Aranda de Duero
“Vivir en la calle Hospicio se ha convertido en un infierno”
Los vecinos exigen medidas contra el ruido, la inseguridad y las continuas peleas
Siempre ha sido zona de ocio nocturno pero en los últimos años la situación se ha agravado y los vecinos no aguantan más. “Vivir en la calle Hospicio se ha convertido en un infierno”, asegura una vecina que prefiere no dar a conocer su nombre por miedo a represalias.
Las peleas, asegura, son continuas. “Despiertan a mis hijos con gritos, golpes… así llevamos 7 años pero lo de ahora es tremendo. Cada vez vamos a peor”, lamenta mientras enseña dos videos. Uno de ellos lo grabó el 6 de febrero. En la imagen aparecen dos mujeres peleando mientras cuatro hombres las observan de cerca pegando gritos. “Como en la mayoría de los casos no hay denuncia, aquí no pasa nada”, explica la vecina.
El último video lo grabó este mismo sábado. Otra pelea y gritos ensordecedores. “El sábado sí acudió la Policía Local con un coche y furgón, pero esto es insoportable”.
Preocupa además la agresividad. “Desde que apuñalaron a uno no grabamos casi nunca porque nos da miedo que nos vean y nos puedan hacer algo”, señala a sabiendas de que ha habido agresiones muy graves. “Hace cuatro años le cortaron el cuello a un hombre y un par de años antes a otro le rajaron la tripa. Para no tener miedo de volver a casa”.
Junto a las peleas preocupa también que la calle se esté convirtiendo en un foco de venta de droga. “Vemos a la gente trapichear, pelear por que no han llegado a un acuerdo…”, añade.
La familia no aguanta más. “Estamos mirando para irnos de aquí, como muchos otros vecinos que ya lo han hecho. Es muy injusto que no se haga nada. Estamos desprotegidos, nuestros hijos están desprotegidos”, denuncia a sabiendas de que cuando sus hijos invitan a amigos a casa y ella les propone que se queden a cenar, “no se quedan porque sus padres no les dejan por el tema de la vuelta”. “Es como vivir en el Bronx pero a dos minutos del centro de Aranda de Duero”.
Dar el paso a la venta tampoco es fácil. “¿Quién vende ahora un piso aquí? Solo puedes malvenderlo”, lamenta sin querer oír hablar de la posibilidad del alquiler. “Eso es una lotería, si tienes suerte bien, pero ¿y si te lo destrozan o no te pagan y se convierten en ocupas como le está pasando a una vecina de este mismo barrio? No nos podemos arriesgar”, rechaza.
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Sus opciones son así limitadas. “Nosotros estamos atados de pies y manos porque no tengo capacidad económica para dejar esta casa a irme de alquiler o comprar otra, por eso hago este llamamiento a la Policía y al Ayuntamiento. Hay que buscar una solución. Mis hijos llevan viendo peleas desde que son muy pequeños. Si se supone que está prohibido hacer botellón, ¿Por qué no multan a todos los que salen a beber de los bares a la calle?”, cuestiona.
Aunque desde la Policía Nacional explican a este periódico que patrullan la zona todos los días, y en varias ocasiones cada noche de fin de semana, esta familia insiste en que el momento más delicado es cuando cierran las discotecas, a las seis de la mañana.