La danza irrumpe en escena y guiña un ojo al Auditorio
Joel Carreño y Yolanda Correa ponen en pie al público en la apertura del Certamen de Coreografía
A.S.R./ Burgos
Después de nueve años ya nadie duda de que la danza es un lenguaje universal. Por lo menos en Burgos. Aquí no sólo lo hablan bailarines y coreógrafos, también políticos, gestores, financieros, programadores, productores... Todos se entienden y todos responden cuando la que convoca es esta gran señora. Protagonista absoluta del Certamen Internacional de Coreografía Burgos-Nueva York. El pistoletazo de salida de su novena edición hizo tambalear ayer al Teatro Principal. Más allá de los aplausos, los bravos, y más bravos, y bravos mucho, dirigidos a Joel Carreño y Yolanda Correa, bailarines del Ballet de Víctor Ullate, que interpretaron Diana y Acteón para cerrar la apertura. Una gala que se había abierto con un colorido y peculiar baile, el realizado por unas tijeras de color fucsia bajo la dirección de la compañía burgalesa Fantasía en Negro.
No fueron estas tijeras las que cortaron la respiración al teatro de la plaza Mío Cid. Fue el alcalde, Juan Carlos Aparicio, que cerró la ronda de intervenciones, cuando puso ojitos al Auditorio. Expresó su esperanza de que esta cita pueda estrenar un nuevo escenario para celebrar su décimo cumpleaños. Algo que se producirá el próximo verano. Para entonces espera el regidor que este nuevo equipamiento esté listo y se convierta en sede del Certamen de Coreografía. Inclusive en la modalidad de Danza Vertical. Parece ser que el director artístico, Alberto Estébanez, ya ha suspirado en su oreja por las fachadas vertiginosas diseñadas por Navarro Baldeweg.
Se refirió también Aparicio al sueño de una ciudad. A la aspiración de convertirse en Capital Europea de la Cultura en el año 2016 y a su convencimiento del terreno ganado con la puesta en marcha de iniciativas con la calidad de este encuentro. En ello también puso el acento el año pasado.
El que cambió su discurso e incluso lo suavizó respecto a la edición anterior fue Alberto Estébanez. Abogó por quitarse corazas y dejarse emocionar y empapar por la belleza de la danza, una danza que debe escapar de modas y modismos, y que está por encima de todos los nombres. En esta última idea se regodeó el director del Certamen de Coreografía hasta para dar por inaugurada la cita: «Burgos sigue en pie de danza y ahora sin nombre y apellidos declaro abierta la competición».
Una disputa que ya empezó anoche en todas sus modalidades. Las seis primeras compañías que suspiran por la estrella del concurso, Danza Moderna y Contemporánea, subieron a las tablas del Teatro Principal. Hoy lo harán las otras seis.
Se abrió igualmente la veda en la llamativa y cada vez más admirada Danza Vertical, donde compiten dos coreografías, y el Hip Hop en Virgen del Manzano. Dos categorías que esta noche volverán a convertir la calle en escenario.
Atenta a todo lo que suceda en el exterior y en el interior estará la presidenta del jurado, Kazuko Hirabayashi, que también tomó la palabra en la gala. Ella sí se refirió a la crisis económica que azota el mundo pero pidió protección para que no altere el legado de excelencia en las artes. En esa misma dirección, pidió a los coreógrafos que apuesten por sus voces propias, originales, y no las pierdan siguiendo modas.
Como ya hiciera en la rueda de prensa de presentación del certamen tuvo un emotivo recuerdo para la coreógrafa Denise Jefferson, recientemente fallecida y miembro del jurado en años anteriores, que provocó un espontáneo aplauso.