TROTABURGOS
Masa: Belleza natural, misterio y amor colectivo por el patrimonio
Con o sin ovnis surcando su cielo, la joya del Páramo se reivindica con orgullo a través de sus vecinos. A tiro de piedra, un sinfín de enclaves seducen a propios y extraños
Ser de Masa es algo que se lleva con orgullo. También tener raíces aunque se haya nacido lejos. Hagan la prueba y, de paso, aprovechen para conocer -o revisitar- esta acogedora localidad burgalesa, reina y señora de un Páramo con mayúsculas, con multitud de alicientes para una escapada rural inolvidable.
Sobran los motivos para adentrarse en esta pedanía de Merindad de Río Ubierna, a tiro de piedra de Burgos capital, enclavada en un espectacular entorno natural idóneo para los amantes del montañismo y la espeleología. Y también, por qué no decirlo, especialmente recomendable para quienes gustan desgranar misterios inexplicables.
No es baladí lo del misterio, al margen de las creencias de cada cual. En 1977, el Páramo de Masa se convirtió en epicentro de la ufología en España tras el avistamiento de un ovni relatado por cinco cazadores de Montorio, curiosamente de la misma familia, circulaban en un Land Rover por una finca tratando de localizar a un jabalí que estaba arruinando los cultivos.
Hasta allí se desplazaron las cámaras de Televisión Española para grabar un reportaje, emitido un año más tarde, en el programa Más allá dirigido por el psiquiatra y periodista Fernando Jiménez del Oso. De esta forma, millones de españoles conocieron la historia de aquella «gigantesca» nave de origen desconocido, tal y como la definió el propio doctor, que tanto desconcertó a la familia Serna.
Dejando a un lado los fenómenos paranormales, conviene destacar los recursos paisajísticos que atesora la zona. Para los más aventureros, la cercana cueva de Peña Otero constituye sin lugar a dudas la mejor opción. Perfectamente documentada por el Club de Montaña Al Filo de lo Infrüngible, cuesta localizar su boca de entrada debido a sus reducidas dimensiones. Sin embargo, merece la pena pese al «meandro estrecho de difícil progresión a diferentes alturas» en el primer tramo. Una vez superado este escollo, su galería principal esconde «numerosos restos de cerámica y antiguos hogares» que dejan entrever la existencia de «una antigua entrada en épocas anteriores».
Si ampliamos el radio, el catálogo de recursos es ilimitado. El Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, el Geoparque de las Loras, Poza de la Sal con todo lo que conlleva más allá de Félix Rodríguez de la Fuente, el Pozo Azul... Mucho que ver y disfrutar sin recorrer demasiados kilómetros en un envidiable enclave enriquecido por su vasta flora y fauna.
De vuelta al pueblo, con posibilidad de hacer noche en la casa rural Los Cazillos, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción mantiene su impronta gótica, clasicista y barroca pese a los estragos que causa el paso del tiempo. Afortunadamente, los vecinos decidieron hacer piña para salvar su principal referente patrimonial del ostracismo a través de una campaña de micromecenazgo con la que pretenden restaurar el retablo y el reloj del campanario. Con un objetivo mínimo de recaudar 40.000 euros, la iniciativa ya ha logrado movilizar más de 34.000.
Con «Masa en el corazón», tal y como reivindican en esta campaña, la lucha colectiva del pueblo está cada vez más cerca de vislumbrar el horizonte. El plazo, no en vano, finaliza el jueves 3 de agosto y se espera un empujón final para garantizar un futuro digno a este legado que tanto esfuerzo cuesta proteger.
A expensas de alcanzar la línea de meta y lanzarse a nuevos retos colectivos, que a buen seguro los habrá, no cabe duda de que Masa deja un inmejorable sabor de boca. Y muy dulce, por cierto, gracias a la miel de La Paramera, elaborada de manera artesanal por Alba García e Ignacio Aguilar, dos jóvenes apicultores que, entre abejas y brezos, comercializan un manjar exquisito.