“La riada entró en mi casa y se llevó todo por delante”
Emilio y Cristina son dos de los vecinos afectados por la tormenta del martes en Castrillo de la Vega
Cuando Emilio recibió el martes la llamada en la que un amigo le alertaba de que su casa de Castrillo de la Vega se estaba inundando por la riada que se había formado como consecuencia de la tormenta, él solo pensaba en su perra, que había dejado en el patio delantero. “Estaba con mi mujer y mis dos hijos viendo a unos amigos en Aranda. En cuanto me llamó y miré el video que me había enviado, salí corriendo con mi mujer. Temíamos lo peor con la perra”, asegura.
Por suerte, cuando llegaron, el animal estaba “muy asustado” pero en buen estado. “La verdad es que era todo tan increíble que no parecía verdad. Daba miedo”, relata.
Con el susto todavía en el cuerpo, intentaban ayer limpiar todo lo que dejó la riada. En la casa, que acababa de rehabilitar hace dos meses, el agua entró por toda la primera planta, afectando al salón, un dormitorio, un baño y la cocina. Pero podía haber sido peor. “Por suerte, como somos del sur y aquí hace mucho frío, compramos una puerta hermética y eso ha evitado que entrase más agua”.
La peor parte se la llevó el jardín trasero, por el que entró la tromba de agua sin pedir permiso y rompiéndolo todo. “El muro se ha agrietado, la puerta se rompió y arrasó; teníamos una piscina de 3.000 metros cúbicos que está destrozada y luego han desaparecido cosas y nos han aparecido otras que no son nuestras, como 3 o 4 ruedas de coche, que supongo serán del taller de arriba, que también se ha visto muy afectado. Incluso un foco nuestro llegó encendido a otra casa”, explica mientras enseña el coche familiar que habían dejado en la calle. “Está lleno de agua y barro. Voy a llevarlo al taller a ver si es recuperable, pero no lo sé”, lamenta mientras su mujer se afana en llamar al seguro. “Nos han derivado al consorcio de seguros”.
Emilio y su mujer, Cristina, son de Badajoz pero decidieron trasladarse a Aranda de Duero para buscar una tranquilidad laboral que no tenían. “Yo tenía aquí un amigo que se vino con su madre cuando tenía 16 años y siempre me decía que en Aranda hay mucho trabajo. Nosotros teníamos nuestra casa y más o menos nuestra vida hecha en Badajoz pero estábamos hartos de trabajos malos y mal pagados. Mi mujer me animó a probar suerte y tras descubrir la calidad de vida de aquí decidimos asentarnos y comprarnos esta casita con terreno en Castrillo”.
Los dos trabajan desde entonces en la fábrica Verdifresh; él como carretillero y ella en el área de producción, y ya se han hecho un hueco en el pueblo. “Aquí se vive muy bien. La verdad es que nos han recibido estupendamente y estamos muy contentos, por nosotros y por los niños”.
Hasta que logren recuperar la normalidad van a dormir en casa de sus amigos de Aranda. “Mis hijos son pequeños y aún no saben nada. Se quedaron en Aranda y queremos limpiarlo un poco todo para que no se asusten”, explica la madre.
Emilio sabe bien de lo que habla. Hace 27 años una riada terrorífica mató en Badajoz a 22 personas. “En la casa de mi tía el agua llegó hasta la primera planta. Fue una tragedia y un shock para todos. Por suerte aquí en Castrillo solo son pérdidas económicas. Mis hijos están bien; no han visto nada y eso es lo más importante”, subraya.
El agua llegó a metro y medio
Cristina y Emilio son un ejemplo, pero en Castrillo de la Vega hay más familias afectadas. “Ahora estamos haciendo balance de daños”, asegura el teniente alcalde del Ayuntamiento, Santiago Vega, a sabiendas de que el agua torrencial se llevó por delante vallas, muros, parte de la carretera, caminos, mesas, sillas… e inundó coches, casas y talleres. “Hemos hablado con la Junta de Castilla y León y con la Diputación y confiamos en que nos ayuden”, implora.
La zona cero se situó el martes por la tarde entre la casa de Emilio y Cristina y la gasolinera que tuvo que cerrar y no recuperó la normalidad hasta ayer a mediodía. “Llevamos desde el martes achicando agua y limpiándolo todo”, aseguraba ayer el gerente.
La tormenta duró dos horas pero dejo daños que no se recordadan desde el año 1958. Las fuertes lluvias pronto colapsaron la N-122 obligando a cerrar ambos sentidos entre Castrillo de la Vega y Haza durante más de una hora. Además hubo alteraciones de tráfico por inundaciones en la autovía A-11 desde el kilómetro 110 a 117 en ambos sentidos.
La tormenta de la tarde provocó un accidente. A las 18.04 horas, una conductora se salía con su vehículo de la vía. Al no poder salir del coche por sus propios medios, tuvo que ser auxiliada por los bomberos de Aranda de Duero. Por suerte no resultó herida.