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Educación salva las 45 escuelas rurales

Los datos que maneja la Consejería no prevén el cierre de ninguna de las aulas que presta servicio a tres o cuatro alumnos, una flexibilización que busca afianzar población en las pequeñas localidades  

Alumnas del CRA Campos Góticos de Valladolid durante una actividad. E.M.

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RAQUEL CHAMORRO | VALLADOLID
Burgos

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Una previsión positiva y, a priori, ningún aula rural en riesgo. La Consejería de Educación no contempla echar la llave de cierre a ninguna de las 45 escuelas, que funcionaron en 2019-2020, el próximo curso.

A pesar del retraso en los trámites administrativos de matriculación por la crisis sanitaria del coronavirus (COVID-19), los datos que maneja actualmente en el departamento de Rocío Lucas se traducen en un desenlace esperanzador.

Desde la Consejería advierten que esto es solo un análisis superficial y que todo puede cambiar en el último momento, –ya que, incidieron, «los datos son muy provisionales»–. El periodo de matriculación ni siquiera ha comenzado, –una paralización en la que se ha visto envuelta toda la comunidad educativa–, y, a mayores, hay que tener en cuenta una baza en la que siempre se confía: «las matrículas de última hora».

Algunas familias realizan incluso en el mismo mes de septiembre la inscripción de sus hijos, ese movimiento entra dentro de un ‘tiempo de descuento’  vital en algunas escuelas que, en ciertas ocasiones, determina hacia dónde caerá la balanza: hacia el cierre o la continuidad.

Asimismo, algunas aulas han llegado a recibir inscripciones a lo largo del curso, con él empezado, o han registrado la salida de alguno de sus usuarios, lo que volatiliza aún más la estadística.

Se entiende como aulas rurales aquellas que se mantienen con tres o cuatro niños o en las que, previsiblemente, exista una perspectiva de futuras incorporaciones que permitan su continuidad, muchas en localidades de centros rurales agrupados (CRA). Todas ellas se encuentran situadas en zonas donde la escolarización es escasa por la ausencia de infantes por lo que esta herramienta impulsa el fijar población en los pueblos de Castilla y León, –una región con un importante reto demográfico y ‘fuga de talentos’–.

Esta flexibilización en los criterios vino de la mano del antiguo consejero de Educación, Fernando Rey, y sigue en vigor bajo el mandato de su sucesora Rocío Lucas, que se incorporó al cargo el pasado 2019. Con la bajada del ratio, los centros rurales cuentan con una posibilidad inédita en los urbanos: la educación individualizada y sin prisa.

Si otros años los datos eran inciertos hasta septiembre, en este 2020 todavía más. La crisis sanitaria ha puesto todo boca arriba y, aunque, a priori, las 45 aulas funcionantes durante el curso 2019-2020 seguirán prestando servicio, tanto sindicatos, en su vertiente de educación, como la Confederación de Madres y Padres de Alumnos de Centros Rurales de Castilla y León (CONFARCALE) viven con un temor constante por el posible cierre, ya que «siempre están en riesgo».

Sin ir más lejos, en 2019, la red educativa rural tuvo que dar cerrojazo a 21 aulas de forma provisional, al no alcanzar los requisitos mínimos al quedarse con cero, uno, dos o tres niños y sin la perspectiva de futuras incorporaciones. La más golpeada entonces fue Salamanca con siete aulas en previsión de cierre.

El presidente de CONFARCALE apuntó que «hay que seguir haciendo esfuerzos para el mantenimiento de la educación en el medio rural y seguir oyendo la voz de los padres y madres. Si se cierra el centro, se cierra el pueblo».

Los centros que acogieron a tres niños el curso pasado se disgregan en Ávila, con uno; dos en León; tres en Palencia; dos en Salamanca; sendos en Segovia; y otro en Zamora, lo que se traduce en once. Los otros 34 abrirán sus puertas para cuatro niños, si todo continúa igual y no hay variaciones en la matriculación, uno en Ávila; 16 en León; dos en Palencia; tres en Salamanca; cinco en Segovia; uno en Valladolid; y seis en Zamora.

Desde el sector de Enseñanza de la Federación de Empleados y Empleadas de Servicios Públicos de la UGT (FeSP-UGT) afirman que no manejan ningún dato, pero añaden que «es algo normal». «No recibimos ningún tipo de información por parte de la Consejería de Educación, esto es algo histórico, no tiene que ver con la pandemia», explica Beatriz García, secretaria de Enseñanza de FeSP UGT.

