Trapos con alma

L. B. / Burgos

«Los títeres tienen una particularidad y es que están presentes en todas las culturas, en todas las civilizaciones. Puede que se deba al descubrimiento de que determinadas cosas se cuentan mejor a través de un muñeco». Bien lo sabe Manuel Román, el mismo que pronuncia estas palabras y padre de miles de criaturas a lo largo de los últimos 30 años. Criaturas, claro, de papel, cartón, gomaespuna y otros materiales pero con capacidad para «conmover». Porque he ahí la clave.

Algunos de estos hijos deseadísimos de la factoría Muñecos Animados se instalan desde ayer en la sala de exposiciones del Teatro Principal y brindan pinceladas de un trabajo extenso que ha servido para dar color al teatro, la televisión y el cine, adaptándose en todo momento al terreno. «Técnicamente hay que tener en cuenta sobre todo que cuando te diriges al público sobre un escenario este está repartido, pero cuando te diriges a la cámara hay que cuidar mucho la mirada, hay que trabajarla para que parezca que está mirando al espectador. De hecho, en esta muestra se puede percibir esa característica», indica.  Lucho, Lupita y algún otro lunni no pierden detalle de las explicaciones de su creador como si con sus ojos le estuvieran dando la razón.

No están solos, los acompañan otros seres variopintos más o menos reconocibles aunque todos igual de entrañables. Hasta Mortadelo y Filemón se han animado a dejarse caer por Burgos con la excusa del EnClave de Calle -porque esta cita se enmarca en su programación- y se han hecho fuertes en un rinconcito de la sala, con aderezo cañí incluido.

Y como tres décadas dan para mucho, incluso para recrear a la princesa del pueblo televisivo con fidelidad sorprendente, prueben a buscarla, la pregunta es obligada. ¿En que han evolucionado las marionetas? «En lo esencial en nada, pero no solo en los últimos treinta años, tampoco en los últimos dos siglos. La gracia sigue estando dotar de alma a un trozo de trapo, en crear una figura y ponerla entre tú y tu receptor para contar una historia», responde para añadir que los materiales sí cambiado y han aparecido nuevas formas de trabajarlos. «Pero aquí, porque en África siguen construyéndose con calabazas», precisa al momento Román.

La exposición se completa con una serie de vídeos en los que se revelan los procesos de elaboración de los muñecos y se muestran sesiones de grabación en plató. «Con ellos queremos destripar un poco la magia que nos llega desde la pantalla».