El TSJ confirma la pena de 18 años de cárcel por abusos sexuales al osteópata de Valdivielso
Imagen del juicio al osteópata condenado por abusos sexuales.
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) ha ratificado la pena de 18 de cárcel para el osteópata Evaristo Patricio Jaramillo que le impuso la Audiencia de Burgos por dos delitos de abuso con introducción de miembros por vía vaginal y otros ocho delitos de abuso sexual, la mayoría cometidos en su consulta en la localidad burgalesa de Quintana de Valdivielso.
El fallo del alto tribunal de la Comunidad ratifica los hechos probados en la sentencia de la Audiencia Provincial y señala que "no hay base alguna para sostener la incredibilidad subjetiva de las testigos", teniendo en cuenta en que las pruebas en las que se ha basado la sentencia condenatoria son las declaraciones de las denunciantes. Añade que en el caso de dos de las víctimas, madre e hija que sufrieron los abusos más graves, mantenían una muy buena relación con el acusado y su esposa, por lo que rechaza que pudiera haber "motivos espurios" contra el acusado.
Sobre el hecho de que el resto de víctimas no denunciase antes y se sumaran a la denuncia presentada por madre e hija, el TSJ considera que es un comportamiento "totalmente lógico". En este caso, razona el tribunal, estas mujeres, al "ser sometidas tocamientos y maniobras totalmente inapropiadas, inconsentidas e innecesarias para su tratamiento" pudieron pensar que "solo les había ocurrido a ellas, y es explicable que no lo denunciasen". Por ello, añade, es "comprensible" que cambiaran de opinión al conocer la denuncia de otras mujeres.
También rechaza el TSJ el recurso de la defensa sobre que no se haya probado la falta de consentimiento por parte de las víctimas, ya que se pusieron en sus manos "confiando en su profesionalidad".
La sentencia de la Audiencia de Burgos estableció como hechos probados que el acusado, con diferentes títulos de especialista universitario en terapias corporales, en 2016 puso en marcha una consulta en su vivienda en Quintana de Valdivielso, en la comarca de Las Merindades.
Entre 2016 y febrero de 2020, el acusado, "con evidente ánimo libidinoso se extralimitaba en numerosas ocasiones", intercalaba las manipulaciones propias de la osteopatía con tocamientos en zonas íntimas "no necesarios en modo alguno para el desarrollo de los masajes, técnicas y manipulaciones de osteopatía que realizaba".
Durante el juicio, celebrado en diciembre de 2022, las víctimas narraban que en un momento dado se encontró completamente desnuda y el susodicho empezó entonces a «meter sus dedos en la vagina y a besarme un pecho».