Quintanapalla. Testigo de la realeza y enclave estratégico
Fue camino y escenario de una boda real y su ubicación, a pocos kilómetros de la capital, siempre ha estado vinculada a recorridos históricos y al avance en las comunicaciones
Quintanapalla es una localidad ubicada en el corredor de la N-I, pegada a la antigua vía romana, conocida como Camino de los Romanos o Vía de Italia, una de las primeras calzadas construidas por el Imperio Romano. Es también lugar en el que se celebró una boda real entre Carlos II y María Luisa de Orleans.
A poco más de 12 kilómetros de la capital, Quintanapalla llama la atención del viajero cuando se acerca a la localidad para ver desde lo lejos la bella iglesia dedicada a San Esteban que sobresale entre las casas. Ya en los tiempos del reino de Castilla existía Quintanapalla, situada entre Villarmíos o Villausurmio, que una vez desaparecidas quedó esta localidad con el sobrenombre de las Torres. En la documentación del Monasterio de San Salvador de Oña aparece nombrado su nombre en el año 1107. Su ubicación, en la época romana y tiempo después, hizo que fuera camino real entre Madrid y el norte, lo que hizo que por la localidad pasaran comitivas reales, peregrinos y hasta divisiones de Napoleón.
Tiempo después llegó el ferrocarril, con una estación con parada en Quintanapalla, al otro lado de la actual carretera N-I, junto a la carretera BU-701, que lleva a las localidades vecinas de Olmos de Atapuerca y Atapuerca, entre otras. Aún está levantado el antiguo edificio que albergaba la estación. Tras el ferrocarril vino la N-I y en los 70 la autopista.
Entre los lugares de interés ocupa un lugar de gran importancia la iglesia de San Esteban. De estilo renacentista tiene una planta de cruz latina con arcos y bóvedas estrelladas, mientras que el ábside es cuadrangular con contrafuertes. La portada es gótica bajo un pórtico con arco escarzado y rejas de hierro. En el interior destaca la pila bautismal de estilo románico, así como un retablo mayor clasicista, del año 1638. Destaca también una virgen sedente del siglo XIV. Si se recorre el pueblo se puede ver un pequeño monumento que recuerda el aterrizaje de emergencia que tuvo que realizar el piloto francés Jules Vedrines en Quintanapalla cuando en el año 1911 participaba en la primera Carrera Internacional París-Madrid. Tras salir de la playa de Ondarreta (San Sebastián), el piloto francés tuvo un problema con el motor cuando sobrevolaba Pancorbo, lo que hizo que finalmente tuviera que aterrizar cerca de Quintanapalla. Tras desplazarse a Burgos y regresar para poder arreglar la aeronave retomó el vuelo. Una anécdota que se recuerda esculpida en piedra en la localidad burgalesa.
Otra de las actividades que permite disfrutar de Quintanapalla es el recorrido por espacios naturales como la dehesa. Una extensión que supera las 100 hectáreas, formada por robles y fresnos en su mayoría.
El entorno de Quintanapalla permite también caminar por la Vía de Italia. En este municipio burgalés hay un tramo que se puede recorrer, junto con el que conecta Cerezo de Río Tirón con Briviesca.
Entre los atractivos de Quintanapalla también hay que resaltar la recreación de la boda entre Carlos II y María Luisa de Orleans. Se trata de la puesta en escena de la obra Camino de Amores que, escrita por el cronista de la provincia Fray Valentín de la Cruz, recuerda el enlace real del año 1679. Una representación en la que participan los vecinos de la localidad.
Al formar parte de la Mancomunidad Encuentro de Caminos, también participa de las actividades que se organizan, como el ciclo de conciertos Música Callada, que ya suma su séptima edición. Quintanapalla acogió este año la actuación de los intérpretes burgaleses Vicente Marín (violonchelo) y Diego Crespo (clave) harán un recorrido por la música europea del S.XVIII con obras de Boccherini, Vivaldi, Corrette y J.S. Bach.
Entre las fiestas de la localidad hay que destacar la celebración de San Esteban, el 3 de agosto, así como la romería de Acción de Gracias, el primer domingo de septiembre.