Canicosa de la Sierra. Una historia ligada a los pinares

Canicosa de la Sierra, en plena comarca de pinares, se ubica en la falda de las sierras de la Umbría y del Resomo y a los pies de los montes Carmona y Araña. Su historia aparece ligada a una de sus mayores riquezas, una extensa masa forestal de pino albar en la que se ubica.

Destaca, por tanto, su importante patrimonio natural del que merece la pena disfrutar si se anima a realizar una ruta por las cercanías admirando su paisaje y aprovechando la calidad del aire que se respira.

Por su localización entre montañas, cuenta con numerosas posibilidades para recorrer sus alrededores entre bosques de coníferas. Una de las curiosidades con las que el caminante se puede encontrar es el pino-roble, una rareza de la naturaleza que une estas dos especies de árbol en uno solo.

En 1792, gracias a la Carta Real de Carlos IV, se concedió a los vecinos de esta villa pinariega el privilegio de aprovechamiento forestal. A día de hoy, su economía se basa en las industrias derivadas de la madera y la piedra, y en su cabaña ganadera.

Como otros municipios de esta importante comarca burgalesa, cuenta con un patrimonio arqueológico de interés vinculado a la prehistoria y a la presencia de dinosaurios. Así, puede visitar los restos fósiles (de dinosaurios y árboles)en el término Las Peñas.

Junto con los pueblos comuneros, Quintanar de la Sierra y Regumiel de la Sierra, comparte zonas arqueológicas de interés como la necrópolis de Revenga, compuesta por 140 tumbas excavadas en la roca, y Fuente la Teja.

Otro pintoresco paraje a destacar, La Peña de las Siete Albarcas, junto a la Fuente de los Infantes, donde se encuentran grabadas en la roca que rodea la fuente las huellas de las albarcas de los Siete Infantes de Lara, protagonistas de una truculenta leyenda medieval.

En su casco urbano destacan las casonas de los carreteros del siglo XVIII, que se caracterizan por tener tejados de gran vuelo y un gran porche en el que se guardaban los carros. También existen otros ejemplos de la arquitectura tradicional, entre los que destaca el edificio del Ayuntamiento o la iglesia del siglo XVI, levantada sobre una edificación visigoda.

Entre sus monumentos cuenta con numerosas ermitas como la de San Roque, la Veracruz o la del Carrascal. Esta última se localiza en el monte, en el lugar donde, según la leyenda, una vaca fue recuperada milagrosamente y su pastor, intrigado por el milagro, encontró la talla, que permanece en el mismo lugar pero cobijada en el pequeño templo.

Otro de los espacios de interés es el castro, ubicado en la zona alta del pueblo. En este lugar se establecieron los celtíberos, y son aún visibles restos de la muralla del asentamiento primitivo. También hay referencias a que el Cura Merino lo utilizó durante la guerra de la Independencia.

Como acabamos de entrar en el otoño, merece la pena comentar uno de sus atractivos naturales y, a la vez, gastronómico. Canicosa de la Sierra goza de un privilegiado entorno en el que nace ese tesoro de la cocina que son las setas. Las Jornadas Micológicas que organiza la localidad son todo un referente entre los amantes de este producto de alto valor culinario. Tradicionalmente, se celebran a finales de octubre y suelen contar con la participación de los mejores chefs de la comarca y de la provincia. Esta cita tiene como objetivo dar a conocer un producto que se ha convertido en fundamental en los menús de temporada que ofrecen los restaurantes de la zona.

Las fiestas forman parte importante de la vida de esta localidad. Cuando termina el mes de abril, es tradición la pingada del Mayo, que representa la celebración de la primavera.