A la agrupación sindical una de las cuestiones que más les preocupa de las aulas rurales y sus usuarios es la brecha digital. Con la pandemia del coronavirus muchas de las clases se han desarrollado de forma virtual (on line), algo impensable en algunos rincones castellanos y leoneses. 

Beatriz García asegura que «muchos pueblos no cuentan con banda ancha». «Tienes que ir a un punto concreto si quieres tener cobertura y, a veces, solo llegan algunas compañías», manifiesta la representante sindical.

PROTOCOLOS

Si bien es cierto que el contar con tres o cuatro alumnos hace más llevaderos los distintos protocolos sanitarios y de seguridad, la incertidumbre de «qué y cómo» se va a aplicar no ayuda a enfocar el inicio de curso. «Solo dicen que barajan varios escenarios, que tienen preparados varios protocolos en función del escenario y ya. En qué consisten esos protocolos, no lo dicen, no detallan nada, no dan números», explica Beatriz García.

«En los centros urbanos comenzaron diciendo que el ratio de alumnos iba a ser de 15, la consejera afirmó que en Castilla y León iba a ser igual, pero hace dos semanas volvió a salir y el ratio se elevó a 20-25 alumnos, que es casi lo que se aplica en un curso ‘normal’», explica Beatriz García.

Esta relajación, aunque no afecta directamente a las aulas rurales por su escasa afluencia, también preocupa a UGT. «Primero comenzaron con los dos metros de distancia, luego uno y medio entre alumnos, como continúen así van a terminar sentándose unos encima de otros», ironiza la secretaria de Enseñanza.

«No son lo mismo los centros rurales que los centros urbanos porque las casuísticas son diferentes», continúa Beatriz García. 

Asimismo, otra de las cuestiones a dilucidar es el tema de los comedores y los transportes escolares. La secretaria de Enseñanza de UGT evidencia que «los ratios son diferentes, en las aulas rurales hay muchos niños que tienen que trasladarse con autobús, transporte escolar, otra serie de condicionantes que no tienen los centros de la ciudades».

Los comedores también son una herramienta que ayuda al mantenimiento de este tipo de aulas. En algunos pueblos, son los propios restaurantes los que ofrecen sus servicios a las familias para favorecer la conciliación y la escolarización en estos rincones de Castilla y León.

Hasta septiembre todo es provisional y habrá que esperar a los datos tangibles para conocer el futuro de las aulas y centros rurales y, en especial, el de sus alumnos.

LOCALIDADES DE LAS 45 AULAS DE 2019-2020

Ávila. Horcajada (Aldeanueva de Santa Cruz), San Pedro del Arroyo (Muñomer del Peco), Navalosa (Serranillos).

León. Quilós (Canedo), Valdevimbre (Palacios de Fontecha); Soto de la Vega (Requejo de la Vega); Torre del Bierzo (Granja de San Vicente, Santa Marina de Torre y San Andrés de las Puentes); Trobajo del Cerecedo (Vega de Infanzones); Destriana (Destriana y Miñambres de Valduerna); Urdiales del Páramo (Milla del Páramo); Lorenzana (Campo y Santibañez); Toral de Merayo (Santo Tomás de las Ollas); Matachana (Calamocos, Congosto); Pobladura de Pelayo García; Villaquilambre (Villasinta de Torío); Quintanilla de Losada; ‘Riaño (Boca de Huérgano); Santa Marina del Rey (Villamor de Órbigo).

Palencia. Becerril de Campos (Villaumbrales y Cascón de la Nava), Santervás de la Vega y Becerril de Campos (Cascón de la Nava).

Salamanca. Aldeatejada (San Pedro de Rozados); Sequeros (Sequeros, Garcibuey, San Martín del Castañar); Villavieja de Yeltes (Yecla de Yeltes); Garcihernández; Calzada de Valdunciel (Castellanos de Villiquera); Cubo de Don Sancho (Reportillo y San Muñoz).

Segovia. Santa María la Real de Nieva (Codorniz y Nieva); Turégano (San Pedro de Gaíllos); Valverde del Majano (Valseca); Riaza (Cerezo de Abajo). 

Valladolid. Medina de Rioseco (Peñaflor de Hornija); Quintanilla de Onésimo (Sardón de Duero); Villabrágima (Tordehumos).

Zamora. Villarrín de Campos (Villalba de la Lampreana); Muga de Sayago (Torregamones); Guarrate (Maderal); Mahide; Cubo de Tierra del Vino (Peleas de Arriba); Nuez (San Juan de Rebollar); Villanueva del Campo (Castroverde de Campos)