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De Madrid a Fuentelcésped. “Aquí en el pueblo hemos ganado tiempo y eso es calidad de vida”

Lucía y David lo han dejado todo por vivir en el mundo rural

Lucía posa en el bar de Fuentelcésped

Lucía posa en el bar de FuentelcéspedLoreto Velázquez

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Aranda

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Con 41 años y dos hijos, de 4 y 9 años, no es fácil romper con todo, pero Lucía lo vio claro. Harta del estrés de Madrid, ha buscado la paz en el pequeño pueblo de Fuentelcésped, donde ha comenzado a regentar el único bar de la localidad. Los vecinos están encantados y ella feliz ante este nuevo reto.

La aventura comenzó en verano. “Tanto mi marido, David, como yo, estábamos un poco hartos de esa vida de estrés continuo, de esa sensación de que por mucho que hagas no llegas, y sobre todo de no tener tiempo de calidad para la familia”.

Él es jefe de cocina y ella siempre ha trabajado en la hostelería y en turismo, en gestión de hoteles y en el departamento financiero.

Con la decisión tomada, había que decidir dónde. Su primera parada fue un pequeño pueblo de montaña de Soria, de apenas 20 habitantes, donde Lucía encontró un trabajo en la Posada Real. “Al principio fue un poco shock para todos”, recuerda.

De ahí se mudaron a Aranda, pero el trabajo no encajó y siguieron su periplo hasta una pedanía del norte de Burgos, Villanueva de Matamala, que es todavía más pequeña. Ahí estuvieron tres meses hasta que una noticia del periódico cambió su destino. “Vimos que en Fuentelcésped buscaban a alguien para llevar su bar y lo vimos como una oportunidad. Encajaba todo perfecto. Además donde estábamos hacía mucho frío y en la Ribera hay como 9 grados más. Decidimos acercarnos y aquí estamos, con las maletas de nuevo pero con mucha ilusión”.

Como es lógico, los primeros días no han sido fáciles. "Los niños siguen en el mismo cole, pero ya estoy tramitando para hacer el cambio para el curso que viene y aquí en el bar, a tope, con todo el lío de los proveedores y de la puesta en marcha".

Sorprendentemente, no le fue difícil encontrar una casa en alquiler. "Hemos tenido mucha suerte porque fue casi inmediato y la verdad es que está bien", agradece.

Entrados en materia, ella se encarga de la barra y de atender a los clientes y a una terraza que proyectan ampliar. La cocina queda en manos de su marido, David. "Los callos le salen muy ricos y también las croquetas, las patatas bravas y los platos combinados. Es todo casero; aquí no hay nada congelado. Tenemos menús, bocadillos, raciones...", muestra mientras enseña la carta de postres: tarta de manzana, de queso, flan... "Aquí van a comer y cenar bien", garantiza abierta también a comidas y eventos por encargo.

Decididos a apostar por esta tierra de vino y lechazo, Lucía y David han invertido unos 3.000 euros en maquinaria porque la cocina "estaba vacía". "Estamos contentos, aunque Fuentelcésped es pequeño; aquí hay vida y vienen además los de pueblos de alrededor como Milagros o Fuentespina".

Sus hijos han notado el cambio rápido. "La sensación de seguridad no tiene nada que ver. Aquí estamos en el campo; no hay peligro de coches. Esto es una maravilla. Habremos perdido la oferta y los servicios de Madrid, los centros comerciales, pero aquí en el pueblo hemos ganado tiempo y eso es calidad de vida".

Por el momento se ha olvidado de los atascos. "De mi casa al trabajo tardo 5 minutos, aparco sin problema y sin pagar constantemente tickets de aparcamiento".

Para inaugurarlo hicieron una fiesta con música en directo. Por ahora el horario es de 10:00 a 22:00 horas, pero lo ampliarán para el verano. Solo cierran los lunes. "Damos comidas y cenas. Venimos con ganas de trabajar y hacernos un hueco aquí", concluye.

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