La televisión pública alemana elige Castilla y León para resaltar el medio rural y el oficio de pastor
La oferta informativa de la cadena cuenta con 157 millones de personas y se transmite en 30 idiomas distintos
La paulatina desaparición del oficio de pastor en Castilla y León ha despertado el interés de la televisión pública alemana Deutsche Welle (DW), que graba durante estos días en la Comunidad un amplio reportaje sobre los últimos pastores que salen al campo con sus rebaños y en el que también se recoge la riqueza natural del medio rural.
DW, con medio siglo de vida, es una cadena pública alemana que trabaja para todo el mundo con una oferta multimedia e informativa de calidad en 30 idiomas. Su buque insignia es el programa de televisión en inglés ‘DW News’ que puede verse en casi todo el mundo desde el año 2015. Además, la cadena incluye radio e Internet, lo que convierte a este medio alemán en uno de los de mayor prestigio internacional con más de 157 millones de espectadores en todo el mundo a través de su nueva propuesta ‘DW Made for minds’, según informa Ical.
La programación televisiva se emite en alemán, inglés, español y árabe y en toda la corporación trabajan más de 3.000 personas entre sus centrales de Berlín y Bonn y la red de corresponsales autónomos presentes en 60 países.
“Ramiro, pastor de por vida” es el título del cortometraje que, dirigido por el editor gráfico de la agencia Ical, Eduardo Margareto, ha participado en la última edición de la Seminci. Su proyección en concurso dentro del prestigioso Festival ha sido el detonante de que la cadena de televisión alemana haya encargado la realización de un reportaje que relate la vida y el oficio de pastor en la Comunidad. “La desaparición del oficio de los pastores es un hecho triste”, afirma Gabor Mark Ladiszlai, reportero de DW en España y Portugal. “Cuando escuchamos hablar de los pastores, uno se imagina un paisaje bucólico, un mundo armónico, casi como en las pinturas, pero la realidad es bien diferente”, relata el reportero de origen húngaro, quien ya se ha trasladado a varias zonas de la provincia de Zamora donde se rodó el cortometraje.
Ladiszlai subraya que siempre busca “temas auténticos con historias personales y aspectos diferentes”. Añade que la historia de Ramiro, el protagonista del documental, que conoció en la 67 edición de la Seminci “me llamó la atención”. “El estreno del cortometraje fue un éxito total. En ese momento sabía ya que el oficio de los pastores tenía que contarlo con mi cámara”, destaca el reportero.
“A diferencia de Ramiro, ahora los pastores pasan más horas laborales frente al ordenador portátil que en el propio campo. Tienen muchas tareas burocráticas”, advierte Gabor Mark Ladiszlai. “Con este reportaje quiero también homenajear a los pastores, poner en valor la belleza de esta profesión y explicar por qué cada vez hay menos jóvenes en este sector”, matiza. “Sin duda, la palabra clave en este oficio es continuidad”, concluye.
“Castilla y León es más grande que Hungría, mi país natal, pero sólo tiene una cuarta parte de su población”, continúa Ladiszlai. “Es una situación complicada, especialmente en los pueblos que están más alejados de las grandes ciudades”, indica. Coincide con muchos ciudadanos de la Comunidad en que el principal problema de este territorio es la despoblación. Aun así, el reportero aporta un halo de optimismo: “No es una lucha perdida, lo que se debe hacer es aprovechar lo que tenemos y trabajar juntos por un futuro común. Por ejemplo, yo soy extranjero y he elegido Castilla y León para vivir. Hoy en día, cada vez más personas pueden teletrabajar y esto supone una oportunidad para esta Comunidad también”, enfatiza, no sin reiterar que Castilla y León “es un lugar maravilloso, con gente muy amable y con una naturaleza extraordinaria”.
Durante los días de grabación, ya ha podido hablar largo y tendido con pastores, como Javier, en Mogatar de Sayago (Zamora) o con familiares y vecinos de Ramiro en Fontanillas de Castro (Zamora), el protagonista del cortometraje y quien falleció el pasado mes de julio a los 92 años de edad, justo poco después de finalizar el trabajo de postproducción del documental estrenado en la última edición de la Seminci.