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Trotaburgos

Moradillo de Roa, un auténtico museo al aire libre de la arquitectura vinícola tradicional

El pueblo se vuelca con un programa de actividades que se extiende durante todo el año

Moradillo organiza actividades durante todo el añoAgustina

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Aranda

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Moradillo de Roa no solo es uno de los pueblos con más encanto de la Ribera del Duero, también es un ejemplo de cómo la unión vecinal puede convertir su historia en un legado lleno de futuro y turismo.

En plena denominación de origen Ribera del Duero, este pintoresco municipio se sitúa en un altozano que ofrece amplias vistas a un horizonte dominado por campos de cereal y viñedos, elementos clave de su identidad paisajística y cultural.

Su historia se remonta al siglo XI, coincidiendo con la fase final de la Reconquista. Como muchos pueblos fronterizos del Duero, formaba parte de la línea defensiva del valle del Riaza, junto con localidades cercanas como Roa, Hoyales, Haza y Fuentenebro, pero, por si algo es conocido, es por su historia vinícola y por el buen gusto que ha tenido a la hora de rehabilitar y convertir el municipio en un museo al aire libre de la arquitectura vinícola tradicional.

Su conjunto de bodegas subterráneas es realmente singular. A diferencia de otras zonas vinícolas, aquí se agrupan alrededor de la cara cónica del cerro de la iglesia tardogótica de San Pedro, creando un paisaje único que combina tradición y funcionalidad. 18.000 metros cuadrados que dan forma a 157 bodegas y 7 lagares que rezuman historia desde el subsuelo. Conscientes del recurso turístico que tienen, Moradillo ha rehabilitado en estos últimos años 50 bodegas y ha creado una ruta que merece la pena ser descubierta.

Por 15 euros, ofrecen todos los días de la semana una visita guiada de unas dos horas de duración, con un recorrido que parte de la bodega subterránea más antigua del municipio (1525) y continúa por un lagar musealizado de 1745 y un bodegón de 1820, entre otros. Basta con entrar en la página web de Moradillo de Roa. La guía, Agustina, contesta rápido.

Imagen de 'El Cotarro', el barrio de bodegas de Moradillo de Roa (Burgos)Nacho Rincón

Además, Moradillo es un pueblo muy vivo, con un calendario de actividades pensado para todos los públicos. Comienza el año con unos carnavales de lo más creativos y sigue con música castellana por el Día del Padre, y a ritmo de jazz por el Día de la Madre. El primer sábado de julio, el baile está asegurado con el 70's Festival, y en agosto toca teatro y uno de los momentos más esperados: el Festival de Swing, con bailarines de todo el país.

Septiembre comienza con el campeonato de golf de Lerma, mientras que el espíritu alemán se apodera de Moradillo con el Oktoberfest de octubre, en una cita en la que la música y el vino también son protagonistas. En noviembre hay dos opciones: Halloween, con una compañía de teatro que no da opción a negociar entre truco o trato, y la oportunidad del amor con 'un porrón de citas'. En diciembre, pone el broche final una cata de libros en la que un escritor y un sumiller sorprenden con alianzas imprevistas.

Para picar o comer, La Posada de Moradillo aguarda con menú, carta y el siempre afamado lechazo asado, pero si buscan pasar un día más en familia, pueden reservar y preparar su propio lechazo en el merendero municipal. El Ayuntamiento pone la leña; solo hay que comprar el lechazo. "Moradillo no solo es un sitio donde se vive de maravilla, también hacemos unos planes divertidísimos", anima el alcalde, Javier Arroyo.