TROTABURGOS
Oña. El germen de un gran reino
Ubicada en el noreste de la provincia, la villa, determinante en el nacimiento de Castilla, presume de patrimonio y vida cultural
Oña es una localidad ubicada al noreste de la provincia de Burgos, a unos 60 kilómetros de la capital, que atesora, y cuida con mimo, un pasado glorioso fraguado en la Edad Media, que lo convirtió en centro neurálgico y germen del reino de Castilla. Hablar de Oña es hablar del Monasterio de San Salvador, fundado en el conde Sancho García en el año 1011, y que marcará la historia de la villa. Un monasterio que llegó a ser uno de los más influyentes del reino de Castilla.
Fruto de esa importancia histórica es el rico patrimonio que guarda la localidad, con el Monasterio de San Salvador como principal atractivo. Su belleza patrimonial y su amplitud permitieron que en el año 2012 acogiera las Edades del Hombre. Merece la pena visitar los espacios que están abiertos al público, como la iglesia abacial con los panteones reales y condal, el museo de la sacristía, la sala capitular románica y el claustro gótico flamígero.
La visita monumental por Oña ofrece otros lugares de gran atractivos, como la iglesia de San Juan Bautista, construida entre los siglos XII y XVI. Al lado, está la torre de San Juan, donde se ubica el Museo de la Resina y desde donde se puede disfrutar, en la última planta, de una vista panorámica de la villa.
El casco histórico, declarado Bien de Interés Cultural desde el año 1999, es en sí mismo un atractivo lugar en el que se puede descubrir casas blasonadas en las calles del Pan y del Agua, así como la espectacular fachada del Monasterio de San Salvador. Si se pasea por la calle Barruso, se puede ver la antigua judería. El centro histórico también conserva restos de arquitectura popular en la zona del lavadero y del abrevadero, así como el antiguo hospital de la beneficiencia, que data del año 1472, y que hoy es un consultorio médico.
El entorno natural es también otro de los atractivos de Oña, que forma parte del parque natural Montes Obarenes-San Zadornil, declarado en el año 2006. Oña cuenta con una Casa del Parque, que se levantó tras aprovechar la antigua vaquería del monasterio. Allí se puede conocer todo el valor y los recursos naturales del parque.
El edificio es también el punto de partida para poder visitar los jardines y paseos del monasterio, así como la piscifactoría monacal y la senda circular que discurre por la huerta de los monjes. La piscifactoría se construyó en el siglo XVI. El entorno natural permite discurrir por diferentes sendas para acercarse al entorno natural que rodea Oña. No muy lejos de la localidad está el Valle de las Caderechas, lugar famoso por la calidad de sus frutos y por ser también lugar de visita en la época de floración de los cerezos.
También muy cerca se ubica el Valle de Valdivielso, otra joya natural que se puede disfrutar a través de sus red de senderos. Para potenciar el valor turístico del entorno, Oña forma parte de la mancomunidad Raíces de Castilla, en la que también están integradas Poza de la Sal y Frías, localidades que comparten señas distintivas como el entorno natural, el patrimonio cultural y la esencia medieval de sus cascos urbanos. Oña cuenta con una gran actividad cultural gracias a la gran pujanza de sus asociaciones culturales.
El Cronicón de Oña, una representación sobre la historia de la villa que se ha convertido en un reclamo que traspasa fronteras, es el mejor ejemplo de ello. La asociación de Estudios Onienses también fomenta estos valores, así como la asociación Imágenes y Palabras, con sede en La Aldea del Portillo. Además, se pueden disfrutar de exposiciones, como El Jardín Secreto, hasta el 19 de noviembre, o el Festival de Cortos, que ya suma este año su quinta edición.