Tolbaños de Arriba recuerda las tareas y los oficios de la trashumancia
Los vecinos se visten del modo tradicional y recrean escenas de la época para que su pasado trashumante «no caiga en el olvido»
Tolbaños de Arriba, en la Sierra de la Demanda, retrocedió 60 años en el tiempo para recrear una de las tradiciones más «emotivas» de su historia, la Despedida de los Pastores. Esta fiesta representa el momento en el que los pastores, al acercarse el invierno, abandonaban los montes del Valle Valdelaguna en busca de unas mejores condiciones climatológicas en Extremadura.
Las Asociaciones ‘La Piña’ y ‘El Salterio’, con la colaboración y el patrocinio de la Junta Vecinal de Tolbaños de Arriba, la Universidad de Burgos y la Diputación Provincial, organizan un año más esta tradicional representación en la que participa todo el pueblo, y que reúne a cerca de 300 visitantes.
Esta actividad homenajea a los antepasados trashumantes de Tolbaños de Arriba, y recuerda una práctica que tuvo una gran importancia en la zona, para que no se pierda de cara a las nuevas generaciones.
«Hace 50 o 60 años era la profesión mayoritaria en Tolbaños. Los pastores se despedían de sus mujeres e hijos, porque tenían que ir con los rebaños al sur, a Extremadura, en busca de pastos, porque aquí empezaban a cubrirse con las primeras nieves», explica el vicepresidente de la Asociación el Salterio, Diego Serrano, que indica que este era un «momento clave» en la vida del pueblo, ya que la población se reducía. En él quedaban unicamente las mujeres, los niños y algún hombre con oficios que no tenían que ver con la trashumancia.
«Era un momento muy emotivo, y desde la asociación creemos que son tradiciones y elementos de la vida que no deben caer en el olvido para las siguientes generaciones», añade. Por ello, desde hace varios años dedican un día entero a recrear esta tradición.
Los vecinas de Tolbaños sacan del armario sus trajes de ‘serranas’ y sus mejores abalorios, y los varones se ponen los zahones, se calzan sus albarcas y se embuten en sus pellizas y zamarras, para recrear con la mayor verosimilitud este momento de su historia.
Serrano explica que, aunque ya no se dedican a la trashumancia, todavía hay en el pueblo antiguos pastores, que se encargan de participar en la recreación y de transmitir sus recuerdos y tradiciones, para que no se pierda este legado, informa Ical.
La jornada dio comienzo a las 10 horas, con la elaboración de las migas pastoriles, que se elaboran al modo tradicional, a fuego de roble lento y volteando con paciencia el calderete, tal y como explican desde la asociación. Estas migas marcan el punto de partida de la representación, seguida por el canto de la Salve en la ermita del Salterio, donde se ruega a la patrona por buena suerte para los pastores, ya que el camino hasta Extremadura, que duraba unos 40 días, no estaba exento de peligros.
Posteriormente, tuvo lugar el paso del ganador por el pueblo, durante el cual pudieron verse escenas típicas del momento, como la corta de leña, el hilado y teñido de la lana, el lavadero de la ropa, que permitieron a los asistentes entender el «complejo hechos social» que fue durante años la trashumancia. A la salida del pueblo tuvo lugar uno de los episodios más emotivos de la jornada, el canto de despedida a los pastores, al son de la canción «Ya se van los pastores, a la Extremadura».
El día festivo estuvo amenizado por músicos tradicionales, así como con un pequeño mercado de artesanía y viandas, una exposición sobre la trashumancia y una comida de hermandad donde los asistentes degustarán el frite, un plato «de fiesta» de los pastores y las sopas de ajo. Por la tarde, la iglesia de Tolbaños de Arriba, acogerá el concierto del grupo Blanca y Chuchi2, que reivindican la «belleza» de la cultura tradicional castellana en diálogo con las nuevas corrientes folk contemporáneas a través de dos instrumentos no tradicionales, el fiddle y la guitarra acústica.