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Turalbur constata el «estancamiento» de la ocupación en alojamientos rurales

Las casas cerraban el año con un 30% y un 50% en hoteles. La agrupación provincial critica el discurso triunfante de las instituciones, pues no es real y contribuye a alimentar la sobreoferta que lastra al sector.

La provincia cuenta con más de 400 alojamientos rurales. Medio centenar se agrupan en Turalbur.TOMÁS ALONSO

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Burgos

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Lejos, muy lejos del triunfalismo político se encuentra el balance anual de la Asociación de Turismo Rural de la Burgos (Turalbur). No es la primera vez que reclaman rebajar el entusiasmo, pero contrastar el cierre de 2023, que refleja un claro estancamiento de la actividad, con el discurso victorioso de algunas instituciones en la reciente Feria Internacional de Turismo (Fitur) agotaba su paciencia.

El presidente de la agrupación, Domingo Hernández, tira de datos para «bajar el suflé». Y es que la encuesta realizada entre los establecimientos adheridos a Turalbur constata el parón con una ocupación media en las casas rurales por debajo del 30%, que llega al 50% en el caso de los hoteles gracias a su versatilidad a la hora de ofrecer habitaciones sueltas y acoger a parejas, familias o grupos pequeños. Y buena parte de la culpa de estos tibios resultados la tienen los cantos de sirena adornados incluso, según Hernández, con «datos inventados» que afirman que el sector marcha viento en popa.

«Estas declaraciones animan a la apertura de nuevos establecimientos que saturan un mercado ya de por sí al límite, condenando a todos, a los que ya están y a los que llegan», lamenta el presidente de Turalbur, para subrayar que no se trata de impedir que se emprenda en este sector, «pero quien lo haga debe manejar las cifras reales».

Considera Hernández que el optimismo desmedido de las instituciones alimenta la sobreoferta actual, que es uno de los problemas a los que se enfrentan los titulares de estos negocios, que se las ven y se las desean para sacar una rentabilidad suficiente para mantenerse a flote. «Muy pocos propietarios pueden permitirse vivir exclusivamente de los beneficios de su establecimiento», lamenta.

Pero hay más, a juicio de Turalbur. Y es que esta lectura parcial que hacen las administraciones de las estadísticas mueve el foco de situaciones que es preciso atajar para garantizar la supervivencia de aquellos que cumplen.

En este sentido, urgen desde la asociación provincial tomar medidas contra los establecimientos ilegales. «Estafan a sus clientes, al conjunto de la sociedad y suponen una competencia desleal para los que sí estamos legalmente constituidos». Es, de hecho, la eterna reivindicación del sector, que cada vez que tiene ocasión reclama controles efectivos a la Junta de Castilla y León para acabar con una lacra que no beneficia a nadie «más que al bolsillo del que opera de manera irregular», pues ni siquiera paga después impuesto alguno que revierta en la economía.

La promoción es otro aspecto que se relaja, a juicio de Hernández. Convencidos como están los responsables de los buenos resultados, más que dudosos para los integrantes de Turalbur, no contemplan cambio alguno en sus políticas de difusión de atractivos y captación de visitantes. «Está muy claro que no están dando sus frutos. Toca dar un giro y para hacerlo deben contar con nosotros, con los agentes del sector, que somos los que conocemos la realidad del mercado, bien distinta a la que se imaginan desde los despachos», afirman.

Cansados ya de clamar en el desierto y de que sus propuestas caigan en saco roto, Hernández avanza que este año los 50 establecimientos de la agrupación provincial llevarán a cabo sus propias acciones publicitarias. Se concretarán en todo caso el próximo 22 de febrero en la asamblea general de Turalbur, que se celebrará en el Monasterio de San Agustín.

Hernández señala que queda mucho por hacer especialmente en la promoción internacional del turismo de interior y cultural, que es el que nutre al sector en la provincia. Los datos de visitantes extranjeros en este caso se concentran en municipios ubicados en el Camino de Santiago, y poco más. Achaca esta ‘ausencia’ al escaso apoyo exterior a este ámbito del Gobierno de España, que sí se afana por divulgar los destinos de sol y playa.

De vuelta al balance anual cabe detallar que en la línea de lo destacado por Turalbur, el Boletín de Coyuntura Turística de la Junta de Castilla y León, no solo corrobora la mínima presencia de extranjeros -con 187.221 acumulados hasta noviembre de 2023 en el conjunto de la región frente a 1,6 millones de viajeros nacionales-, sino que evidencia el estancamiento que arrojan las encuestas de la asociación provincial.

Las cifras recogidas por este informe dibujan una evolución prácticamente idéntica -incluso inferior en determinados momentos- que la del mismo periodo de 2022.