El Correo de Burgos

“La agrovoltaica protege el viñedo y evita el estrés térmico e hídrico de la planta”

San Gabriel protagoniza el proyecto piloto en la Ribera del Duero

La enóloga, Aintzane Bernaola, de Bodegas San Gabriel
posa junto a la placa agrovoltaica

La enóloga, Aintzane Bernaola, de Bodegas San Gabriel posa junto a la placa agrovoltaicaLoreto Velázquez

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Aranda

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Una de las herramientas que existen para combatir los desafíos del cambio climático son los sombreos; una técnica que depende mucho de la pericia del viticultor. Pero ¿y si diseñáramos un toldo tecnológico adaptable a las necesidades de cada momento de la viña, que además nos proporcione energía de autoconsumo? Es el proyecto piloto de agrovoltaica que la Start Up Powerfultree ha puesto en marcha en los viñedos de la Bodega San Gabriel en La Aguilera, pleno corazón de la Ribera del Duero. “A la hora de participar en este proyecto buscamos proteger y cuidar la planta, ganar en calidad y productividad, pero sobre todo nos inspira un compromiso con el Medio Ambiente y la sostenibilidad', asegura la enóloga Aintzane Bernaola.

Según explica, la instalación de esta estructura de placas solares sobre el viñedo reduce el estrés térmico e hídrico que ha venido sufriendo el viñedo en los últimos años de manera considerable. “Hay que tener en cuenta que el viñedo es un ser vivo que está a la intemperie con un clima que está cambiando y al final es como una persona; los golpes de calor le afectan igual, es imprescindible favorecer las necesidades fisiológicas de las vides”, sostiene consciente de que la puesta en marcha de este y otros prototipos que la empresa ha instalado en España ha demostrado además “que reduce entre un 23 y un 31% las emisiones de CO2”.

Con una superficie total de viñedo de 11,5 hectáreas de la variedad tempranillo, la estructura seguidora técnica agrovoltaica, que en este caso utiliza paneles seguidores, se extiende sobre 260 m2. También hay una superficie testigo, sin cubrir, de la misma extensión y que es la que permitirá cotejar los parámetros. “La instalaron a finales de mayo y está operativa desde el 4 de junio”, detalla con la mirada puesta en una investigación que se prolongará durante los próximos 4 años.

El primer examen llegará en vendimia. “Analizaremos la calidad de la uva y las diferencias entre la zona protegida y la zona expuesta. Otro de los objetivos que esperamos cumplir es retrasar la maduración en la zona cubierta unos 4 o 5 días para poder desarrollar las tareas de vendimia de una forma más escalonada”, señala sin olvidar la responsabilidad social con el entorno local y rural que “deseamos sea un ejemplo inspirador para otras bodegas como difusión de buenas prácticas”.

Hasta ahora, la investigación desarrollada por Powerfultree se ha centrado en viñedos, árboles frutales, hortalizas, azafrán y olivares en seto “porque son los cultivos que más están sufriendo el cambio climático con daños importantes en productividad”. “Llevamos dos años trabajando en zonas como el País Vasco, Andalucía y ahora también en Ribera del Duero”, avanza el responsable técnico de Powerfultree, David Mignanelli.

Según explica este ingeniero agrónomo, cada proyecto es “altamente personalizable” a la zona geográfica y a las especificidades del cultivo. “A través del diseño de las estructuras nos centramos en la inteligencia del movimiento de la placa fotovoltaica así como del compartimento agrícola para modelizar el desarrollo tecnológico de los cultivos que va a poder crecer por debajo de la estructura”.

A diferencia de los parques fotovoltaicos convencionales, que se mueven con un algoritmo astronómico (es decir, siguen constantemente el sol para maximizar la producción de energía), la agrovoltaica prioriza el interés de la especie vegetal. “Aquí lo que interesa es proporcionarle sol y sombra en función del desarrollo fenológico”.

Bajo esta perspectiva, las placas son movibles y se pueden abrir completamente para que entre el sol y la planta pueda hacer la fotosíntesis. “Nuestro proyecto busca, en definitiva, la receta lumínica perfecta”, señala.

Evapotranspiración

En su opinión, este sistema de sombreo tecnológico, además de suministrar energía de autoconsumo al agricultor-viticultor, aporta grandes beneficios al cultivo porque sufre menos estrés hídrico al disminuir la evapotranspiración; retiene los recursos hídricos durante mucho más tiempo y favorece un mejor desarrollo del potencial enológico. “Si el enólogo considera que en algún momento puntual conviene exigir a la planta una mayor producción de sustancias de gran valor en vinificación como son los polifenoles o alguna característica del lugar, se puede adaptar la inclinación de las placas”, puntualiza sin olvidar otra ventaja: proteger el cultivo de eventos meteorológicos como el granizo o las heladas primaverales, dos fenómenos especialmente intensos este año.

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