Así está la central nuclear de Garoña. ¿Qué posibilidades hay de que abra de nuevo?
¿Qué es la central nuclear de Garoña? La instalación del Valle de Tobalina protagoniza planes para modernizarla. Vamos a tratar de dar algunas respuestas a las preguntas que, de nuevo, se plantean con las propuestas de Vox.
La enésima resurrección del "debate eterno" sobre la continuidad de Garoña, como lo calificó el líder socialista Luis Tudanca, da una vuelta de tuerca a las discrepancias técnicas y, sobre todo, políticas sobre el límite para estirar la viabilidad de la central burgalesa, definitivamente clausurada en 2017 y parada desde final de 2012.
Las polémicas en torno a Garoña se suceden desde el mismo instante en que se decidió su construcción y llevan cruzando puentes entre el ecologismo y la política desde su inauguración en 1971. Son 51 años de existencia y aún se plantea que pueda tener una nueva vida.
En este artículo vamos a tratar de dar algunas respuestas a las preguntas que, de nuevo, se plantean con las propuestas de Vox, desde el Congreso a la Junta de Castilla y León, para reabrir la central con nuevos y modernos reactores.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de Garoña?
A grandes rasgos, hablamos de una central nuclear inaugurada en 1971 que emplea un reactor tipo BWR que permitía generar electricidad con una potencia máxima de 460 MW, que se inyectaban en la red eléctrica. Estuvo en funcionamiento hasta 2012, cuando paró para recarga y no volvió a funcionar aunque le quedaba un año de prórroga para seguir en marcha. Su propietaria es la empresa Nuclenor, de la que son socias Endesa e Iberdrola, que en 2014 pidieron una ampliación de la licencia hasta 2031. Fue en julio de 2017 cuando el Ministerio de Industria tomó la decisión de no conceder más prórrogas y se abrió el camino para su desmantelamiento. Cuando cerró ya hacía muchos años que era la más vieja de España.
¿Cómo está actualmente la central nuclear?
El desmantelamiento va con retraso. De hecho, Nuclenor sigue siendo propietaria de la central y aún no se ha producido su traspaso a Enresa, la sociedad pública dedicada a la gestión de los residuos, que sigue a la espera de la autorización para que Nuclenor le transfiera la titularidad de la central para proceder a la ejecución de la primera fase del desmantelamiento. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) tiene la solicitud de Enresa sobre la mesa desde 2020. Enresa espera que el informe favorable del Consejo de Seguridad Nuclear llegue durante los primeros meses de 2023 y pueda avanzar en el proceso.
¿El viejo reactor de Garoña se podría reactivar?
Difícilmente. Aunque el reactor no se ha desmantelado, lleva parado desde diciembre de 2012. Además, se trata de un modelo obsoleto, con una tecnología de los años 60 del pasado siglo. Sería como poner en servicio una vieja locomotora de vapor por las vías del tren de alta velocidad. Una propuesta para volver a ponerlo en marcha nunca pasaría el filtro obligatorio del Consejo de Seguridad Nuclear.
¿Es viable la propuesta de Vox de instalar dos modernos reactores?
Sí, siempre y cuando se valide un proyecto de desmantelamiento del reactor actual y se complete la extracción del combustible actualmente almacenado en la central. A partir de ahí, Garoña sería un emplazamiento idóneo para un nuevo reactor nuclear ya que cuenta con la infraestructura necesaria, incluida aquella a la que obliga el Plan de Emergencia Nuclear de Burgos (Penbu), en marcha desde 1971. Posiblemente fuera necesario acometer algunas modificaciones en las edificaciones para incorporar medidas de seguridad y gestión más modernas.
¿Qué tipo de reactores propone Vox para Garoña?
La propuesta que Vox llevó a las Cortes de Castilla y León y reiteró su líder autonómico y vicepresidente de la Junta ante la propia central es instalar reactores modulares pequeños conocidos como SMR por sus siglas en inglés. Estos dispositivos son pequeños en comparación con el reactor instalado en Garoña, pero son capaces de generar mucha potencia para su tamaño: hasta 300 MW(e) por unidad, cuando Garoña daba de máximo 460 MW pero su producción habitual rondaba los 400. Según el Organismo Internacional para la Energía Atómica sus características son:
- Pequeños: físicamente una fracción del tamaño de un reactor nuclear de potencia convencional. Los SMR pueden colocarse en lugares donde no podrían ubicarse centrales nucleares más grandes por lo que tendrían espacio de sobra en Garoña. De hecho, Vox plantea que se instalen dos de estos rectores en la central burgalesa.
