El Correo de Burgos

Campo

“Los lobos me han matado en el último año más de 300 ovejas”

Desesperado, este ganadero de Burgos piensa ya en cambiar y pasarse al cuidado de vacas

Las ovejas que se libran del ataque sufren estrés y pueden abortar o no quedarse preñadas

Las ovejas que se libran del ataque sufren estrés y pueden abortar o no quedarse preñadas

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Loreto Velázquez
Aranda

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En pleno monte de la Sierra de la Demanda los ganaderos siempre han convivido con los lobos, pero lo del último año pasa todos los límites para los profesionales de la ganadería. “Los lobos me han matado en el último año más de 300 ovejas”, denuncia A.V, un ganadero que prefiere no dar su nombre por miedo a los ecologistas. “Encima que nos matan las ovejas luego nos ponen a parir y nos buscan las vueltas”, lamenta en conversación con este periódico.

Su situación es dramática. “Llevo con la explotación 12 años y siempre he vivido con lobos. Antes atacaban una o dos veces al año, otros años ninguno. Pero desde hace tres años esto es tremendo”, se lamenta.

Al solo haber encontrado el cadáver de la mitad de las ovejas, únicamente puede demostrar ante el seguro la muerte de 150 animales. “Aquí te das cuenta cuando las lees porque estamos en extensivo y en una zona de monte abrupta”, explica.

Entre las más de 300 ovejas, 61 eran corderas de vida. Luego están las que sobrevivieron, aclara, pero tienen tantas heridas que terminan muriendo y las que por el estrés del ataque abortan o tienen problemas para quedarse preñadas, según este ganadero burgalés.

El lobo mata y el ganadero debe devolver las ayudas

Mención aparte merecen las ayudas. Como recibe una subvención por las corderas, en el caso de las que han muerto debe devolver el dinero porque “no han vivido los dos años que se exige”. Por otro lado, está la carga ganadera de la PAC que te penaliza si pierdes el 10% de la cabaña. “Al haber perdido más de 300 ovejas me veo obligado a dejar las viejas sin vender para cuadrar”, lamenta.

Aunque su vida ha sido y es las ovejas churras, de raza pura, el lobo impone cambio de planes. “La única solución es pasarme a las vacas”, asegura, consciente de que tampoco estará libre del riesgo de ataques de lobos. “Las ovejas son las que caen primero. Pero si no hay ovejas, ya lo estamos viendo, atacan a ternerossi van en grupo se atreven incluso con las vacas”.

Para evitar más ataques este ganadero está acotando la zona de pasto. “Nos estamos limitando a una cuarta parte del terreno que tengo pero es que si nos vamos lejos luego no me da tiempo a guardarlas, cosa que ahora es casi obligado”.

A sus 41 años, este ganadero se declara desesperado. “Es un sin vivir. A mí no me gustan las vacas. Yo sé de ovejas, pero no tengo más remedio. El siguiente paso es cerrar e irme del pueblo con mi mujer y mis dos hijas”, lamenta con pena porque al final son pueblos que se quedan vacíos y condenados a desaparecer. “Esto es otra puñalada de la administración y de los ‘eco-nazis’. Ambos deberían fijarse en todo un señor como Félix Rodríguez de la Fuente”, reprocha.

UCCL ofrece respaldo legal

Decididos a ayudarle, el sindicato agrario UCCL ha contratado a unos abogados para que defiendan su causa y obtenga la máxima compensación. “Hay que echarles una mano. Hay un descontrol de la fauna salvaje, tanto de lobos como de corzos, jabalíes y conejos y necesitamos que haya un control cinegético. Medio Ambiente parece estar cerrado pero es hora de que abra un poquito los ojos”, urge la presidenta de UCCL, Susana Pardo.

 

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