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"Los adolescentes se comparan con un mundo lleno de filtros y mentiras. Nadie sale triste en Instagram"

La psicóloga Yolanda González insiste en la importancia de proteger a los adolescentes. “Tenemos que saber recuperar esas ganas de vivir y de querer cambiar el mundo”

Los adolescentes, asegura la psicóloga, están mucho más tristes que antes de la pandemia

Publicado por
Loreto Velázquez
Aranda

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La pandemia se puede dar por superada, pero no los estragos que sigue ocasionando en salud mental. Así lo advierte la psicóloga, Yolanda González, preocupada especialmente por los adolescentes y jóvenes.  “Se están adaptando como pueden pero hay mucha negatividad a su alrededor. Nos hemos vuelto pesimistas, ahora todo es malo y si ves la televisión, peor, y eso les está afectando. Están muy tristes y frustrados, y es muy peligroso”, advierte al recordar que el suicidio es hoy la primera causa de mortalidad entre adolescentes de España. “Tenemos que trabajar todos juntos pero también a título individual: familias, docentes y toda la comunidad, tenemos que saber recuperar esas ganas de vivir y de querer cambiar el mundo”, insiste.

Los principales problemas que encuentra son autolesiones, adolescentes con ansiedad, depresión y con problemas de desmotivación.

En un solo instituto de Aranda de Duero detectó 15 adolescentes que se autolesionaban y el número puede ser aún mayor, alentados por las redes sociales. “Se cortan porque el dolor físico es más sencillo de manejar que el emocional. Es importante que les enseñemos estrategias de gestión emocional, para poder prevenirlo”.

Llorar es sano para hombres y mujeres

Frases como la de la canción ‘Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan’, el último éxito de Shakira, que corean desde pequeños a mayores, merece un análisis. “Lo de facturar ayuda, pero llorar también es sano, es una forma de expresar la tristeza y de liberarte”, insiste. A diferencia de generaciones anteriores, donde los hombres no se suelen permitir un renuncio de debilidad, “en la actualidad se está evolucionando en este sentido, ya se permiten expresar y está mejor visto”.

Más perdidos y más solos

Aunque ahora pueden salir y rodearse de gente, se les ve “más perdidos, más solos”. “Los llaman la generación de cristal, pero son más conscientes de la importancia de la salud mental y son estos jóvenes los que muchas veces piden venir a consulta para buscar soluciones”.

Poner límites al móvil, al uso de las redes y mejorar la comunicación en la familia es una buena filosofía a seguir. “La supervisión en adolescentes es muy importante, más que por la edad de los hijos hay que ir dando libertades en función de la responsabilidad que vayan demostrando”, aconseja.

Yolanda González es psicóloga

Las redes sociales también suponen un reto extra. “Antes te comparabas con tu entorno pero ahora se comparan con un mundo que muchas veces está lleno de filtros y mentiras, porque nadie sale triste en Instagram, siempre se muestra lo positivo. Por eso es importante que tengan un punto de encuentro, para que rompan esas barreras”, aconseja con la mirada puesta en el añorado club juvenil de Aranda de Duero. “A mi generación por ejemplo, le ayudó muchísimo: los mayores se responsabilizaban de los pequeños y luego se hacían juegos, excursiones y se participaba en actividades comunitarias como el Carnaval y programas de radio… cosas que te unen a la sociedad”.

Falta de medios

El hecho de que psiquiatría infanto-juvenil esté en Burgos y el único centro hospitalario psiquiátrico de ingreso para menores esté en Valladolid supone un gran problema. “La demanda social en temas de salud mental ha aumentado y sin embargo, es mínimo el aumento de plazas de psicología y psiquiatría en la Seguridad Social; es algo que desde los Colegios Oficiales de Psicología llevamos años reclamando. Además en las consultas privadas no damos abasto”, asegura.

Un espacio para ellos

Un espacio juvenil es además la mejor lucha contra los grafitis, un problema serio en Aranda. “Ellos necesitan expresarse, si no les damos espacio lo buscarán igual y siempre será menos saludable y cívico”, sostiene sin olvidar las instalaciones deportivas como las pistas de tenis que sorprendentemente cierran los fines de semana. “No tiene ningún sentido”, lamenta.

Estas y otras cuestiones hacen que los adolescentes estén al margen del resto. Bastó ver el último carnaval. Muchos niños con padres, pero adolescentes se contaban con los dedos de una mano. “Si contasen con un espacio similar al club juvenil, que estuviese coordinado por educadores avanzaríamos mucho”.

En cuanto al acoso escolar, analiza, aunque es cierto que hay protocolos y labores de mediación entre iguales, que vienen “muy bien”, a los “centros les cuesta abrir expedientes porque al final entienden que es mala fama para el centro educativo”.