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La Vid, el pueblo que surgió de una inundación y hoy es un referente turístico

Tiene uno de los monasterios más espectaculares de la Ribera del Duero

Monasterio de La Vid

Monasterio de La VidLoreto Velázquez

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Aranda

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Situado a orillas del río Duero, en la provincia de Burgos, el pequeño pueblo de La Vid tiene una historia única. Fundada en los años 50, nació de la necesidad de realojar a los vecinos de Linares del Arroyo, un pueblo de 530 habitantes de la provincia de Segovia que quedó inundado por la construcción del embalse de Linares.

Con una compensación que "fue pequeña", la mayoría de los vecinos se trasladaron a otros puntos de España como Madrid, Barcelona o Aranda de Duero, pero 56 familias decidieron probar suerte en La Vid, donde el Gobierno puso a la venta 66 casas, ya que seis estaban reservadas para el médico, los industriales y dos pastores. Para incentivar su llegada, el Instituto Nacional de Colonización les ofreció un préstamo y, además, el Estado entregó a cada familia 10 hectáreas de regadío, secano y viñedos. Todos recibieron lo mismo, sin importar lo mucho o poco que tuvieran en Linares.

El cambio fue duro para muchos, pero también forjó la identidad de un pueblo que se ha mantenido unido, despertando siempre el interés del turismo, que ahora tiene en la hostelería su mejor aliado.

Desde el este, un magnífico puente de piedra recibe al visitante, sabiendo que está a punto de descubrir uno de los grandes tesoros patrimoniales de la Ribera del Duero: el Monasterio de Santa María de la Vid.

Fundada en el siglo XII, hoy alberga una comunidad de agustinos. Dispone de una fascinante biblioteca, con más de 150.000 volúmenes, entre los que destacan valiosos manuscritos medievales y un Corán de 1134, además de un museo numismático de referencia, que incluye obras de la escuela castellana, de Velázquez y Murillo, y una colección de Casi 11.000 monedas de civilizaciones antiguas.

Monasterio de La Vid

Monasterio de La VidLoreto Velázquez

La historia del Monasterio se remonta al año 1522, con una obra financiada por el Cardenal Mendoza y su hermano, el Conde de Miranda. Su interior es absolutamente maravilloso, empezando por su capilla mayor, donde se encuentra una imagen gótica de Santa María, esculpida en el siglo XIII, y un retablo renacentista adornado con pinturas napolitanas del siglo XVI, época de las rejas de hierro que dividen el iglesia y que han sido recientemente restauradas. A finales del siglo XVII se añaden los retablos laterales y los púlpitos, y en el siglo XVIII, entre 1723 y 1737, se completa el coro alto y el chapitel, dando como resultado el conjunto arquitectónico actual.

En el coro llama la atención la sillería de nogal de 1665, con 58 sillas que destacan por sus elaborados relieves y motivos heráldicos. También merecen una atención detallada la sacristía, diseñada en 1625 por el maestro Juan de la Verde, y el claustro, con dos niveles de galerías cubiertas con bóvedas de estrella.

El Monasterio se puede visitar de martes a sábado, a las 11:30, 12:30, 16:30 y 17:30 horas (de octubre a marzo). De abril a septiembre el horario cambia a 11:30, 12:30, 17:00 y 18:00. Para visitas de grupos es necesario contactar previamente con la posada en el teléfono 947 530 545. El bibliotecario, el padre Serafín de la Hoz, estará encantado de mostraros los alrededores.

Para visitar la biblioteca y el museo numismático se puede acudir todos los días de la semana, de 10:00 a 11:00 horas. La capacidad mínima es de 2 personas y la máxima de 15. En cualquier caso es necesario registrarse 24 horas antes en el mismo teléfono o por correo electrónico: reservas@hmlvid.es.

Por otro lado, el entorno invita a hacer deporte y es normal ver senderistas y ciclistas. Tiene 1.300 hectáreas de bosque y existen dos recorridos oficiales, el sendero GR-14 que une la localidad con otros pueblos del río Duero y que destaca por el Rollo de la Justicia, declarado Bien de Interés Cultural, y la Virgen del Sendero del Monte, cuyo recorrido circular parte desde el propio monasterio.

Si la historia siempre ha marcado el camino de La Vid, hoy es la hostelería la que mira al futuro, con una capacidad hotelera que casi supera el número de residentes. En su hostelería hay dos grandes: Virrey Palafox, que gestiona la fonda, y la familia Zapatero, con la Casona de la Vid, que también cuenta con spa. El ambiente en los días soleados está garantizado.

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