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“Vamos a intentar seguir con lo poco que ha quedado del incendio”

La explotación ganadera de Benito y Millán se quemó  matando a 700 ovejas en Caleruega

Millán y Benito posan junto a la nave calcinada en CaleruegaLoreto Velázquez

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Aranda

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Han pasado 2 días pero todavía sigue ardiendo y el olor a carne quemada es demoledor. “Aquí estamos impotentes, tristes y muy preocupados”, aseguran los hermanos Benito y Millán desde su explotación ganadera de Caleruega. Su granja de ovejas sufrió el miércoles un terrible incendio que asoló una de las naves matando a más de 700 animales. “Cuando me llamaron para avisarme no me lo creía. Había fuego, pero yo acababa de estar porque cada mañana voy a las 6 para ordeñar a las ovejas. Ese día había estado; todo estaba normal y volví a casa a desayunar a las 8.15 horas. De ahí a la llamada no pasaron ni 15 minutos”, lamenta Benito sin saber aún cómo ha podido ocurrir.

Tras la llamada los dos hermanos se metieron en el coche. “Casi nos matamos por el camino. Yo no me lo creía pero cuando vi el fuego desde lejos cogí una curva y el coche derrapó. Perdí el control durante unos segundos y la verdad es que estábamos muy asustados”.

Al llegar se dieron cuenta que no había nada que hacer. No había forma de acceder. “Como había mucho aislante todo ardió en cuestión de minutos. Los bomberos de Huerta de Rey llegaron muy rápido pero no echaron ni una gota de agua porque, según nos dijeron, iba a ser peor porque las llamas podían elevarse y extenderse al resto de la explotación. Solo podíamos esperar”, relata.

En el incendio fallecieron 700 animalesLoreto Velázquez

Las ovejas que estaban dentro no tuvieron opción y las pocas que lograron escapar de las llamas estaban tan malheridas que siguiendo el consejo de los veterinarios tuvieron que ser sacrificadas, porque “estaban sufriendo muchísimo”. “Ha sido una pesadilla, un horror”, asegura Benito.

Hoy, 48 horas después todo sigue igual. Los cadáveres de las ovejas permanecen en el mismo sitio a la espera de que comience el proceso: la retirada de los animales, el derribo de la nave y los seguros. “Siempre hemos pagado religiosamente y ahora esperamos que cumplan, porque si no, no sé qué va a ser de todo esto”.

Pese a todo no pierden la esperanza. “Dentro de toda la desgracia, afortunadamente el fuego solo afectó a una de las naves. Vamos a intentar seguir con lo poco que ha quedado del incendio”, afirma Millán mientras enseña la nave que ha salido indemne del siniestro. “Aquí tenemos 400 ovejas de ordeño y además también tenemos la maquinaria y la ordeñadora que no se ha quemado”.

La nave se construyó en 2009Loreto Velázquez

Aunque todavía se desconocen las causas, el fuego comenzó en la paja. “Es muy raro porque según dicen, la paja es inflamable cuando está húmeda pero la parte que metimos en la nave estaba seca. Además es invierno, no tienen sentido”, analiza Benito.

En el interior de la nave calcinada estaban más de 700 animales, desde ovejas de 8 meses a lechazos que acaban de nacer. “Teníamos 50 lechazos para vender. El carnicero iba a venir a por ellos pero llamó y me dijo que no podía venir porque le habían operado. Se quedaron ahí y mira”, lamenta.

Esperanza

Benito no se separa del móvil. “Estoy pendiente de la llamada del perito”, asegura con la esperanza de que se tramite con diligencia y sea fácil.

Benito y su hermano Millán llevan toda la vida trabajando en el campo. “Siempre hemos tenido animales pero también hemos sido labradores; hemos cultivado cereal, trigo, forraje… Llegamos a trabajar 200 hectáreas, pero ahora ya solo tenemos un poco de forraje y algo más, pero en secano, que ya sabes lo que es, y luego las ovejas”, explica Millán.

Por suerte la segunda nave no se vio afectadaLORETO VELÁZQUEZ

Aunque el negocio lo comenzó su padre, las naves son recientes. “La que se ha quemado se hizo en el año 1999 y metimos las primeras ovejas en el 2000, mientras que la otra, la que ha quedado, se hizo en 2010. Eran unas naves estupendas”, lamenta Millán.

No es la primera vez que afrontan un desafío. Hace muchos años perdieron cerca de 300 ovejas. “Salieron con el pastor y no sabemos cómo, si fue por agua contaminada o por algún herbicida, pero al día siguiente enfermaron todas. Se habían intoxicado”, recuerda con tristeza y consciente de que ahora es distinto. “Nos pilla bastante más mayores”, termina.