Las tallas de Berruguete descienden de su retablo
El Museo de Escultura exhibe las piezas del retablo de la iglesia de Santiago tras su restauración
A la altura de los ojos, a escala humana y de forma exenta, el Museo Nacional de Escultura permite disfrutar desde una nueva perspectiva y fuera de su contexto habitual de una decena de esculturas y relieves procedentes del retablo que el banquero Diego de la Haya encargó al artista Alonso Berruguete (1490-1561) para ornamentar la capilla funeraria de su familia en la iglesia parroquial de Santiago.
El Rincón Rojo, que crece en espacio, reúne hasta el 19 de abril todas estas piezas procedentes de la iglesia de Santiago –excepto el conjunto central de la Epifanía– tras ser sometidas a un minucioso proceso de restauración fruto de la colaboración del propio museo y el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales ubicado en Simancas. «Es una exposición pequeña pero muy mimada», destacó ayer la directora del Museo, María Bolaños.
«Nos hubiera gustado mostrar el retablo completo pero la ausencia de algunos de sus relieves se debe a su presencia en una exposición dedicada al artista en Washington y que en breve viajará a Dallas», dijo refiriéndose al conjunto de la Epifanía
Una exposición que, según celebró el subdirector del MNE y responsable de la exposición, Manuel Arias, permite «contemplar a escasos centímetros» una «pequeña joya» de la producción de un «artista esencial».El retablo sorprende por la forma en que fue concebido. «Berruguete rompió el piso central, su arquitectura, para dotarle de una atmósfera teatral, de un escenario dramático en torno a la imagen central, una Epifanía fastuosa llena de tumulto y movimiento».
Gracias a esta muestra, el visitante podrá contemplar de forma exenta y fuera de su emplazamiento habitual el conjunto del Calvario, esculturas de la Virgen con el Niño, la Anunciación y la Natividad, los medallones de San Pedro y San Pablo y los retratos del banquero Diego de la Haya y de su esposa Catalina Barquete, los mecenas de este proyecto, y que suponen «una rareza» en la obra de Berruguete ya que en su producción es «difícil encontrar imágenes profanas», destacó Manuel Arias.
Tal vez fue por este hecho por lo que su autoría no se confirmó hasta el año 1913, cuando Juan Agapito Revilla documentó esta obra con el contrato que el banquero Diego de la Haya le encargó.
Fue en 1537 cuando Alonso Berruguete contrató este retablo para ornamentar la capilla funeraria de Diego de la Haya y la de su familia. El destino cruzó en su camino a las dos hijas del escultor con dos nietos del banquero que acabaron contrayendo matrimonio.
«Un hecho que da idea de la evolución de la consideración del artista que entroncó con la familia de un hombre adinerado», explicó Arias.
Este espacio se completa con una instalación realizada en la sala 4 dedicada al artista en la que se proyecta el documental ‘Alonso Berruguete. Primer escultor del Renacimiento español’. Narrado por C.D. Dickerson, conservador de la National Gallery of Arte de Washington, el audiovisual muestra insólitos puntos de vista, grabados con la ayuda de un dron, de obras del maestro en Toledo, Salamanca o Valladolid. «En breve también podremos disfrutar de una maqueta del retablo», anunció Bolaños.