Entre vinos
Se cumplen 10 años del devastador incendio que destruyó gran parte de la bodega Martín Berdugo
La familia ha convertido la desgracia en un ejemplo de superación y ahora prepara el salto al enoturismo
Han pasado 10 años pero en la retina de la familia Martín Berdugo permanecen intactas las imágenes de aquel fuego que obligó a cambiar el rumbo. La alarma llegó en forma de llamada el 5 de septiembre a las 21.30 horas. Un rayo había impactado en la nave de elaboración y las llamas se propagaban a gran velocidad por la bodega arandina. “Fue un día muy duro”, recuerda Antonio Díez Martín.
Allí se congregaron todos: los padres, Josita Martín Berdugo y Enrique Díez, y sus hermanos, Pepa y Bruno. “Cuando me llamó mi hermano para avisarme, estaba en Burgos. Fui corriendo y la desolación fue tremenda. El rayo cayó en un foco de la cubierta y al ser de toda de madera, ardió sin remedio extendiéndose a la instalación eléctrica y a la zona de oficinas. Los bomberos tampoco tenían presión para sacar el agua del pozo porque se había caído la electricidad y no se podía hacer nada. Se iba quemando todo y solo podíamos mirar”, relata Bruno.
"Vamos a salir de esta"
Por suerte el fuego se quedó en la nave de elaboración y oficinas y no afectó a la nave donde se encuentra la sala de barricas, el embotellado y el producto final. Al producirse el 5 de septiembre tampoco comprometió a los 600.000 kilos de uva que permanecían aún en las 87 hectáreas de viñedo. Tocaba decidir. Y así, cuando todo parecía perdido y ni siquiera se había dado por extinguido el fuego, Josita reunió a sus hijos y les dio el mensaje que necesitaban oír: “vamos a salir de esta y vamos aprovechar este nuevo reto para mejorar las instalaciones y hacer de esta bodega un proyecto vanguardista y de futuro”, afirmó.
No había tiempo que perder. “Teníamos que organizar la vendimia en otra bodega, que fue Anta Banderas; negociar con los seguros y enfocar la reconstrucción”, recuerda Antonio agradecido a toda la ayuda recibida.
A la hora de rehacerse, lo peor fue toda la documentación que se perdió en el incendio. “El gran problema fue que se quemaron los documentos, el servidor, los discos duros y las copias de seguridad, y eso nos complicó muchísimo”.
"El rayo nos dio su energía"
El esfuerzo valió la pena. La obra, diseñada por AU Arquitectos, con el apoyo de Bruno como arquitecto de interiores; no solo ha dado pie a una bodega de diseño. “Nuestro objetivo principal era mejorar la calidad de los vinos y por ello apostamos por la última tecnología", señala mientras muestra un proceso de elaboración que ahora funciona por gravedad gracias a un sistema de ‘Ovis’ y un puente grúa que respeta la uva posibilitando vinos “más frutales y elegantes”. “A mí me gusta pensar que el rayo nos dio su energía”, termina Antonio, con la mirada puesta ahora en un nuevo reto que pretenden poner en marcha en pocos meses: abrirse al enoturismo, con un programa anual de actividades y propuestas. “Vamos a hacer actividades muy chulas”, adelanta.
Bodegas Raíz
La misma pesadilla vivió la bodega Raíz de Páramo de Guzmán, en la localidad de Roa. Allí la alarma saltó casi un año después, el 1 de mayo de 2014, en la quesería con la que la bodega completaba su oferta; una quesería que vivía además su momento más álgido tras convertirse en protagonista de la novela ‘The Telling Room’ del periodista norteamericano Michael Paterniti.
El fuego, originado por la chispa de una radial, comenzó a las cinco de la tarde. Las llamas provocaron la caída de la cubierta principal. Los 16 bomberos que llegaron desde el Servicio de Extinción de Incendios de Aranda, más la bomba nodriza que envío la Diputación de Valladolid desde Peñafiel, trabajaron durante más de tres horas. «Cuando llegamos las llamas estaban ya en pompa», explicaba en ese momento uno de los bomberos.
El incendio redujo a amasijos de hierro 2.000 metros cuadrados de fábrica. Solo se salvó un queso que permanecía en una nevera. Se subastó con fines benéficos por 275 euros.
En su caso, la rehabilitación va más lenta y aún elaboran los quesos en unas instalaciones alquiladas, eso sí con “los mismos moldes y proveedores de antes”. Según explica la directora, Cayetana Santos, cuando se produjo el incendio estaban ya haciendo el túnel de 800 metros, que une la antigua bodega subterránea con la moderna y con el que han recuperado la elaboración artesanal y donde también dan el último toque a sus afamados quesos. “Esta inversión y el Covid nos han retrasado un poco pero la quesería es una apuesta clara como la bodega y el hotel”, afirma.