GSK Aranda se alza como valor estratégico en la lucha contra el VIH y el SIDA
La fábrica ribereña seguirá expandiéndose para dar respuesta a esta necesidad mundial
Conscientes del importante papel que GSK está desempeñando en la lucha contra el virus VIH y el SIDA, la compañía ViiV Healthcare España y Portugal ha escogido hoy la planta arandina de GSK para celebrar su décimo quinto aniversario. “Aranda es una planta muy importante para nosotros”, afirma Jean-Bernard Simeon, vicepresidente de ViiV Healthcare Europa, convencido de que juntos “podemos cambiar la vida de los pacientes con VIH”.
Los avances ya están ahí. La enfermedad ha pasado de ser mortal a tener un tratamiento que normaliza la esperanza de vida, pero “queda mucho por hacer”, empezando por la visibilidad de una enfermedad que durante años causó terror, matando a más de 42 millones de personas, pero que ahora muchos jóvenes desconocen. “Es muy importante que los adolescentes aprendan que están en riesgo y se protejan”, apremia, sin olvidar que la lucha ha de ser global. “Europa no puede permanecer al margen, siendo África el continente más afectado por el virus”, advierte.
ViiV Healthcare España y Portugal es el resultado de la unión de las divisiones de VIH de GSK y Pfizer (con accionariado de Shionogi) y, además, es la única compañía global 100% especializada en VIH. “No vamos a dejar a nadie atrás”, subraya Christina Gabriel, directora general de Viiv Healthcare España y Portugal.
En el caso de la planta arandina de GSK, lleva trabajando en esta lucha desde principios del 2000, cuando empezó a producir y suministrar el primer medicamento antirretroviral de la compañía. Actualmente fabrica algunos de los fármacos más novedosos frente al VIH, con un enfoque claro en mejorar la vida de los pacientes afectados, más de 39 millones en todo el mundo.
Para ello, la multinacional farmacéutica lleva varios años invirtiendo en la planta arandina una media de 20 millones de euros, una cifra que prevé mantener “durante los próximos años”. Según explica la actual directora del centro, Carolina Sánchez-Céspedes, estas inversiones están dirigidas a la incorporación de nuevas tecnologías de producción, mejoras de sostenibilidad y medioambientales, y “la ampliación de nuestras instalaciones para facilitar la introducción de nuevos medicamentos y satisfacer la demanda del mercado estadounidense”.
A este respecto, no hay que olvidar que además de producir y suministrar el fármaco de la multinacional más innovador para el tratamiento de VIH, GSK Aranda prepara pasos importantes como la puesta en marcha de las líneas de producción de dos nuevos fármacos para el tratamiento de cáncer de ovario y un segundo para el tratamiento de VIH.
Con más de 45 años de historia, GSK Aranda cuenta con un variado portfolio en el que destacan, además, productos de éxito mundial como el Ventolín. En cifras, en 2023 fabricó más de 175 millones de packs, de los cuales 86 millones fueron inhaladores, 60 millones líquidos inhalados y 29 millones packs de comprimidos. El 92% de su producción se exporta a más de cien países en todo el mundo. “Este rendimiento es un reflejo de nuestra capacidad para adaptarnos rápidamente a las normativas del mercado global, incluyendo los mercados altamente regulados, como el estadounidense o el japonés”, afirma la directora, con la mirada puesta especialmente en el área de comprimidos, una línea que seguirá expandiéndose en el futuro.
Mención adicional merece el compromiso con la sostenibilidad, que han reforzado con la instalación de 6.000 placas solares, que generarán más de 5,700 MWh de energía renovable al año, representando un 30% del consumo energético actual de la planta y una reducción de casi 1.500 toneladas de CO2. De cara al futuro, pretenden seguir en este empeño gracias a la implementación de la tecnología de criogenización. “Se espera que este proyecto se ponga en marcha el próximo año 2025, y reduzca las emisiones de la fábrica en un 30%”, avanzan desde la fábrica.
En cuanto al empleo, en los últimos dos años la plantilla ha crecido en más de cien personas y ha generado un impacto positivo en el tejido empresarial de la Ribera, “impulsando el desarrollo y crecimiento de empresas auxiliares de la zona y dinamizando un ecosistema de colaboración y soporte mutuo que fortalece la economía local y fomenta la innovación”. “GSK Aranda se enorgullece de su equipo humano excepcional, compuesto por personas apasionadas, comprometidas y altamente cualificadas. Este equipo es clave en los avances de la planta y en nuestra contribución social a la comunidad”, agradece la directora.
A día de hoy la fábrica cuenta con 650 trabajadores, con un equilibrio de hombres y mujeres que se expande a los puestos de liderazgo.