El lugar al que vino a descansar el rey Wamba
Esta localidad tiene una estrecha vinculación con el rey visigodo, como muestra el monolito y las calles y espacios dedicados a su memoria
La localidad burgalesa de Pampliega, ubicada en la comarca de Odra-Pisuerga, mira hacia el pasado marcado por la presencia romana, época en la que es llamada Pompeyica (Pampilica). Aunque es la presencia de los reyes Godos, en concreto en la figura del rey Wamba, quien se retiró en el Monasterio de San Vicente en hasta su muerte en el año 688. Sus restos descansan en Toledo, adonde fueron trasladados durante el reinado de Alfonso X El Sabio.
Este vínculo con el rey visigodo se ha mantenido hasta nuestros días, ya que la localidad celebra una feria visigótico en honor al rey Wamba que también sirve para reivindicar el traslado de los restos del monarca a la localidad burgalesa. El que fue el vigésimo noveno monarca visigodo huyó a este pueblo burgalés al final de sus días tras ser traicionado en Toledo, la capital del antiguo reino. Un monolito, una calle y una plaza con su nombre, hasta una bodega y un círculo católico de obreros bautizado en su honor son recuerdos vivos de la influencia del rey Wamba.
Entre los lugares más singulares, la iglesia de San Pedro Cátedra ocupa una posición privilegiada, por ser uno de los monumentos más representativos de la localidad. Ubicado en el corazón del pueblo, el templo, tal y como lo conocemos en la actualidad, es el resultado de diferentes etapas de construcción. La primera es de la última parte del siglo XIII, de donde se conservan las dos capillas laterales. La segunda etapa se sitúa en el siglo XVI, momento en el que comenzó la ampliación de la antigua iglesia en forma de cruz latina, obra de Juan de Vallejo. La actual torre completa esta fase, una edificación similar a la del Hospital del Rey en Burgos.
En el interior destaca el retablo mayor, realizado entre los años 1552 y 1558 por Domingo de Amberes. Destaca la calle central con el sagrario, la imagen de San Pedro ex cátedra, la Asunción y, finalmente, el Calvario. El pasado de la localidad está marcado por la presencia de los antiguos pobladores, lo que hizo que queden restos como la muralla. De esta antigua muralla, que en su origen cerraba la localidad desde el castillo, ubicado en lo alto del cerro, hasta el río solo se conserva el arco de Presencio.
Estas murallas, en su diseño primitivo contaban con tres puertas de entrada: la de Burgos, hacia el norte; la del Puente, hacia el oeste; y la de Presencio, hacia el sur. Esta última es la única que se mantiene en pie.
O que en el siglo XI contara con una judería importante y en el año 1209 el rey Alfonso VIII le otorgó un fuero. Con el rey Alfonso X recibió el privilegio de poder celebrar un mercado que dinamizó y enriqueció a la localidad. La rica historia de la localidad se ha recogido en publicaciones como las Germán Lafont Mateo, natural de la localidad, que repasa el milenio histórico de la villa y de sus pueblos cercanos entre los siglos VII y XVII. También menciona en ese libro a Torrepadierne y Santiuste.
La mención de estas localidades permite invitar al visitante a que también recorra el entorno del pueblo. Uno de ellos es el encinar de Torrepadieme. Su singularidad radica en que es el único que se conserva de la zona y posee ejemplares de más de 500 años de antigüedad. En la ribera del río Arlanzón, se ubica entre las localidades de Pampliega y Villavieja de Muñó.
La fiesta de San Mateo es la celebración más importante de la localidad. Misas, desfiles de carrozas, campeonatos deportivos, juegos y bailes conmemoran la celebración, el 21 de septiembre.