Aguilar de Bureba
Un mar de tranquilidad en la comarca de la Bureba
La localidad, ubicada a escasos kilómetros de Briviesca, guarda un pasado ligado al vino del que aún hoy dan testimonio algunas bodegas
Aguilar de Bureba es una pequeña localidad que se ubica a pocos kilómetros de Briviesca, a la que se llega desde la capital de la Bureba por la carretera que une con Cornudilla, la CL-632.
La historia de Aguilar de Bureba se remonta al año 947, en el que ya aparece la primera referencia escrita de este municipio en los cartularios de Oña. Fray Valentín de la Cruz, que fue cronista oficial de la provincial, recordaba que Aguilar de Bureba tuvo dos escudos, por lo menos hasta 1890. En uno de ellos aparecía una torre almenada sobre un monte que, probablemente fuera sobre el que se levanta la ermita de San Guillermo. El otro tenía un águila totalmente abierta, de una sola cabeza que mira a su derecha y con la cola extendida y garras perfectamente marcadas.
Fue también Valentín de la Cruz el que definió Aguilar de Bureba, en su libro ‘Burgos. Guía completa de las tierras del Cid’, como pueblo levítico, muy prolífico en sacerdotes, bondadoso y tradicional. Fue también una villa realengo, lo que significaba que dependía directamente del rey.
Entre los lugares de interés de Aguilar de Bureba tiene una especial mención la iglesia deSanta María la Mayor, ubicada en el centro neurálgico de la localidad. Según recoge la página web del Arzobispado de Burgos en su descripción, está construida con piedra sillar arenisca de la zona y destaca una espadaña antigua de tres cuerpos con ventanal románico con fustes y capiteles; portada con arquerías de ajedrezados sencillos bajo pórtico de arco clasicista; y ábside semicircular con columnas entrega, capiteles y canes historiados, con ventanal de fustes y capiteles, todo de buena factura, pero con problemas estructurales, por fallo en la cimentación. Se construyó entre finales del siglo IX y los primeros años del siglo XII. Aunque tiene una cruz latina, inicialmente se levantó con un templo de estilo románico.En el interior destaca el retablo mayor de estilo barroco-rococó con imágenes de la Virgen de pie, San Miguel y relieves renacentistas, de Hernando de Salcedo y Diego Torres, de la Anunciación, Visitación, Nacimiento, Reyes Magos, la Presentación en el templo, Circuncisión, huida a Egipto, Oración del huerto, Prendimiento, Flagelación, Coronación de espinas y dos medallones con Jesús y María.
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En el año 2002 se temió seriamente por su estado, después de que se vinera abajo todo el tejado de la nave, así la escalera de acceso al campanario de la iglesia. A pesar de que en 1983 fue declarada monumento histórico-artístico nacional, los problemas de conservación se fueron agravando. A ese grave problema se fueron sumando las filtraciones, que afectaron a la zona del retablo que daba a la pared que quedó al descubierto tras el primer derrumbe del tejado de una de las naves laterales. Hubo que esperar 18 años para que se llevara a cabo la demandada y necesaria restauración.
Hace siglos, Aguilar de Bureba fue tierra de vino, en el año 863 se tiene constancia de donaciones de viñedos de Briviesca y Prádanos de Bureba, aprovechando las condiciones climáticas de la zona.En 1063 hay documentos que nombran las viñas de Aguilar de Bureba y se habla de la existencia de hasta 30 cuevas o bodegas en la localidad. Es a partir de la segunda mitad del siglo XIX cuando se empieza a abandonar los viñedos hasta su desaparición.En la actualidad, aún quedan algunas bodegas en el pueblo.
El juego de las chapas es una de las señas de identidad de la localidad en la celebración de las fiestas patronales, que se celebran durante el último fin de semana de mayo.