El Correo de Burgos

Jesús se protege del viento burgalés junto a sus fieles

La borrasca Nelson obliga a suspender la procesión del Vía Crucis Penitencial, que vuelve a celebrarse en el interior de la iglesia de San Lesmes con el fin de recordar que «su sacrificio no será en vano»

Celebración del Vía Crucis Penitencial en el interior de la iglesia de San Lesmes.

Celebración del Vía Crucis Penitencial en el interior de la iglesia de San Lesmes.SANTI OTERO

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Esta vez no fue por la lluvia, como aquellos dos años seguidos antes de la pandemia. Esta vez fue el viento, concretamente por la borrasca Nelson, cuyas fuertes rachas ponían en riesgo la estabilidad de las tallas de la Crucifixión del Señor y del Cristo Negro. Y también la seguridad de los asistentes, obviamente. Aún con todo, el Vía Crucis Penitencial se celebró, bajo techo pero con la misma pasión, en la iglesia de San Lesmes.

Las caras de los allí presentes lo decían todo. La devoción permanece intacta, pero apena no poder realizar el tradicional desfile circular desde la plaza de San Juan por las calles de San Lesmes, Vitoria, plaza de Mío Cid, Santander y San Juan hasta regresar al punto de partida. La solemnidad y el recogimiento nunca se pierden, ni en la calle ni dentro del templo, pero la espectacularidad del recorrido y la posibilidad de inmortalizarlo con los teléfonos móviles se pierde.

Talla de la Crucifixión del Señor en el Vía Crucis Penitencial.

Talla de la Crucifixión del Señor en el Vía Crucis Penitencial.SANTI OTERO

Como era de esperar, el Vía Crucis Penitencial congregó a un gran número de fieles de puertas hacia dentro. Jesús, de nuevo, pudo sentirse arropado. De ello se encarga cada año, independientemente del tiempo que haga, la Cofradía de Jesús Crucificado y del Santísimo Sacramento. Sin olvidar, cómo no, a las cofradías y hermandades penitenciales de Burgos y de la Santa Vera Cruz de Osorno (Palencia) y las agrupaciones musicales de San Fernando Rey y de Jesús Crucificado y del Santísimo Sacramento que desenfundaron sus instrumentos dentro y fuera del templo. La esencia de esta procesión imprescindible del Miércoles Santo se encuentra en todos y cada uno de sus participantes sin excepción.

Había pantallas preparadas en los laterales de la iglesia. Ante la adversidad que supone celebrar la procesión sin su callejero recorrido, lo importante es que todo el mundo pueda ver y escuchar sin problema el mensaje que se intenta trasladar a los devotos. El calvario de Jesucristo, doloroso y en apariencia humillante, sirvió para trazar un nuevo camino. Un camino de «esperanza» gracias al «amor incondicional» de quien dio la vida demostrando un innato «espíritu de sacrificio, penitencia y entrega».

Las 14 estaciones se sucedieron, relatando el largo calvario de Jesús desde su sentencia de muerte hasta su sepultura, después de que el Cristo Negro procesionase dentro de San Lesmes. Varios de los fieles compartieron, prácticamente de principio a fin, la penitencia anónima de los cofrades mirándoles de tú a tú. Es decir, sintiendo el peso de la cruz que debe dar paso a una más que necesaria introspección espiritual.

Los cofrades no pudieron desfilar por la calle, pero sí dentro del templo.

Los cofrades no pudieron desfilar por la calle, pero sí dentro del templo.SANTI OTERO

«No juzguéis y no seréis juzgados», dijo Jesús a sus discípulos y su máxima prevalece hasta nuestros días. No obstante, el Vía Crucis Penitencial sirvió para indagar en la «hipocresía» de quien llora la muerte de Cristo y después actúa como quienes le condenaron y ejecutaron. Por eso, nunca está de más recordar -y así se hizo- que el hijo de Dios siempre supo, desde «su corazón desbordando amor por la humanidad», que «su sacrificio no será en vano».

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