El Correo de Burgos

Retazos de historia de la antigua azucarera arandina en imágenes

Una exposición y un documental recuerdan la trascendencia que supuso para Aranda desde su puesta en marcha en 1943 hasta su clausura definitiva en 1996

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Burgos

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LORETO VELÁZQUEZ /  Aranda

Desde hace más de cincuenta años, la sombra de su gigantesca chimenea de 60 metros de altura ha dibujado el paisaje arandino. De hecho, su puesta en marcha en noviembre de 1943 supuso un antes y un después para la industrialización de una villa que hasta entonces era eminentemente agrícola. Su aportación al empleo es además indiscutible. Solo hay que recordar su ambiciosa construcción, que dio trabajo a 986 obreros para dar forma a una planta con naves de 96 metros de longitud, 51 de anchura y 19 de altura. Todo orquestado y distribuido sobre una base de 17 hectáreas de terreno con una longitud de cuatro kilómetros y medio.

En su construcción no escatimaron en gastos, empleando 23.845 metros cúbicos de hormigón y ladrillo, 4.300 toneladas de cemento, 9.600 metros cuadrados de cubiertas y 52.000 de cal y yeso.

Gracias a su funcionamiento el cultivo de la remolacha experimentó un crecimiento impensable y en sus 52 años de vida, la planta ribereña recibió más de ocho millones de toneladas de remolacha y produjo más de un billón de kilos de azúcar.

Su suerte cambió, sin embargo, a finales de la década de los noventa cuando el mercado del azúcar dio los primeros pasos hacia su reestructuración, con procesos de fusión en aras del incremento de los niveles de rentabilidad. La planta de Aranda fue una de las señaladas y con su cierre, en 1996, se perdieron cerca de 200 puestos de trabajo. Los que siguieron en activo tuvieron que emigrar a otras azucareras como la de Peñafiel o Miranda de Ebro.

Recuerdos

Con el objetivo de rememorar esta historia de Aranda, la asociación Cultural On, ultima los preparativos de la presentación de una exposición fotográfica y un documental sobre la azucarera, que verá la luz el próximo 2 de febrero en la Casa de Cultura. El proyecto surgió cuando el fotógrafo arandino Paco Santamaría obtuvo hace dos años los permisos necesarios para adentrarse en el corazón de la fábrica ribereña. En su empeño, el fotógrafo encontró el apoyo del periodista Iván Juárez y los componentes de la productora ‘Trece Grados’, Ignacio Rodríguez y Fabián González.

El resultado es el primer trabajo de la saga ‘The Factory’, una exposición y un documental que ahondan en la relación de los trabajadores con la propia fábrica y en su repercusión en la historia de la ciudad.

Exposición

Con 36 imágenes, la muestra fotográfica recoge dos vertientes, el estado actual de la instalación (que en los últimos dos años ha sufrido hurtos y actos vandálicos) y el factor humano de la fábrica a través de las imágenes de 22 trabajadores. Sus recuerdos, recogidos por Iván Juárez, acompañan la muestra.

Con la misma filosofía que la exposición pero con las posibilidades que ofrece el lenguaje cinematográfico, los miembros de la productora arandina Trece Grados dibujan un retrato de una sociedad pesimista y decadente. «El documental ofrece los testimonios, en ocasiones nostálgicos y desgarradores de los trabajadores de la azucarera que nos trasladan a otra época», apuntan.

La inauguración tendrá lugar el próximo jueves a las 20.30 horas en la Casa de Cultura.

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