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“Cuando los turistas vienen a la Ribera del Duero, alucinan”

Nacho Rincón se ha convertido en el influencer de la DO. Acaba de abrir con su mujer una casa rural

Nacho Rincón posa junto su mujer, Estefanía, en FuentenebroN.R.

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Aranda

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Con 43 años recién cumplidos y 56.000 seguidores en Instagram, Nacho Rincón se ha convertido en el influencer por excelencia de la Ribera del Duero. Lo hace a pie de campo desde su pequeña explotación de viñedo, y ahora también desde la vivienda de uso turístico que acaba de abrir su mujer, Estefanía, en Fuentenebro. “Cuando los turistas vienen a la Ribera, alucina”, asegura orgulloso de un patrimonio etnográfico que “si se sigue cuidando”, puede ser un aliciente para muchos pueblos.

Así ha ocurrido, por ejemplo, en Moradillo de Roa, su pueblo natal. Desde que Nacho propuso al pleno, en el año 2015, rehabilitar el Cotarro de bodegas subterráneas y convertirlo en recurso turístico, el municipio se ha consolidado como un referente de esfuerzo, rehabilitación y turismo de calidad. “Tuvimos la suerte de ser los primeros, pero es un ejemplo inspirador para el resto de pueblos”.

Cuando empezó a subir videos a la red social, en enero de 2021, no imaginaba el alcance que iba a tener. “Mis videos son normalmente de viñedo, de cómo se trabaja en la Ribera para obtener vinos de alta calidad y la verdad es que la gente no solo me sigue, también viene a la Ribera y me pide que le haga recomendaciones o que les acompañe, pero no soy guía. Es algo que hago en plan amistad”, puntualiza.

Su proyecto recorre la Ribera del Duero pero con dos epicentros principales: el viñedo de altura de Fuentenebro y la magia de las bodegas del Cotarro de Moradillo de Roa, “que es único”. “La gente siempre se va con ganas de volver y eso es muy importante”.

Decididos a ofrecer una experiencia completa, Estefanía ha dado un paso más y ha abierto la vivienda de uso turístico Entre viñedos’, “un claro guiño a la viticultura de la zona”. Tiene capacidad para 7 personas y cuenta además con un patio ajardinado grande y muy bonito. Según explica la nueva gerente, la filosofía va más allá de la entrega de llaves. “Si quieren les organizamos el viaje, les llevamos a ver los viñedos en altura de Fuentenebro y las bodegas subterráneas de Moradillo”, anima.

Imagen de una de las visitas que recibe Nacho RincónN.R.

Enoturismo

Los dos coinciden: En el presente y futuro de la Ribera del Duero el enoturismo juega un papel principal. “La Rioja lleva muchísimos años, pero en la Ribera del Duero tenemos un atractivo total y se están haciendo cosas muy interesantes, tanto en bodegas como a nivel gastronómico, y eso el turista lo valora”, afirma Nacho convencido de que a diferencia de otras zonas, el turismo enológico mueve a personas de alto valor adquisitivo. “Hay que cuidarlo mucho”, apremia.

Una de las asignaturas pendientes, según él, es poner en valor el importante patrimonio de bodegas subterráneas. “Los pueblos hacen lo que pueden pero la rehabilitación es muy costosa y los recursos son limitados; hace falta la implicación de las administraciones”, afirma con la mirada puesta también en otro sueño: un centro de interpretación “de nuestro patrimonio más diferenciador”, las bodegas subterráneas. “Sería un avance importantísimo y la forma de preservarlo”.

Vista aérea de la vivienda de uso turístico de FuentenebroN.R.

"¿Lo escuchas? son los pájaros"

A nivel profesional ambos trabajan en Aranda pero han decidido echar raíces en el pueblo que vio crecer a los padres y abuelos de Estefanía. “En Fuentenebro se vive muy bien”, comentan.

Con tres hijos pequeños, su apuesta por el mundo rural es clara. “En la ciudad puedes tener más servicios, más inmediatez, pero aquí tenemos la mejor calidad de vida”, defienden mientras nos invitan a permanecer en silencio en el jardín de su nueva casa rural. “¿Lo escuchas? Así estamos, rodeados de naturaleza, de pájaros… Es una maravilla”.

Aunque Nacho vivió algún tiempo en Valladolid y ella en Madrid, “no volveríamos a una ciudad”. “El tiempo en el pueblo pasa de otra manera, y ahora que tengo niños aquí son libres y están seguros”, señalan con preocupación tras conocer que se va a instalar una empresa de biogás a 1.200 metros del colegio donde van sus hijos, en Milagros. “La verdad es que es un tema que nos inquieta bastante”, lamentan sorprendidos además porque mientras en el Páramo de Corcos se paralizó una granja porcina por proteger a la Alondra Ricotí, que está en peligro de extinción, en Milagros se puede poner 'en riesgo' un colegio y una residencia de ancianos. “Crear empleo está muy bien pero no de cualquier forma”, apunta Nacho.

Y es que, mientras los pueblos se van quedando poco a poco sin servicios, como el panadero o el taller, las únicas opciones, que parece están surgiendo, son granjas porcinas, instalaciones eólicas o fotovoltaicas y empresas de biogás. “Es una lucha difícil porque en los pueblos hay poca gente y en general cuesta mucho movilizar”, lamenta Nacho consciente de que si la tendencia continúa “cada vez habrá menos vecinos”.

Rincón insiste así en la importancia de proteger el viñedo, “el verdadero diamante” de esta tierra. “Es el cultivo de mayor rentabilidad de la Ribera y además no se puede deslocalizar y atrae riqueza también a otros sectores como restaurantes, bares, hoteles…”, destaca al recordar que con 7.500 viticultores, la Ribera “tiene una masa que no encuentras en ninguna denominación de origen”. “El mejor ejemplo lo tenemos en Moradillo, donde hace unos años tuvo la mayor renta per-cápita de la Ribera del Duero y eso es por el viñedo, pero tenemos que apostar todos por los pueblos”. 

Nacho compagina su trabajo en Aranda con la viticulturaN.R.

"La gente ve los pueblos de segunda categoría"

En su opinión, de nada sirve luchar contra proyectos que “pueden resultar contaminantes” si luego los vecinos no se implican en mantener con vida a su pueblo. “El teletrabajo puede abrir la puerta a familias que quieran desarrollar su vida en un pueblo, pero si no hay casas ni en alquiler ni en venta no hay nada que hacer. No es una solución fácil y hay muchos factores que influyen de manera directa o indirecta, pero creo que si las comunidades autónomas y las diputaciones bonificasen a las empresas, vía impuestos, tendríamos más posibilidades de subsistir. De lo contrario, el futuro es incierto porque además es un problema social. La gente ve los pueblos de segunda categoría y aunque en la pandemia todo el mundo se hizo de un pueblo fue un espejismo. La realidad es más dura”.

Ellos sin embargo defienden la calidad de vida. “Nuestros hijos van al cole de Milagros y al ser pequeñito la atención es personalizada; es como una familia. Además nos encanta la importancia que el centro da al contacto con la naturaleza y su compromiso como parte de la sociedad. Están haciendo un gran trabajo y la relación con los profesores y los padres es fantástica”.