El Correo de Burgos

Precio del lechazo. ¿Por qué cuesta hoy más caro que en Navidad?

Nueve claves para entender por qué están dejando morir el lechazo en Castilla y León y en España

Lechazo

LechazoLoreto Velázquez

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Aranda

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Si hoy te acercas a la carnicería te sorprenderá el precio del lechazo, más caro incluso que las Navidades de 2022. ¿Qué está pasando? Hoy hablamos con los que más saben del sector para entender un declive que comenzó hace años. Estas con las claves de la muerte anunciada del lechazo en España.

1. No hay ovejas

Es el principal motivo en Castilla y León y en España. Los ganaderos de ovino han dicho basta a la subida de insumos como la paja, que se ha disparado, o la luz, pero también a otros problemas que se han convertido en endémicos como la falta de personal, la dificultad de encontrar relevo generacional, la esclavitud de la profesión y una administración que sigue aplastando el campo y a los ganaderos a base de burocracia y más burocracia. El que no ha cerrado, ha mermado la cabaña. Muchos han pasado de 200 cabezas a 40. Nos quedamos sin productores.

2. Falta de concienciación social

Los ganaderos lo tienen claro: en la mesa el lechazo es un producto valorado, la estrella de la mesa en Navidad junto a otros productos delicatesen como el marisco, pero no se valora el proceso, el origen. “El dinero no te da derecho a comer. Por mucho dinero que estés dispuesto a gastar, si no hay, no hay”, advierte un ganadero de ovino de la Ribera del Duero convencido de que “esto se podía haber evitado, pero se lo han cargado”.

El lechazo de calidad ronda ya los 24 euros

Imagen del lechazo en la carnicería Santa María de Aranda de DueroECB

3. No es rentable

Ahora el precio está caro, en unos 100 euros el lechazo vivo de raza, porque no hay, pero ¿Qué pasa los meses que el lechazo se paga a los ganaderos a 50 o incluso a 30 euros? Y eso que este año no ha sido malo, pero los gastos se han multiplicado.

4. No hay relevo generacional

Los ganaderos llevan años pidiendo una escuela de pastores que nunca ha llegado. Se sienten abandonados a pesar de ser un sector que fija población en el medio rural. Tampoco se puede olvidar la amenaza del lobo, cada vez más presente.

5. Excesivo recelo animalista

En los últimos años ha aumentado el número de personas que no consumen carne, casi al mismo ritmo en el que los animalistas y las administraciones censuran cualquier acción en la granja. “Somos los primeros interesados en cuidar a nuestros animales porque vivimos de esto y porque vivimos aquí en el medio rural”, recuerda el ganadero.

6. Cuesta encontrar

En la carnicería apenas hay lechazo. “Antes en los pueblos había siempre rebaños pero, ¿ahora? Si queda uno es un milagro. Están desapareciendo y eso repercute sí o sí en el precio del consumidor”, explica un carnicero de Aranda de Duero, cuna del lechazo asado.

7. Ojo porque podría seguir subiendo

Ante la falta de cabañas y la llegada de la Navidad los carniceros pronostican una tendencia al alza de precios.

8. ¿Un producto encasillado?

El lechazo se asocia con una celebración, pero puede ser una alternativa diaria si separamos una parte para chuletillas y otra para un buen guiso. “El precio puede parecer elevado pero la inflación afecta a todo: la ternera, el pollo, la fruta, la verdura… Al final con un lechazo que te puede costar 120 euros comen 10 personas”, recuerda un matadero de la Ribera. Y es que, todo tiene un precio, sobre todo si hablamos de calidad.

9. Incendios

Más allá del lechazo, está el problema de incendios. Si no hay ovejas, no pastan y será más difícil prevenir los incendios forestales. “Los mejores bomberos son las ovejas”, aseguran.

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