El Correo de Burgos

El pintor más imaginativo, 'okupa' en la Catedral

La capilla de La Natividad expone nueve pinturas de El Greco hasta el 10 de abril. Recogen las tres etapas más representativas de la obra religiosa del cretense, considerado el clásico «más rompedor» hasta Picasso

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

Un ilustre visitante llegó ayer al principal templo de la capital y sin pasar por taquilla. Doménikos Theotokópoulos ocupa la capilla de La Natividad a través de las nueve pinturas que componen El Greco en la Catedral. Se queda hasta el 10 de abril con la misión de abrir bocas y ojos, de asombrar y dar que hablar como ya lo hizo a finales del siglo XVI cuando desembarcó en Toledo desterrado de El Escorial por el rey Felipe II, espantado por su pincelada. El misticismo de la capital manchega le abrió sus brazos y ahora busca esa misma admiración entre el público burgalés.

La muestra busca retratar la faceta religiosa del pintor cretense a través de los tres grandes temas que trató: la Pasión de Cristo, la santidad y la Virgen. Aclara el vicecomisario, René Jesús Payo, que las nueve piezas seleccionadas salieron con seguridad de la mano de El Greco. «En su producción hay mucho taller, es decir obras que pintó con su hijo Jorge Manuel y con Luis Tristán, su discípulo más importante», explica el también profesor de Historia del Arte de la Universidad de Burgos, quien añade que han tratado de representar las diferentes épocas del creador, desde su llegada a Toledo, a finales de la década de 1570, con la Verónica, procedente del Museo de Santa Cruz de Toledo, hasta su última etapa, traducida en la Crucifixión, prestado por la Colección Santander, o la Alegoría de la Orden Camaldulense, del Instituto de Valencia de Don Juan (Madrid).

«Las primeras son más sencillas, más clásicas, y poco a poco se van haciendo más sueltas, más imaginativas», comenta Payo, quien llama la atención sobre el San Sebastián traído de la Catedral de Palencia: «Es una de las grandes obras de El Greco, muy influida por Tintoretto, por la pintura veneciana del siglo XVI, donde el pintor estuvo antes de venir a España».

¿Qué cuatro pinceladas definen la de El Greco? El vicecomisario es muy claro y coloca al creador manierista en su sitio, un lugar privilegiado: «Es veneciana, preimpresionista... Es el pintor más imaginativo y rompedor hasta Picasso. Por eso en el siglo XVI tenía grandes defensores y grandes detractores. Generó mucha polémica».

Y es que, continúa Payo, la pintura del cretense es pura actuación directa sobre el lienzo. No hay dibujo previo. Apuesta por la mancha de color, por la pincelada dinámica, ágil... Y por eso no triunfará en Roma, y por eso será desterrado por Felipe II, y por eso será acogido por los místicos de Toledo, y por eso los románticos lo recuperarán del olvido en el siglo XIX y verán en él un precedente lejano del impresionismo, y por eso en el XX se convertirá en un referente de la pintura internacional.

Los primeros en apasionarse y felicitarse por la visita del Griego de Toledo fueron las autoridades y representantes de la sociedad que ayer abarrotaron la capilla de La Natividad en la inauguración de El Greco en la Catedral, con la que Diario de Burgos celebra sus 120 años. Nadie faltó. El presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera; el alcalde, Juan Carlos Aparicio; la subdelegada del Gobierno, Berta Tricio; el presidente de la Diputación, Vicente Orden Vigara; y la consejera de Cultura, María José Salgueiro, entre otros, ocuparon la primera fila. Al lado, el secretario regional del Partido Socialista, Óscar López, con diputados de todos los colores, concejales, representantes de las cajas de ahorro locales, pintores, historiadores...

Todos escucharon las palabras del arzobispo, Francisco Gil Hellín; del editor del periódico anfitrión, Antonio Méndez Pozo; del secretario de la Fundación Telefónica, patrocinadora del evento, el burgalés Luis Abril; del presidente del Cabildo, Juan Álvarez Quevedo; y del comisario de la muestra, Juan Carlos Elorza, quien lamentó que «las necesidades, la ignorancia y la falta de aprecio» malbarataran los cuadros de El Greco que antaño custodiaba Castilla y León y que ahora se exhiben en los grandes museos de Norteamérica. Burgos era pobre. Y lo seguirá siendo, pero ahora podrá descubrir la pincelada de aquel pintor culto, platónico, que creía que la belleza trasciende la realidad y que la pintura no debe copiarla sino inventar una nueva a partir de ella.

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