- Modulares: lo que permite que los sistemas y componentes se ensamblen en fábrica y se transporten como una sola unidad a un lugar para su instalación. Su construcción, además, es más asequible.
- Reactores: que aprovechan la fisión nuclear para generar calor para producir energía. Los SMR tienen pocas necesidades de combustible. Las centrales nucleares basadas en SMR pueden necesitar recargar combustible con menor frecuencia, cada 3 a 7 años, frente al intervalo de 1 a 2 años de las centrales convencionales. Algunos SMR están diseñados para funcionar durante un lapso de hasta 30 años sin recargar combustible.
Además, son más seguros en comparación con los reactores existentes, dado que los diseños de SMR son, en general, más simples y el concepto de seguridad para esos reactores suele basarse más en sistemas pasivos y características de seguridad inherente del reactor, como una potencia y una presión de funcionamiento bajas. Esto significa que en esos casos no es necesaria la intervención de un ser humano ni de una potencia o fuerza externa para parar los sistemas.
¿Sería rentable esta nueva Garoña?
A largo plazo, sí. Incluso sin los altos precios actuales de la energía eléctrica. Siempre y cuando se plantee la reapertura como un proyecto de país y el Estado, a través de Enresa, contribuya al desmantelamiento de los elementos obsoletos. A la larga proveería de energía barata a la red eléctrica como en su día lo hacía la vieja Garoña.
¿Se ha desmantelado ya la central de Garoña?
No. La previsión es que, como mínimo, se tarde 10 años en completar el proceso. Solamente se ha empezado a evacuar el combustible de la piscina del reactor. Enresa informó este verano a los representantes de los municipios cercanos a la central sobre los pormenores del proceso de carga del primer contenedor de combustible gastado de la central que ya está en el almacén temporal individualizado, y además avanzaron las previsiones de carga de futuros contenedores. Por ahora, el proceso se limita a esa primera de las 5 unidades de este tipo de contenedores que está previsto almacenar en el ATI de Garoña, de acuerdo con la primera fase de carga que figura en las previsiones del Plan de Gestión de Combustible Gastado (PGCG) de Santa María de Garoña.
¿Cómo se extrae el combustible nuclear para su almacenamiento?
Según informa Enresa, se tardó más de 160 horas para ejecutar la secuencia de trabajos programados para cargar el primer contenedor: preparación del contenedor, su traslado a la piscina, la carga de los 52 elementos de combustible gastado que alberga, su extracción y, finalmente, su traslado al Almacén Temporal Individualizado. Durante los próximos meses se continuará con la carga y el posterior traslado al ATI de Garoña de los otros 4 contenedores disponibles. Posteriormente, durante la primera fase del desmantelamiento de la nuclear, en la que Enresa ya sería titular de la central, se completará la evacuación de los 2.245 elementos del combustible remanente en la piscina con 44 contenedores adicionales, que se encuentran actualmente en proceso de fabricación, detalla Enresa.
Burgos
Vox ve viable instalar un nuevo reactor nuclear para reactivar Garoña a medio plazo
NATALIA ESCRIBANO
¿Cómo son los contendores de las barras de combustible?
Fabricados por la compañía española Ensa, tienen una altura de 4,85 metros, un diámetro de 2,1 metros y un peso de 71 toneladas, una vez cargado. Su precio supera los tres millones de euros por unidad. Una vez cargados se custodian en el Almacén Temporal Individualizado (ATI) de la central de Santa María de Garoña. Se trata de una instalación de intemperie situada en el interior del recinto de la central nuclear. Su función principal es la de garantizar el almacenamiento seguro y estable del combustible gastado procedente de la piscina y de los residuos especiales de operación y desmantelamiento de la propia instalación. Consta principalmente de dos losas sísmicas sobre las que se pueden almacenar los contenedores de almacenamiento en seco.