El Correo de Burgos

Investigan a un hombre en Burgos por revender precintos de corzos

Se le imputan dos delitos de estafa y un delito de falsificación de documento privado entre particulares

Imagen de los precintos.

Imagen de los precintos.GUARDIA CIVIL

Burgos

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El Seprona de la Guardia Civil de la Comandancia de Burgos ha investigado a A.C.S.R., de 36 años, como presunto autor de dos delitos de estafa y un delito de falsificación de documento privado entre particulares, tras destapar una trama de compra-venta irregular de precintos de corzo (Capreolus capreolus).

Los hechos fueron puestos en conocimiento de la Guardia Civil el pasado mes de julio cuando uno de los perjudicados, cazador, sospechó de ciertas irregularidades tras la adquisición de dos precintos de corzo para ejercer su caza en un acotado de Las Merindades.

El cazador presentó a los agentes del Cuerpo, como prueba, sendos precintos y una autorización manuscrita expedida por el presunto arrendatario del terreno cinegético, en el que autorizaba no solo el abate del corzo, sino también el de otras especies como el jabalí en la modalidad de aguardos y el zorro, lo que sin duda hacía más atractiva la transacción.

Las primeras pesquisas iniciadas por los investigadores descartaron que el supuesto ‘gestor’ figurara como titular de algún acotado de caza y también que lo tuviera arrendado en Castilla y León, por lo que no podía expedir ninguna autorización de caza a su nombre, conforme a la normativa.

A su vez, el verdadero titular del terreno cinegético con el que se entrevistaron los componentes del Seprona, confirmó que había vendido los precintos de su coto a ACSR y a otra persona -esta ajena a todo este entramado- y que a su vez facilitó a cada uno una autorización escrita a su nombre, únicamente para el abate de este cérvido y no para ninguna otra especie, con la salvedad de que estos precintos no podían ser revendidos.

El cazador denunciante salió doblemente perjudicado ya que había adelantado un dinero en calidad de depósito, que perdió y, además, realmente, no pudo ejercer la actividad cinegética ya que el documento de autorización era fraudulento por ser falso.

Por su parte, el verdadero titular del coto también resultó estafado, ya que él había comercializado los precintos bajo promesa de ACSR de realizar una gestión sostenible de los animales que garantizara el cuidado del acotado y de su biodiversidad.

Las diligencias instruidas han sido entregadas en los Juzgados de Villarcayo.

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