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Gumiel de Izán. El tesoro escondido de la Ribera del Duero y su ‘Petra Burgalesa’

La visita es obligada en este pueblo de pasado y con futuro

La portada de la iglesia de Santa María se asemeja a la Petra de Jordania.ECB

Burgos

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Enclavado en la provincia de Burgos, entre viñedos, girasoles y paisajes que evocan la tranquilidad de la vida rural, se encuentra Gumiel de Izán, un pequeño pueblo con una historia rica y fascinante que se remonta a la Edad Media. Este pintoresco municipio, que cuenta con casi 600 habitantes, es un destino que invita a los viajeros a descubrir un rincón de Castilla y León donde el tiempo parece detenerse. Entre sus encantos más notables destaca su imponente Iglesia de Santa María, conocida popularmente como ‘La Petra burgalesa’, un apodo que refleja su magnificencia y su sorprendente similitud con la célebre ciudad de Petra en Jordania.

Sus orígenes se remontan a la época medieval cuando fue fundado en el siglo IX durante la repoblación de la zona por los reyes asturleoneses. Su ubicación estratégica en la Ribera del Duero favoreció su crecimiento como un importante enclave agrícola y vitivinícola.

Si pasear por sus campos es una delicia, el emblema se encuentra en pleno centro, casi escondido entre calles de casas de piedra. Es la Iglesia parroquial de Santa María, una joya patrimonial que domina el horizonte del pueblo y un espléndido ejemplo de la arquitectura gótica con elementos renacentistas y barrocos, fruto de la evolución estilística que se produjo a lo largo de los siglos en su construcción. Y es que no hay que olvidar que comenzó a levantarse en el siglo XIV pero no se finalizó hasta el siglo XVII.

Su fachada principal, robusta y ornamentada, es la que le ha valido el apodo de ‘La Petra burgalesa’, evocando la monumentalidad y el carácter esculpido en piedra de la antigua ciudad nabatea.

Fue construida sobre una iglesia románica anterior, del siglo XIII, de la que se conserva la torre y la fachada norte. El interior es gótico, de tres naves y cuatro tramos, con distintas alturas pero misma longitud. La bóveda es de crucería y en algunos de sus nudos se pueden contemplar los escudos de algunos de sus mecenas. Cuenta con varias capillas, entre las que destacan la del Rosario, la del Cristo de la Paciencia o la capilla de San Miguel, en la que se pueden ver los escudos de la familia del Marqués de Santillana, que aunque fue señor de Gumiel durante tan solo 6 años, dejó su huella en la edificación del templo. La fachada y las escalinatas exteriores son barrocas.

En el interior destaca, sin duda alguna, el retablo del altar mayor, tardogótico, de principios del siglo XVI, que narra en grupos escultóricos distintas escenas de la vida de Jesús, así como de la Virgen María. Cuenta además con otros altares interesantes como el de San Pedro (renacentista), el de la Virgen del Rosario (barroco) y el Cristo de la Paciencia (siglo XIII). La antigua capilla se ha reconvertido además en un pequeño museo que cuenta con importantes piezas como la Virgen de Tremello y la talla gótica del Cristo de Reveche.

Pero Gumiel de Izán es mucho más que su iglesia. El pueblo conserva un casco histórico con calles empedradas, casas de piedra y madera, curiosos escudos y bodegas subterráneas. Además, la proximidad de Gumiel de Izán a los viñedos de la Ribera del Duero lo convierte en un destino ideal para los amantes del vino y de la buena gastronomía. Para ello cuenta con el hotel-restaurante, Gomellano, el restaurante Castillo de Gumiel y 6 bares. Para los que quieran pasar la noche pueden escoger alguna de las seis casas rurales.

Piscinas

Y aunque estos días el tiempo no invite, Gumiel de Izán puede presumir de tener las mejores piscinas de la Ribera del Duero, una instalación dotada con toboganes de agua que hacen las delicias de grandes y pequeños. Además el Ayuntamiento ha estrenado este año un bar que conecta la piscina con el parque. Una maravilla para las familias que cerrará la temporada estival el 15 de septiembre.