12, 13, 17 y 18 de septiembre; es decir este fin de semana y el siguiente, más los dos días festivos en la localidad.
La variabilidad de la demanda es imprevisible
El motivo responde a la subida del precio de la energía, tanto de gas como de electricidad. Según explican desde la compañía, se trata de una medida que busca adaptar el volumen de producción al contexto actual del mercado. “Michelin está afectada por la evolución de los precios de la energía (gas y electricidad), como muchas otras empresas y sectores, y este hecho está condicionando el contexto económico mundial, afectando a los mercados del transporte y del neumático”, argumentan a sabiendas de que el ataque de Putin a Ucrania “ha supuesto un cambio importante en el contexto macroeconómico”.
Bajo esta perspectiva, señalan, “la variabilidad de la demanda es imprevisible pero ya hemos demostrado nuestra capacidad de adaptación para afrontar estos desafíos”.
De hecho, los ajustes son una herramienta conocida en Michelin. “Nuestros sistemas variables, acordados en nuestro convenio colectivo permiten activar o desactivar turnos de trabajo, para adaptar armónicamente los ritmos de producción a las evoluciones de nuestros mercados. Es un proceso habitual, tanto al alza como a la baja, que se practica desde hace una década en todas las fábricas de Michelin España y Portugal”.
Lo cierto es que el panorama se ha ido complicando por momentos. Atrás quedan las grandes expectativas cuando el ya ex director de la fábrica arandina, César Moñux, hablaba en marzo de la posibilidad de “cerrar un año histórico”. Según analizaba entonces, en el primer trimestre la demanda “había sido fortísima” y aunque admitía los límites de la crisis del transporte y el reto eléctrico, se mostraba optimista con la esperanza de cerrar “el año con grandes resultados”.
Muchos desafíos por delante
Aunque la situación es muy compleja y a la tensión marcada por la guerra se unen otros desafíos como la crisis del transporte, el desorbitado precio de materias primas, la ralentización del mercado de la automoción y un mercado asiático que sigue compitiendo fuerte con sus productos low cost; Michelin no pierde la esperanza y como hizo ya capeando la pandemia, la crisis del canal de Suez y del caucho asiático, confía en salir adelante.
En el histórico, Michelin cerró un 2021 especialmente bueno, con datos que superaron los ejercicios de 2020 e incluso de 2019 y que se acercaron a los históricos de 2017 y 2018. Tras la marcha como director de César Moñux, que ha pasado a coordinar la planta de Vitoria, la factoría arandina está dirigida desde abril por Carlos Abril Barber.