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La Vid cumple 75 años como cobijo de las familias que se sacrificaron por el pantano de Linares

Fue un trauma para muchos pero hoy el municipio progresa gracias a la hostelería y a nuevos retos

Luis Alberto Iglesias Gil es el alcalde de la entidad local menor de La VidLoreto Velázquez

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Aranda

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La Vid vive estos días sus fiestas patronales en honor a San Agustín, pero el sábado 31 de agosto será una jornada histórica: se cumplen 75 años de la construcción de este pueblo que nació para dar cobijo a los vecinos del antiguo municipio de Linares del Arroyo, en la provincia de Segovia, que fue inundado para dar paso al pantano de Linares.

Para muchos de los que tuvieron que hacer las maletas, casi de manera improvisada y todos obligados, no fue fácil. “Hasta el último día, mi padre añoró su vida en Linares y siempre se sintió segoviano. Cada vez que bajaba el nivel del agua embalsada, iba a ver los restos como el campanario de la Iglesia de San Juan Bautista”, explica Luis Alberto Iglesias Gil, el alcalde de la entidad local menor de La Vid.

El traslado supuso un “tremendo golpe” para todos. “Aparte del drama de dejar sus casas y el pueblo que les vio crecer, lo peor fue dejar el cementerio y sus difuntos”.

Linares contaba entonces con 530 habitantes. “Como pueblo de paso, tenía mucha vida”, subraya al recordar que la última época coincidió con la construcción de los túneles del tren directo Madrid-Aranda-Burgos. “Había una yesería, fuentes termales que atraían a turistas de Madrid y gente de la comarca y luego estaba la presa que construyeron los presos de la guerra civil”.

Pero la decisión estaba tomada. Muchos se fueron a otros puntos de España como Madrid, Barcelona o Aranda de Duero. Su familia fue, sin embargo, una de las 56 que compró una casa en la localidad recién creada de La Vid, en Burgos. Según explica, se hicieron 60 casas: 56 para familias de Linares y luego 4 para el médico, los industriales y dos pastores. La indemnización por dejar inundar sus hogares “fue pequeña”. Además, tuvieron que comprar la nueva casa con la ayuda, eso sí, de un préstamo que tramitó el Instituto Nacional de Colonización. A modo de compensación, el Estado entregó a cada familia 10 hectáreas de regadío, secano y viñas. Todos recibieron lo mismo, independientemente de lo mucho o poco que tuviesen en Linares. “Aunque la compra estatal de 2.500 hectáreas incluía en un primer momento el coto de Guma y de La Vid, después quitaron Guma y crearon otro pueblo”, señala.

Tanto su padre como su madre llegaron a La Vid en plena adolescencia. “Se conocieron ya en La Vid pero ambas familias procedían de Linares y siempre se ha mantenido trato”, explica.

Plaza de La VidAyuntamiento de La Vid

Celebración el sábado

Para celebrar la efeméride, el sábado, día 31, el Monasterio de La Vid celebrará a las 12.00 horas una misa en honor a todos los vecinos que se vieron afectados por el pantano y que han fallecido. Justo después comenzará el baile vermú y la gran paellada popular y ya por la tarde los vecinos se retarán en los campeonatos de mus y ‘Uno infantil’. La jornada finalizará a ritmo de jotas y con la música de Grupo Radar hasta bien entrada la madrugada.

El Monasterio de La Vid es una de las grandes joyas patrimoniales de la Ribera del DueroLoreto Velázquez

Hoy

Hoy, a punto de cumplir 75 años de historia, La Vid ha cambiado y, aunque sigue siendo un pueblo agrícola, la hostelería marca el paso con casi más habitaciones de hotel que vecinos. Detrás de los dos restaurantes están dos grandes: el Virrey Palafox, que gestiona el restaurante de la hospedería del maravilloso Monasterio de La Vid, y la familia Zapatero con La Casona de La Vid, que se completa con un spa. “Son dos referentes”, destaca el regidor.

El pueblo ha ido, además, creciendo. “Hace unos veinte años hicimos 22 parcelas que construimos y eso atrajo a nuevos vecinos, que es nuestro reto: seguir trabajando para crecer”, subraya.

Fibra óptica

Con este objetivo, ultiman los preparativos para poner la ansiada fibra óptica. “Telefónica ya tiene todos los permisos y ahora falta tener la autorización de los propietarios de fincas por donde pasa el trazado desde Vadocondes y de las fachadas. Es primordial tanto para el pueblo como para La Casona y el Monasterio”, apremia.

Sobre la mesa quedan necesidades pendientes como el arreglo de la carretera que une La Vid y Peñaranda. “Pasan muchos camiones de madera y está bastante mal”, afirma, con la mirada puesta también en el arreglo de tuberías y calles.

Una casa a subasta

Por el momento, el Ayuntamiento está reparando una de las dos casas de los pastores, que estaba abandonada, para sacarla a subasta; pero los aspirantes deberán cumplir una serie de requisitos como empadronarse en el pueblo y comprometerse a vivir ahí. “No podrá ser una segunda vivienda. Además, vamos a habilitar otra parcela para que se pueda construir una casa. Es nuestra obsesión: atraer gente y fijar población”, señala el alcalde de este pueblo de 118 vecinos censados.

La Vid no cuenta con tiendas ni con farmacia, pero al estar cerca de Aranda los vecinos lo tienen fácil. A nivel sanitario, tienen servicio médico dos días a la semana y también una enfermera, y la Asociación Nogales se esfuerza cada año por ofrecer un programa de actividades que “da mucha vida”. “Sería estupendo que pudiese mejorar el transporte entre La Vid y Aranda porque ahora hay un autobús que viene de Burgo de Osma pero solo ciertos días y no siempre a la misma hora”, solicita sin olvidar el bar de la plaza que gestiona Ana. “Sus hamburguesas están muy ricas”, anima.

A largo plazo, su sueño pasa por la construcción de un edificio coworking “con buena conexión”, en el que profesionales puedan teletrabajar y vivir en el pueblo. “Eso sí daría vida y futuro”.