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El comercio arandino termina unas rebajas atípicas y mira al futuro con optimismo pese a los retos

Encara desafíos importantes como Internet, los centros comerciales y la falta de relevo generacional

Sagrario defiende desde su tienda H2O la calidad y variedad del comercio arandinoLoreto Velázquez

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Aranda

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Las rebajas han acabado y es tiempo de hacer balance. “No han sido todo lo fuertes que esperábamos porque el verano empezó con mucho frío y luego está siendo raro; pasamos de olas de calor con 40 grados, en las que no salías de casa, a diluvios que tampoco animan, pero, pese a todo, somos optimistas. En agosto hay siempre mucha gente en los pueblos y eso se nota mucho en el comercio de Aranda”, analiza Susana de las Heras, presidenta de la asociación de comerciantes ACOA.

Todos coinciden: todavía no se ha logrado recuperar las cifras de prepandemia, pero no pierden la esperanza, convencidos de que el trato cercano y la profesionalidad se impondrán a Internet y al poder de atracción de los grandes centros comerciales. “En Aranda puedes encontrar casi de todo”, anima Sagrario desde su tienda de la plaza Mayor, H2O.

La alegría en cualquier caso va por barrios y por sectores, y para algunos este año está siendo un poco más flojo que el anterior. “Al final que todo suba afecta a las compras”, afirman conscientes de que las rebajas tanto en Aranda como en el resto de ciudades de España “ya no son lo que eran”, porque “hay descuentos todo el año”.

En tiendas especializadas como las de deportes, el panorama se ha complicado un poco más en los últimos años. “Antes la ropa de deporte se vendía en tiendas de deporte pero ahora las grandes tiendas de moda tienen también su línea deportiva con ropa, zapatillas… y hay competencia por todos lados. Nosotros lo único que podemos hacer, y hacemos, es dar facilidades, servicio, asesoramiento y profesionalidad”, subraya Juan González, de Deportes Dream Team.

En su opinión, más que Internet, la principal competencia llega de los grandes centros comerciales de Plaza Norte (Madrid) y Rio Shopping (Valladolid). “Es verdad que Internet va subiendo, sobre todo en los jóvenes que no se casan con nadie, pero la gente, todavía en un amplio porcentaje, quiere ver y probarse lo que compra. Para nosotros, lo peor son los centros comerciales porque los padres van para comprar a su hijo y ya aprovechan y compran lo que necesiten para el resto”, sostiene mientras pone como ejemplo el confinamiento de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19. “Ahí se vio claramente. Cuando no dejaban moverse a la población, fue cuando más vendimos y ahí Internet estaba”, recuerda.

Las lluvias intensas no han ayudado a la temporada de rebajasLoreto Velázquez

Aunque el festival de Sonorama perjudica el normal funcionamiento de muchas tiendas, la mayoría entiende que son días excepcionales. “No me importa perder una mañana y una tarde porque el beneficio que reporta a Aranda es mayor”, afirma el gerente de la tienda de regalos Un lugar en el Mundo, a sabiendas de que los vecinos de Aranda y la Ribera realizan sus compras antes o después “porque ya saben que son días complicados”.

Pese a la implacable competencia de Internet, y sin posibilidad, la mayoría, de subirse al carro de la venta online, porque es como tener otra tienda, el comercio arandino se aferra a la calidad de un servicio que destaca por la atención personalizada y el servicio postventa. “En verano hay muchísima gente y se nota, pero en el resto del año funcionamos con nuestra clientela, que casi todos tenemos ya hecha”, subraya desde CKC, Carmen de Diego.

Desde las galerías de la calle Isilla lanzan también un mensaje positivo al recordar que el comercio es, al final, “vida para todos: para los comerciantes y también para los vecinos y la propia ciudad”. “Con los comercios abiertos hay más luz y más seguridad, empleo… por eso es importante que apostemos todos por las compras locales. Ganamos todos”, anima el responsable de las galerías comerciales, Rodrigo Juarranz, al recordar que, de un tiempo a esta parte, las galerías se han convertido en un aliado de los emprendedores gracias al acuerdo firmado con la asociación Jearco.

Santa Catalina

Otro de los grandes problemas del comercio arandino son las jubilaciones y el relevo generacional, o más bien la falta de este. Es el caso del populoso barrio de Santa Catalina, donde tiendas que en su mayoría funcionaban han bajado la persiana sin encontrar el ansiado reemplazo. “Es una pena por el barrio porque perdemos servicios y por el empleo, porque al final son negocios que daban para dos familias”, afirma desde la asociación de comerciantes de Santa Catalina, Juan Carlos Quintana, con la mirada puesta en la ferretería o en la tienda de alimentación. “Ahora, al final de año, nos quedamos también sin la librería Loyna”, lamenta, convencido de que sin ayudas no se incentiva. “Solo hay que ver los datos. En 2008 había en la Ribera 3.000 autónomos y, según el último censo, ahora no superan los 800. Hay que ponerse las pilas”, apremia.

La realidad ha cambiado y el sector se adapta. “Ahora casi todo lo que abre y lo que funciona está relacionado con servicios, lo que no se encuentra por Internet”, asegura mientras pone como ejemplos academias, peluquerías o talleres mecánicos. “Somos optimistas porque se prevé la llegada de más autónomos y eso siempre es bueno para el barrio, pero hacen falta ayudas”.

Precios de locales bajos

Los precios, anima, han bajado y “es una buena oportunidad”. “Si antes un local costaba entre 800 y 1.000 euros, ahora han bajado a 400-450. Es un buen momento y hay opciones de bajos muy buenos, anchos y grandes”. Con el fin de seguir creando ese ambiente de futuro, la asociación de comerciantes continúa trabajando para ampliar su ruta de murales. “Se ha convertido en un recurso turístico; es un buen escaparate y vamos a seguir”, termina.