55 años del Tren Directo: "A veces se tardaba seis horas de Madrid a Burgos"
Los trabajadores de la línea recuerdan las anécdotas mientras la línea sigue en punto muerto
Hoy 4 de julio la línea del ferrocarril Madrid-Aranda-Burgos cumple 55 años, desde aquel 4 de julio de 1968 cuando un tren Talgo protagonizó el viaje inaugural entre Madrid-Chamartín y Burgos. Se conoce como el tren Directo porque es la línea más recta para conectar Bilbao con la capital de España y con el Sur. Sin embargo, su historia se truncó en marzo de 2011 cuando un desprendimiento dejó atrapada una bateadora que realizaba labores de mantenimiento y supuso el cierre del tramo que hasta entonces unía de Aranda de Duero y Madrid.
Hoy 12 años después la máquina sigue en el mismo punto. “Es una aberración, entre unos y otros nos han dejado incomunicados”, lamenta Mariano Ayllón, quien trabajó casi toda su vida en el tren Directo. “Yo estuve como oficial de comunicaciones desde 1976 hasta que me jubilé en el año 2000”, recuerda sin entender qué ha podido pasar, porque “era una línea con mucho movimiento de trenes y mucha vida”. “Cualquiera entiende a estos políticos”, rechaza convencido de que “lo han dejado morir”. “Yo intento no acercarme mucho ni a la estación porque me da mucha pena. Es todo abandono y desidia”, reprocha este trabajador jubilado.
Recuerdos bonitos
A José García Soriano, la línea Madrid-Aranda-Burgos solo le trae buenos recuerdos. Él empezó como viajero cuando iba a ver a su hermana a Miranda de Ebro, pero luego empezó a trabajar como ferroviario y a partir de los 21 años como interventor, un cargo que ejerció durante 47 años. “Recuerdo tanto el Iberia Express que iba de Madrid a Hendaya y era continuación de uno que venía de Algeciras y continuaba a Irún. Recuerdo que el Iberia Express era un tren que llevaba un ‘coche cine’. Las películas se ponían en el tramo entre Madrid- Aranda porque no había paradas ni interrupciones”, relata sin olvidar a los chiquillos “con babi y unos canastos que esperaban en la estación de Aranda para vender bocadillos”. “Era curioso porque los vendían diciendo ‘algún bocadillo’. Nosotros o bajábamos o los cogíamos por la ventanilla”.
A partir de 1982 pasó a ser interventor. “Recuerdo que había un automotor que a veces tardaba seis horas de Madrid a Burgos. Paraba en todas las estaciones. La verdad es que trabajando en la línea fui feliz. Yo soy de Sevilla y recuerdo esos inviernos con todo nevado. ¡Parecía Rusia! Era precioso. Recuerdo que cuando inauguraron la línea ferroviaria, enviaron muchos electricistas que eran de Sevilla y cuando pasábamos con el tren los saludaba. Fueron buenos tiempos”, sostiene a sabiendas de que gracias a ese trabajo aprendió otros idiomas como el francés ya que, el tren Puerta del Sol que iba de Madrid a Irún llevaba unas literas francesas y los encargados literistas solo hablaban ese idioma.
Hoy sin embargo, la línea parece condenada. “Me parece una barbaridad. Sé que es difícil pero yo tengo esperanzas. Veo las manifestaciones que hay en Aranda, en Burgos… toda esa gente volcada. Los ciudadanos quieren el tren y si lo pusiesen en condiciones sería una muy buena alternativa”.
Menos optimista se muestra José Luis Muñoz, quien fue el encargado del servicio médico en la línea Aranda- Sarracín durante 10 años. “En su momento ya reivindiqué porque nadie hacia nada para que se potenciase, pero fueron quitando trenes, trenes y trenes, y esto es como un puesto de melones. Si no pasa nadie y vas quitando melones, llega un momento que no vendes melones porque nadie los espera. Esto ha sido siempre un tema político”.
En su opinión, ya no hay vuelta atrás. “¿Reapertura? Haría falta mucho dinero. No tengo ninguna esperanza”, afirma.