SUCESOS
La defensa de Lucho usa un informe sobre su TDAH para hacerlo pasar por ‘inmaduro’
Intenta tumbar el test de madurez para favorecer su defensa / La familia de la víctima lo ve como «un nuevo intento de dilatar todo el procedimiento judicial»
Cuando se pensaba que la jueza había dado por cerrada la instrucción del caso de la menor de Aranda, los abogados del exfutbolista de la Arandina Carlos Cuadrado, alias ‘Lucho’, presentaron el viernes un nuevo informe psicológico. En él, un psicólogo de parte contradice la valoración que hizo el juzgado en su día al entender que en el test de madurez en que se aseveró que el joven «tiene una madurez psicológica sustancialmente superior a la denunciante», no parte de «pruebas objetivas», al basarse exclusivamente en su capacidad de tomar decisiones.
«Los últimos estudios hacen referencia a que el periodo de adolescencia se amplía de los 19 a los 24- 25 años debido a que cada vez más se retrasa la asunción de responsabilidad en los jóvenes», argumenta el experto convencido de que Lucho obedece a un sistema cognitivo «simplista, cortoplacista, primitivo e infantil» propio de niños y adolescentes, según reza en el informe al que ha tenido acceso este periódico.
Cabe recordar que Lucho es uno de los exjugadores de la Arandina Club de Fútbol investigados por un presunto caso de agresión sexual a una menor de edad, junto a Víctor Rodríguez Ramos ‘Viti’ y Raúl Calvo.
El nuevo estudio que ha aportado la defensa del joven analiza su personalidad con el fin de determinar su estado mental en el momento de los hechos denunciados. Del documento se desprenden algunos datos de interés como que Lucho está diagnosticado desde que tiene doce años con la patología TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Se trata de un trastorno neurobiológico de carácter crónico, que se origina en la infancia y que implica un patrón de déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad, y que en muchas ocasiones está asociado con otros trastornos comórbidos. Según los expertos es un trastorno sintomáticamente evolutivo y de probable transmisión genética, que afecta entre un 5 y un 10% de la población infantil, llegando incluso a la edad adulta en el 60% de los casos.
En el caso de Lucho, tras años medicado dejó el tratamiento en septiembre de 2009, «sin consultar a su médico». En esa misma fecha comenzó su carrera profesional como futbolista tras no lograr aprobar la ESO y dejar por el camino varios grados formativos.
Impulsividad
El análisis incide en una personalidad dependiente de un joven que tiene déficit de atención, impulsividad, un entorno hiperprotector y una inmadurez emocional «que hace pensar que su capacidad para tomar decisiones y por tanto, su juicio, entendiendo éste como la capacidad para evaluar una situación de acuerdo con la lógica formal y actuar de forma adecuada, se encuentren alterados». «Detectamos una merma en su capacidad reflexiva que le dificulta sustancialmente a la hora de sopesar los pros y los contras en la toma de decisiones», apunta.
El informe concluye que el deportista, que actualmente juega en el Club Atlético Bembibre, tiene un comportamiento inmaduro para su edad, que se une a un cuadro de estrés por el proceso judicial, su paso por la cárcel y su futuro incierto. Según el documento, el joven tiende a evitar conflictos y carece de iniciativa y autonomía decantándose normalmente por un «rol pasivo» y falto de confianza en sí mismo. «Encontramos una sintomatología compatible con una dificultad para mantener la atención y concentración en tareas, así como una impulsividad en su comportamiento que producen un leve deterioro del funcionamiento personal, social y laboral debido al ambiente hiper protector en el que vive», subraya.
presión a la menor
Para la familia de la menor denunciante, este nuevo informe sólo busca reducir una posible pena y retrasar un proceso que lleva ya demasiado tiempo abierto. «No podemos más», admite el padre, convencido de que aunque la justicia llegará finalmente y los ex jugadores de la Arandina serán condenados por agresión sexual continuada a una «niña de 15 años», «mientras llega, destroza todo».
La menor lleva dos meses y medio sin ir al colegio. La presión que sentía en la clase, en el patio y en la calle -con pintadas en su casa y en su buzón-, llegó a tal punto que decidieron que siguiera los estudios en casa. «Pedimos un profesor pero aquí seguimos esperando. Yo creo que ya estando casi a final de curso, no llegará», lamentaba el progenitor.
La familia tomó la decisión de dejar el colegio el día en que se cumplía un año desde que los jóvenes investigados salieron de la cárcel tras permanecer dos meses en prisión provisional.
En su opinión, todo se agravó cuando él, tras un año de baja, tuvo que regresar al trabajo y sobre todo, cuando la Arandina Club de Fútbol fichó a uno de los testigos de los investigados, Rodrigo González Flórez, quien según el padre, sigue viviendo en el piso donde presuntamente sucedieron los hechos, a escasos metros de su casa. «Mi hija le vio el otro día entrando con bolsas de la compra», denuncia a sabiendas de que aunque la Arandina aseguró en su día que iba a ser desplazado al otro piso que tiene el club en la ciudad, la mudanza no se ha hecho.
Hay que recordar que Rodrigo González Flórez fue llamado como testigo por el grupo de whasapp que tenía con dos de los jugadores, a los que advirtió de la edad de la menor. Sin embargo, en la testificación aseguró no recordar los hechos. Para el padre de la menor, su fichaje busca desestabilizar a la familia denunciante.
Según ha afirmado en este periódico el abogado de la acusación particular, Fernando García Puertas, los jóvenes investigados se enfrentan a penas de 16 años de cárcel.