Ibeas, la A-12 y el efecto llamada
Cada jueves, la localidad burgalesa realizará cortes en la N-120 hasta «nueva orden» con el firme objetivo de que «las poblaciones afectadas den el paso y se animen»
Cada jueves, hasta «nueva orden», Ibeas de Juarros alzará la voz para que la construcción de la autovía del Camino de Santiago finalice de una vez por todas. La primera movilización, el 1 de agosto, sirvió para visibilizar el hartazgo de los vecinos tras décadas de retraso. Los manifestantes cortaron la N-120, que divide el pueblo en dos, tras una pancarta que deja clara su reivindicación: A-12 ya. Con varios signos de exclamación para enfatizar el mensaje.
«Te juegas la vida literalmente», señala el alcalde de Ibeas, José Ignacio Colina, refiriéndose sobre todo al cruce de la carretera BU-V-8002 que da acceso a toda la comarca. A estas alturas, le parece «inaudito» que ni siquiera haya carriles de incorporación o aceleración. Algo más propio de los «años 70» y, obviamente, un mayor riesgo de siniestralidad.
Tampoco pasa por alto el regidor que la localidad se ve afectada por dos tramos. El de Burgos y el de Villafranca Montes de Oca, ambos pendientes desde hace mucho tiempo. Por todo ello, y ante los brindis al sol que al final no llevan a nada, Ibeas ha decidido plantarse con el objetivo de que se genere un efecto llamada en la zona.
Agosto es mala fecha para movilizarse, pero Colina espera que los plantes de los jueves vayan a más. El jueves acudieron vecinos de localidades cercanas como Arlanzón e incluso la alcaldesa de Atapuerca, Raquel Contreras. «Tenemos que hacernos oír», subraya el regidor mientras anima a la gente a «no tener miedo» porque «no se trata de hacer una algarada».
Lo ideal, a juicio del alcalde, sería que otros pueblos del entorno participen de manera activa. A poder ser, organizando sus propias manifestaciones para que la A-12 sea una realidad cuanto antes. Llegados a este punto, con las «promesas baldías» del ministro de Transportes, Óscar Puente, anunciando la licitación del tramo entre Burgos e Ibeas para el año que viene, Colina cree que se debe ejercer presión desde la calle para que el Gobierno tome cartas en el asunto, agilice los plazos y exponga a las claras sus intenciones.
«No se trata de politizar», asegura el primer edil antes de matizar que «me da igual quien gobierne: es una infraestructura que se tiene que hacer». En este sentido, recuerda que La Rioja continúa «aislada» porque «no tiene comunicación con Madrid».
A expensas de que «las poblaciones afectadas den el paso y se animen» mientras los vecinos de Ibeas claman por unas obras que ansían desde hace tiempo, Colina es consciente de que el desgaste puede hacer mella. Por ello, se muestra partidario de «cambiar el tipo de reivindicación». Es decir, plantear nuevas propuestas sin perder el espíritu combativo. Así pues, confía en que «la gente aporte sus ideas» porque «la creatividad tiene que estar presente».
Las movilizaciones, previamente comunicadas a la Subdelegación del Gobierno y con el «amparo» de la Guardia Civil, quizá generen un pequeño perjuicio a quienes transiten por la N-120. No es esa la intención ni mucho menos, aunque no cabe duda de que «para hacerte oír, tienes que provocar cierta molestia».