“Aunque somos solo 41 vecinos, en Valcabado de Roa se vive muy bien”
El alcalde pide ayuda para rehabilitar dos espacios históricos comidos por la maleza
Como maquinista naval, Javier Castán Castro ha vivido una buena parte de su vida en el mar. Hoy, sin embargo, tiene muy claro que del pequeño pueblo de Valcabado de Roa (Burgos) no se mueve. “Yo nací en Bilbao, pero me vine aquí hace diez años, cuando empecé a trabajar en una empresa de Segovia, porque era el pueblo de mis padres, y la verdad es que estoy feliz. Se vive muy bien, muy tranquilo y con un ambiente muy cordial”.
Lo mejor, asegura, son las vistas. “Valcabado es el balcón de la Ribera. Estamos a 900 metros de altitud sobre el nivel del mar y, desde aquí, vemos hasta cinco provincias distintas: la Sierra de Guadarrama (Segovia), Somosierra (Madrid), Soria, Valladolid y Burgos… Es una maravilla que además cambia por completo en cada estación del año”, anima.
Tras ayudar como concejal al anterior legislador, hace dos años dio el paso y, desde entonces, es el alcalde de uno de los pueblos más pequeños de la Ribera del Duero. “Tenemos 41 vecinos censados, pero en verano rozamos los 300”, puntualiza.
Con un presupuesto que no llega a los 30.000 euros anuales, cada céntimo cuenta. “Vamos siempre muy justitos. Intentamos acceder a las subvenciones, pero no es fácil porque siempre hay que pagar un porcentaje”, advierte, convencido de que, con estos números, hay que priorizar mucho las necesidades de los vecinos. “Vamos arreglando poco a poco y manteniendo las cosas para que no se deterioren”.
De vez en cuando, se pueden permitir un capricho. “El año pasado compramos una parcela frente al centro social e hicimos una placita que ha quedado muy agradable, sobre todo en verano, cuando se pone la terraza”.
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Sobre su mesa hay muchos proyectos. “Antiguamente, en la bajada del pueblo hacia la carretera, había un camino con árboles inmensos, una charca y una senda. Se conoce como la zona del Huerto del Cura y nos encantaría arreglarlo porque ahora está que da pena: casi no quedan árboles y la maleza se ha hecho dueña de casi todo”, lamenta, sin olvidar otro reto, el arreglo de la zona de las bodegas subterráneas. “Es una zona especialmente bonita porque está inmersa en un bosque de robles, en la subida del pueblo a mano izquierda, pero hay mucha maleza y ya nadie sube”, añade, con la esperanza de encontrar alguna ayuda en la Diputación de Burgos. “Para nosotros sería muy importante recuperar estos espacios porque son parte de la historia de Valcabado”.
Según explica, aunque hace siete años los vecinos fueron con desbrozadoras, “cada vez somos más mayores y van mermando las voluntades, no por falta de ganas, sino por falta de fuerzas”. “Antes, aquí había tres o cuatro rebaños de ovejas que, al pasar por ahí, entre lo que comían y pisaban lo limpiaban todo, pero, por desgracia, ya no quedan”.
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Sin bar, el epicentro del pueblo se sitúa en el centro social, que abre por las tardes y los fines de semana. “Con tan pocos vecinos no hay posibilidad de dar supervivencia a ningún local comercial, pero este centro nos hace el apaño”.
Para comprar, los vecinos van a Roa o aprovechan los jueves para ir al mercadillo de Peñafiel. En verano, como hay más población, disponen de venta ambulante. También cuentan con servicio médico. “Viene un día a la semana el médico y otro la enfermera”, señala convencido de que con un poco de ayuda los pueblos “sí tienen futuro”. “Todavía hay mucha gente que valora la calidad de vida de los pueblos”.