El Correo de Burgos

Castilla Termal abrirá su nuevo hotel de Peñaranda en verano de 2025. Así va a cambiar el Palacio

Ochenta habitaciones, una gran piscina termal cubierta, tratamientos y la mejor gastronomía

Palacio de Avellaneda de Peñaranda

Palacio de Avellaneda de PeñarandaAyuntamiento de Peñaranda

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Aranda

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El Palacio de Avellaneda, uno de los edificios más emblemáticos de la Ribera del Duero, se convertirá en verano de 2025 en el nuevo hotel de 5 estrellas de Castilla Termal, una compañía que ya cuenta con cinco hoteles de lujo: el monasterio de Valbuena en Valladolid, la antigua Universidad de Santa Catalina en Burgo de Osma (Soria), el antiguo Convento de Sancti Spiritus, en Olmedo (Rueda); el palacio modernista de Solares (Cantabria) y la antigua Real Fábrica de Paños de Brihuega (Guadalajara).

Y aunque todos los proyectos son difíciles porque implican la rehabilitación de edificios históricos, algunos declarados Bien de Interés Cultural como es el caso de Peñaranda, la reforma está siendo más complicada de lo esperado. “Nosotros siempre nos encargamos de la gestión de las obras, pero en este estamos encontrando más dificultades que nunca porque está siendo muy complicado encontrar oficios como albañiles o gruístas”, señala Roberto García, fundador y CEO de Castilla Termal.

Por el momento, han llevado a cabo las labores de desescombro, pero queda mucho trabajo por hacer. "Vamos a convertir este bello palacio en un hotel de 80 habitaciones, en el que predominarán las habitaciones singulares en suite y superiores, pero siempre respetando la esencia de lo que ya hay porque los artesonados son impresionantes, por no hablar de la altura: aquí tenemos entre 7 y 8 metros, algo que no es habitual en el sector hotelero. Y luego están las vistas al pueblo de Peñaranda, que es precioso. Es un lugar único".

Roberto García es el presidente de Castilla Termal

Roberto García es el presidente de Castilla TermalPHILIPPE DEGOOTE

Como marca de su seña de identidad, el agua será protagonista en un proyecto que une historia, entorno rural, gastronomía y bienestar. Según detalla a este periódico, la zona termal estará ubicada en el patio moderno que se añadió en el siglo pasado. "Habrá una gran piscina termal acristalada con zonas de tratamientos de todo tipo, mientras que en el claustro del palacio se ubicará la restauración y la zona de estar".

Todo está pensado al milímetro, también la gastronomía. "Va a ser una cocina muy vinculada a la tierra, por lo que trabajaremos con productores locales, como hacemos siempre", señala sin olvidar los productos que ya elabora la casa como el vino, la miel o su propia huerta. Todavía no tienen un chef asignado pero "será un cocinero muy vinculado con la tierra". "Para nosotros, la gastronomía es fundamental y como en el resto de proyectos seguiremos creciendo con los mejores".

En la zona exterior donde se encuentra la piscina y el jardín se va a readaptar para uso y disfrute de los clientes. "Llevamos trabajando más de un año en este proyecto y sabemos muy bien lo que queremos", sostiene mientras deja claro que el verano de 2025 es el objetivo, pero es una fecha estimada. "Hay que ver cómo se va desarrollando todo, pero es la idea".

Al igual que los anteriores, cada nuevo proyecto velará además por la sostenibilidad y el uso de energías alternativas. “Es una prioridad”, sostiene.

Empleos

La plantilla estará formada por 80 trabajadores. “La selección comenzará el año que viene”, afirma con la mirada puesta en perfiles como personal de cocina, de limpieza, recepción y de toda la zona wellness. “Una parte importante es gente ya de Castilla Termal”, puntualiza.

El hotel de Peñaranda se enmarca dentro de un ambicioso plan de expansión con el que Castilla Termal pretende duplicar el número de hoteles antes de 2030, un crecimiento que también se trasladará a su plantilla, que pasará de los 450 trabajadores actuales a 1.000. Para ello invertirá 100 millones de euros.

Aunque por el momento todos sus hoteles están en España, la cadena no descarta aperturas futuras en otros países como por ejemplo, Portugal. “Por ahora no tenemos ninguna cerrada pero estamos viendo la oportunidad”, puntualiza Roberto García.

Sus hoteles abren los 365 días, salvo alguna parada puntual por mantenimiento. El perfil de sus visitantes es variado, una tercera parte son extranjeros, pero también llega mucha escapada de fin de semana, familias de vacaciones y turismo de negocio, con pequeños grupos de directivos.

En Ribera del Duero manda como es lógico el turismo enológico. “Aquí encuentran una experiencia de calidad que combina a la perfección, el vino, la gastronomía, el patrimonio, la cultura y la naturaleza”, anima a sabiendas de que al estar declarado Bien de Interés Cultural (BIC) el edificio debe ser visitable un mínimo de horas al mes.

Junto al Palacio de Avellaneda Castilla Termal prepara además la apertura de un nuevo hotel, también de 5 estrellas, en el Monasterio de Sant Jeroni de Cotalba en Alfauir (Valencia). “Más que un hotel, Castilla termal es una experiencia pero sobre todo somos una empresa comprometida con el medio rural, con los pueblos y con las personas”, concluye orgulloso de un modelo que “es único a nivel europeo”.

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