El lenguaje de las campanas llega a Sargentes de la Lora

Mucho antes de que existieran los móviles, el wasap, Instagram o X, el sonido de las campanas era el encargado de transmitir las noticias. Los sucesos, cambios, las novedades, las alarmas. Cada toque, repique y volteo era el aviso para los vecinos de que estaba ocurriendo algo. 

La magia del tañer se fue perdiendo a medida que los pueblos se fueron vaciando de gente, se quedaron en silencio las calles y los campanarios. Una práctica con siglos de antigüedad  declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO por ser un ejemplo de memoria, historia, tradición y comunicación.

El  toque manual de las campanas se ha mantenido de generación en generación a través de grupos y organizaciones de campaneros. En Burgos, la Asociación de Campaneros nació hace casi ya una década y en este tiempo han sumado ya cerca de 40 personas. Entre ellos, bastantes jóvenes que se han unido a su empeño y aprenden la técnica «Tenemos una cantera bastante considerable de jóvenes que les gusta, tocan y dominan el arte. El más joven tiene 8, pero tenemos también socios de 16 años», explica Ismael de la Iglesia, portavoz de la Asociación. 

Este año han dado un paso más en el objetivo de su asociación que es la divulgación y formación en el toque manual de campanas, para seguir transmitiendo este arte y, recuperar sones que se estaban perdiendo. Con este objetivo, este año han puesto en marcha una iniciativa nueva, la construcción de un campanario portátil con el fin de facilitar a los vecinos puedan ver de cerca como se manejan las campanas, un dispositivo en el que han anclado dos campanas de tamaño medio que les permiten reproducir el sonido. «Combinamos el sonido de las campanas de cada localidad con el campanario que nosotros llevamos para que los vecinos lo puedan ver de cerca. Porque si no de la otra manera solo lo ven y oyen, pero en la distancia».

Esta idea tiene además otra vertiente, ya que está ayudando a la recuperación de sones. «Si hay algún campanero muy mayor que no puede subir  al campanario, se le pone las cuerdas y se aprovecha para grabar los toques que él conoce y que de otra manera se perderían», explica Ismael. 

Sargentes de la Lora es una de las primeras localidades que ha acogido esta idea. El estreno fue en la romería de la Virgen Blanca con un repique que acompañó la procesión. Pero este verano son las localidades las que vean de cerca esta  nueva propuesta de cerca.  Una localidad que vivió esta jornada de manera especial, ya que han recuperado sus campanas después de 20 años calladas «Fue una iniciativa de nuestro párroco Don Joaquín que no ha llegado a verlas, pero seguimos con su idea y gracias a una pequeña ayuda de Diputación  de Cultura y bienes patrimoniales y la aportación de los vecinos ha salido adelante», explica Carlos Gallo alcalde de la localidad. 

Una jornada especial en la que las campanas de Santa María La Real de Sargentes de Lora volvieron a la vida .«Este arte de tocar las campanas que ayudaba a saber qué pasaba en el pueblo. Fallecía alguien y se tocaba de una manera. Venía una tormenta y sonaba el tentenublo, para proteger los cultivos, tan importantes para los vecinos de los lugares» . 

Una idea que permite apreciar como se repica, voltea, las partes que componen la campana. Una  clase práctica con nociones básicas en el repique y el lenguaje de las campanas, 

Una expresión sonora que la asociación mantiene con los diferentes toques. Existe una gran variedad de sonidos según la técnica que se utilice: repique, volteo o medio volteo.

 El toque de las campanas ha tenido y tiene objetivos muy diferentes a lo largo de la historia: desde marcar los distintos momentos del día hasta alertar a la población de acontecimientos naturales como  tormentas, incendios, o desastres naturales,  cortejos fúnebres, noticias.

La respuesta al sonido depende de la edad. Los más mayores se emocionan «porque les lleva directamente a la infancia». Los de  mediana edad y más si son vecinos de las localidades están encantados con el repique.  Y los entre los más  jóvenes, nos dice Ismael, hay un poco de todo  «desconcierto, admiración, curiosidad».