"Quieren relevo generacional en el campo pero la burocracia es terrible"

Estrella Pérez García es un claro ejemplo de apuesta por el campo y la España Rural. Estudió Administración y Dirección de Empresas en Burgos y aunque ejerció durante muchos años, la muerte de su padre precipitó un inesperado cambio de destino. "Dos días después de su muerte, la Junta de Castilla y León nos llamó para decirnos que al tener un empleado la empresa no podía quedarse sin dueño", explica consciente de que estaba en juego una explotación ganadera, vitivinícola y agrícola.

Aunque su madre, Mari Carmen, dio el paso, las hijas se comprometieron a ayudar. También José Antonio Hernando García, socio de Estrella. “En esos dos años me di cuenta de que mi vida es el campo, así que decidí dejar mi trabajo y dedicarme a la viticultura sin dejar de ayudar a mi madre”, cuenta Estrella.

Luego compró 7 hectáreas en su pueblo, Fuentenebro, donde también se ubica el proyecto de su familia. “Cuando compré el terreno para los viñedos tenía muy claro que tenía que estar en Fuentenebro. Busqué parcelas altas y arcillosas y la verdad es que aunque me salieron mucho más caras de lo que esperaba, porque de repente los precios subieron mucho por el boom de Fuentenebro, estoy encantada”.

Ahora, a sus 41 años, ha dado un paso más y ha decidido seguir el ejemplo de su madre, que se jubila, y continuar junto a su marido en copropiedad. "Fue una decisión muy meditada, pero la burocracia es pésima, lenta y exigente. Quieren un relevo generacional en el campo pero no facilitan nada", se lamenta a la hora de elegir un nombre, le rinde homenaje Estrella. "Se llama Pérez García, por mis apellidos paterno y materno".

La pareja tendrá a su cargo 16 hectáreas de viñedo, 150 hectáreas de cereal y, además, una cuadra de vacas con 175 cabezas, incluidas las de engorde. 

Mientras José Antonio, que también ha dejado su profesión en el sector del mantenimiento industrial por el campo, se centra en la ganadería y el cereal, ella cuenta los días para la cosecha. "No ha sido un año fácil porque hemos tenido heladas y la pérdida es notable, pero las pocas uvas que tenemos son buenas y de buena calidad".

Los comienzos han sido difíciles. “Los viñedos son complicados hasta que empiezas. He ayudado a mi padre toda mi vida pero he tenido que aprender rápido y aunque mi madre me ha ayudado en todo lo que ha podido, y me ha dejado todo lo que he necesitado, he tenido que hacer inversiones costosas como la compra de un tractor. , cosecha, cosecha, esquila... En total unos 170.000 euros, sin contar la tierra", subraya también agradecida a personas como Daniel Maestre, su maestro podador.

Cuando no está en el viñedo, Estrella ayuda con las vacas. “Aquí no están tabulados ni trabajan con inseminación. Las vacas, menos las que acaban de parir y los terneros, que se quedan en la barca, salen todos los días y ahí están con tres sementales. De sus paseos se encarga Carlos, el pastor que ya estaba con mis padres."

En esta nueva etapa, la nueva generación ha incorporado cambios. "Mi padre siempre tuvo las mismas razas: Limousin, Charole y Avila, pero hemos decidido para intentar mejorar la cabaña y hemos añadido Angus y Fleckvieh, porque además de dar buena carne, por otro lado, traemos los sementales de fuera para romper el ciclo sanguíneo".

Los terneros van a engorde y salen de la granja a 14 meses, pero desde el cierre del matadero de Aranda, "los ganaderos de la zona están un poco perdidos  y la carne al final termina en Segovia o Ávila, es una pena".

Estrella es muy consciente del cambio de vida. Sé que el campo no entiende de vacaciones pero la tecnología ayuda mucho y con José y conmigo creo que podemos organizarnos y coordinarnos, pero vamos, sé dónde me he metido. Es una forma de vida con sus pros y sus contras.