Bodegas Dominio del Águila, la niña bonita detrás de los 100 puntos Parker

Su bodega, Dominio del Águila, no la firma ningún arquitecto de renombre. No tiene sala de catas, ni un gran salón para grupos, pero acaba de obtener 100 puntos Robert Parker. Así es la niña bonita en la Ribera del Duero de uno de los gurús del vino más importantes del mundo.

Detrás de este proyecto esta Jorge Monzón y Isabel Rodero. Su filosofía es clara: volver a los orígenes, a las elaboraciones primitivas,  esas que hacían nuestros antepasados en los antiguos lagares, en las que el vino sabía a vino. Sin aditivos, sin pautas que lleguen impuestas por el mercado o por el consumidor. Por eso su vino cada año tiene un color, un aroma.

En apenas 13 años, Dominio del Águila se ha hecho un hueco entre los grandes tanto por precio como por una calidad que ha sido reconocida por expertos como Robert Parker. Su última crítica, en la que encumbra a su reserva 2016, Peñas de Aladas, no deja lugar a la duda: es un vino que por su frescura “pasmosa”, parece “más joven de lo que es” pero que debería tener una vida muy larga. Floral, perfumado, elegante, lleno de matices y con textura sedosa, son solo algunas de las alabanzas que ha escrito en su última edición.

Estrategia

Ubicada en La Aguilera (Burgos) esta pequeña bodega se aleja de los vinos comerciales para centrarse en la tierra y en una viticultura táctil. Se guían así por sensaciones, energías, por los astros… Los viñedos, de entre 80 y 100 años responden a un proyecto que apuesta además por recuperar variedades olvidadas como la garnacha, la cariñena, la borraja o la recién reconocida Albillo Mayor. De hecho, fue una de las primeras bodegas en elaborar vinos blancos Albillo, mucho antes de que entrarán dentro del marchamo de la DO. Su Albillo ya fue distinguido por Robert Parker como uno de los mejores blancos de España. Entonces salía como vino de mesa español.

En su bodega no oirá catas rimbombantes ni esotéricas porque saben muy bien que para disfrutar de un buen vino no hay que complicarse la vida.