El nuevo Consejo de la Cultura tiene su propio presupuesto y tomará decisiones
La Fundación Burgos 2016 ampara este órgano que continuará más allá de junio
A.S.R. / Burgos
Los principios de participación, democratización, transparencia y participación entre los distintos sectores culturales de la ciudad inspiran la creación del nuevo Consejo de la Cultura, constituido ayer en el Palacio de la Isla, bajo el amparo de la Fundación Burgos 2016.
Esta nueva herramienta, heredera con muchos matices del antiguo Consejo Sectorial de la Cultura que en doce años se reunió solo dos veces, nace como un órgano autónomo, con presupuesto propio -inicialmente será de 20.000 euros- y tendrá un papel activo en la toma de decisiones de la actividad cultural de la ciudad. Así lo explicaba ayer su vicepresidente, Diego Fernández Malvido.
Sus principales funciones se definen en el reglamento al que se adhirieron ayer sus integrantes y que son: asesorar al Gobierno Municipal, participar en el diseño, evaluación y seguimiento de actuaciones y programas culturales, ejecutar determinadas funciones para apoyar la creación artística y coordinar las actividades de las diferentes programaciones. A estas se pueden sumar las que disponga el Ayuntamiento, especialmente las que tengan que ver con la Agenda 21 de la Cultura. Aunque, también aclaró Fernández Malvido, en ningún caso chocará con el trabajo del IMC.
El Consejo se articula en la Presidencia, Vicepresidencia, el Pleno (ver recuadro) y un Comité Ejecutivo, compuesto por los gestores culturales de la ciudad que deberá reunirse cada dos meses como mínimo y gestionar el presupuesto.
El también vicepresidente de Burgos 2016 recalca que este Consejo de la Cultura es un órgano elástico y que sus representantes pueden variar en función de sus necesidades.
Dejó claro igualmente que su vida se alargará más allá de junio incluso si Burgos no es elegida Capital Europea de la Cultura en 2016, opción que el aún concejal de Cultura ni siquiera contempla.
Los 29 miembros iniciales
>El presidente y el vicepresidente del nuevo Consejo de la Cultura son los mismos que los de la Fundación Burgos 2016. Luego se suman representantes de cada grupo político y de las obras sociales de Caja de Burgos y Cajacírculo. Le siguen «hasta quince representantes de entidades culturales de reconocido prestigio». Se han elegido once: IMC, MEH, Universidad de Burgos, Cabildo de la Catedral, Instituto de la Lengua, Fundación Atapuerca, La Parrala, Comité de Folclore, Institución Fernán González, Diputación y Cámara de Comercio. Se suman «cuatro personas de reconocida valía» como son la pintora María José Castaño, el músico Diego Galaz, el director del Instituto de la Lengua, Gonzalo Santonja, y el director del Ballet Contemporáneo de Burgos, Alberto Estébanez. Y, con voz pero sin voto, se añaden Bambalúa Teatro como industria cultural, igual que Producciones Salas, el Grupo Promecal, la editorial Siloé, el director del CAB, Emilio Navarro, y el del Orfeón, Juan Gabriel Martínez, y un representante de los cocineros (Isabel Álvarez).