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De periodista a ‘rey de los bocadillos temáticos’ en Burgos

Tiene la primera Wine Truck especializada en maridajes de la Ribera del Duero y de España

Daniel posa en su Wine Truck con su mujer, CherylD.H

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Aranda

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Es periodista pero en el año 2018 tomó una decisión que le cambió la vida. Esta es la historia de Daniel Huerta Pita, el dueño del primer Wine Truck de España, especializado en vino y maridajes, y está en la Ribera del Duero. “Cuando decidí dar el salto y enfocar mi carrera al mundo del vino, me profesionalicé e hice un postgrado universitario en Sumillería y Cultura del vino. Luego estuve trabajando en bodegas, dando catas y visitas, un servicio que aún mantengo, así como catas maridajes privadas en domicilios o cumpleaños. La verdad es que estoy feliz”, asegura.

Su vida ahora depende de los eventos que le contraten. “He estado en Sonorama, en conciertos, bodas, pueblos… Este fin de semana me han contratado en la salida de la iglesia de una boda y luego estaré también en las fiestas de Campillo”, avanza.

El primer paso fue comprar la furgoneta, la típica Citroën de los años 20 pero creada en el siglo XXI. “La compré a una empresa de Zaragoza. Todo parte del modelo que elijas y después te la adaptan y personalizan. Lo puedes elegir todo, interior, pintura... En total invertí unos 22.000 euros, incluyendo la equipación”, explica satisfecho porque este tipo de empresas te preparan el food truck para facilitarte los certificados sanitarios. “Aquí todo está pensado desde el minuto uno para poder instalar una cocina y tener todos los permisos y garantías”.

Aunque desde fuera pueda parecer pequeña, el tamaño engaña. “Mide 5 metros de largo, 2 de alto y 2,5 de ancho, pero al entrar tienes mucha movilidad. De hecho, yo para los pequeños eventos voy solo pero en los grandes me acompañan colaboradores y trabajamos sin problema”.

El comienzo no fue fácil ya que la puesta en marcha coincidió en el tiempo con la pandemia. Además ha elegido una zona donde la temporada, por razones climáticas, es más corta que en otras plazas como el sur o el levante. “Aquí dura lo que dura, de mayo a octubre, pero no lo veo como un hándicap. Me gusta la temporalidad porque así puedo hacer otras cosas complementarias como ser profesor del nivel 3 de FP en Sumillería en la Ciudad de la Educación San Gabriel o las catas por encargo”.

Imagen del Bocata TempranilloLoreto Velázquez

A diferencia de los food trucks en ‘El Majuelo’, manda el vino. Según explica, toda la carta está pensada para maridar con vinos y la cocina es muy fusión con toques de asiático. Es además el rey de los bocadillos temáticos. “He diseñado, por ejemplo, el bocadillo ‘Tempranillo’, que parte de un guiso muy lento de osobuco con vino de Ribera del Duero con cebollas encurtidas y salsa Sriracha, que le da frescura y tanicidad. Luego tengo también el bocadillo ‘Garnacho’ que es una interpretación del bocadillo vietnamita, con pollo macerado durante 24 horas en salsa de cinco especias chinas y luego se hace al momento a la brasa y se completa con encurtidos de nabo y zanahoria con hojas de cilantro y salsa picante”.

Su hamburguesa vegana ‘Albillo’, hecha con arroz, avena y remolacha, triunfó en la última edición de Sonorama Ribera. “Me ha costado encontrar una receta atractiva vegana pero gustó tanto que se ha quedado en la carta”, asegura decidido a intentar volver este año a Sonorama.

A la hora de elegir el vino se lo piensa mucho. “Intento siempre que sean productores pequeños, proyectos interesantes y nunca masificados y por supuesto que me gusten”, detalla sin olvidar los amontillados, finos y manzanillas. “Como soy formador homologado de vinos de Jerez, que son fabulosos, siempre complemento con este tipo de vinos”.

Aunque empezó con mal pie porque coincidió con la pandemia, “cada vez hay más demanda”. “También la alquilo para eventos a empresas. Además al ser un remolque la puedo trasladar sin problema pero claro el traslado tiene un precio”.

Adrada de Haza, un "pueblo maravilloso"

Daniel podía haber elegido cualquier ciudad o punto de España, pero ha preferido quedarse en la Ribera del Duero, concretamente en el pueblo de sus abuelos y bisabuelos, Adrada de Haza. “Es un pueblo maravilloso y uno de los pocos que conserva el colegio, algo principal porque tengo hijos pequeños, pero es que además hay muy buen ambiente y muchas actividades, mucha vida. No lo cambiaría por nada”.

Ahí vive con su mujer, Cheryl, una islandesa amante de los animales que tenía claro que quería vivir en un pueblo. “Compramos la casa de mis bisabuelos donde creció mi padre y la rehabilitamos. Estamos como queremos", termina.