El Correo de Burgos

Territorio Megalítico, gigantes de la Prehistoria

Las parameras de la Lora, guardan posiblemente la mejor muestra del megalítico en España. Sedano acoge este martes una charla divulgativa sobre los descubrimientos de la zona.

Dolmen de las Arnillas,  valle de Sedano

Dolmen de las Arnillas, valle de SedanoMIGUEL MORENO

Publicado por
Fuencisla Criado
Burgos

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Bajo los páramos de la Lora se guardan tesoros.  Una tierra aparentemente yerma, desierta, que las gentes que lo poblaron hace  6.000 años conocían y dominaban. Su rastro de vida se ha perdido, pero nos  queda su memoria en los  grandes monumentos alzados para honrar a sus muertos. Son los  túmulos  y dólmenes diseminados por la zona.  Se desconoce la cifra exacta, puesto que algunos están excavados y otros por descubrir. Gracias a estas  costumbres funerarias del Neolítico y la Edad de Bronce guardan tesoros de información diseminados en los  municipios de Los Altos, Sargentes de la Lora, Tubilla del Agua y Valle de Sedano, que cuentan con la provincia de Burgos y una de las mejores de más representativas de toda España. Forman la agrupación Territorio Megalítico que lleva a cabo actuaciones conjuntas para el desarrollo cultural y turístico de la comarca.

Interior del Dolmen del valle de Sedano.

Interior del Dolmen del valle de Sedano.MIGUEL MORENO

Este verano las localidades del Territorio  alberga una serie de ponencias divulgativas sobre los estudios realizados en la zona. Este 13 de agosto el polideportivo de Sedano acoge la 'Charla de Megalitismo' en el Territorio del Valle  a cargo de Rodrigo Villalobos, Doctor en Arqueología  Prehistoria, Angélica  Santa Cruz,  especializada en Antropología  Física y Miguel Moreno, Doctor en  Patrimonio Cultural. El objetivo es explicar las características de  un fenómeno que surgió con los primeros agricultores y las huellas que ha dejado en este territorio. 

Los túmulos  son  tumbas realizadas con grandes piedras que fueron utilizadas por las comunidades prehistóricas, en el periodo que abarca desde el neolítico a la edad de bronce, para construir lugares de sepultura, monumentos y santuarios. Un lugar de enterramiento colectivo en el que los individuos neolíticos eran depositados por los suyos junto a su ajuar funerario, constituido por adornos y útiles de piedra, generalmente.

La zona de las Loras es especial. «Se debe a unas concentraciones del clima y del suelo que son excepcionales», explica Miguel Moreno Gallo, Doctor en Patrimonio Cultural. «Los páramos tienen unas pequeñas tierras de cultivo, que son extraordinarias. Todos los años garantizaban la cosecha. Por lo que los hombres prehistóricos se quedaban en esta zona».  Moreno destaca otra característica vital para la vida en el Neolítico, «el pasto está garantizado para que el ganado pudiera vivir tanto en verano como en invierno». Por lo que las comunidades mantenían un pequeño rebaño de  vacas, ovejas, cabras y algún cerdo o jabalí domesticado. «Este tipo de  ganado puede vivir durante todo el año sin que le des de comer, suelto. Ahora que se está poniendo en marcha la ganadería extensiva, se ha comprobado que el ganado sobrevive».  A la comida se une que la zona, aunque aparentemente carece de agua,  cuenta con numerosas charcas y fuentes, sobre todo en los límites de páramo que proporcionaban a las comunidades estos elementos vitales. 

Los túmulos están diseminados por el Territorio Megalítico.

Los túmulos están diseminados por el Territorio Megalítico.MIGUEL MORENO

«Es un territorio calcáreo donde se  filtra el agua»,  explica Moreno, que, conocedor de la zona, sabe que en verano, aunque no haya llovido, los campos guardan la humedad de la niebla que asciende desde Valderredible, desde el río Ebro que humedece toda el área de la paramera.  Unas circunstancias de que permitían  los recursos básicos para la vida. «En una comunidad que vivía de la ganadería y la agricultura, estos páramos tienen unas condiciones excepcionales. Cultivaban trigo, cebada, lentejas». Una alimentación que se completaba con los recursos de los bosques colindantes llenos de robles, hayas, encina, donde se recogían avellanas, bellotas, hayucos, para alimentación común de la comunidad y del ganado. 

LOS HUESOS HABLAN 

Datos de estas comunidades del Neolítico que conocemos por los descubrimientos realizados en los diferentes túmulos. Por ejemplo,  los análisis  efectuados por la paleontóloga Angélica  Santa Cruz, una de las partes que abordará en la charla del Valle de Sedano, arrojan información excepcional sobre estas comunidades.  «Pueden decir cuantos son hombres, cuantas mujeres», explica Miguel Moreno. «Por los estudios de carbono 14 se saben las dataciones de los diferentes restos recuperados en los túmulos que indican, por ejemplo, las edades de los enterrados. Si entre ellos hay niños, cuantos eran mayores, como era su estado físico».  

Informaciones amplias que ayudan a entender también cómo vivían, las enfermedades que  padecieron, el alimento que ingerían gracias a los rastros dejados en el desgaste de los  dientes, y el tipo de ejercicio que realizaban por el estado de los huesos de su esqueleto.

Un estudio sobre el terreno que continúa para intentar conocer  más sobre estas construcciones y el grupo de humanos que los realizó. Hay noticias de, al menos, 100 lugares en las parameras que pudieran contener túmulos. Visitables hay 10 y en los últimos años el grupo ha trabajado en otros tres más. En 2017 se excavó Arroyo Las Vegas, un túmulo de la Edad del Bronce situado en Sargentes de la Lora. En 2020, el túmulo de la Horquilla datado hace 3.500 años, donde se encontraron, dos cráneos humanos y restos de animales. Una tumba del Neolítico que posiblemente en algún momento fue saqueada, ya que no se pudieron recuperar ningún tipo de piezas de ajuar típicas de estos yacimientos.

El pasado año comenzó el trabajo en un despoblado medieval en Sargentes de la Lora denominado Villafría donde se han encontrado varios restos y  cuyo trabajo se retomará este verano.

TERRITORIO MEGALÍTICO 

Una apuesta por la recuperación del patrimonio que en estas localidades comenzó hace años con la señalización y protección de los monumentos excavados, así como la publicación de una guía que combina la información arqueológica con la del patrimonio cultural, natural y paisajístico.  También se pueden encontrar recursos informativos y de hostelería, para que el visitante pueda hacer rutas familiares, a pie o en bicicleta,  con diferentes grados de dificultad.

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